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El llanto de un pequeño niño de cabellos castaños llamó la atención de las personas a las afueras de la estación de tren aquella mañana fría. Su madre, agotada por su situación, intentó calmarlo meciéndolo suavemente entre sus brazos, pero su intento fue en vano. El pequeño niño no iba a detener su llanto prontamente.

La mujer, delgada hasta los huesos, miró a su alrededor, tal vez aquella acción fue una mala idea venir hasta aquí, pensó. —Amor, ya no llores por favor. —Suplicó, sintió que lloraría junto a él en cualquier momento. Lo abrazó acurrucándolo entre sus brazos y el niño aprovechó a esconder su rostro en la curva del cuello de su madre, sollozando aún.

Los transeúntes miraron por sobre su hombro la singular situación, hacía demasiado frío, el invierno aun no terminaba y esa mujer no tenía puesto un abrigo, el niño entre sus brazos tampoco traía uno.

—Te conseguiré una comida muy rica ¿de acuerdo, TaeTae? —Consoló su madre. —Te prometo que comeremos una rica comida, pero debes dejar de llorar, mi niño hermoso. —Susurró pasando sus dedos por los cabellos castaños de su hijo.

Una mujer de cabello corto y negro como el café se acercó a la joven madre y al niño, preocupada le preguntó que sucedía. —Tiene hambre y no puedo pagar para comprar un pan siquiera—. Respondió la joven madre avergonzada de su situación, a punto de llorar ante su desesperación.

La señora de buen vestir se apiadó del pequeño ángel de hermosos ojos miel. La buena señora de corazón compasivo, sacó de su cartera unos billetes y se lo entregó a la joven con premura.

—Yo no podría aceptar esto... —La madre joven intentó rechazar el dinero, sin embargo. Sintiéndose humillada de recibir dinero de una persona ajena de esa manera; pero la mujer insistió al ver como el pequeño se estremeció entre los brazos de su madre. Parecía tan pequeño debido a su contextura, escucharlo llorar le había roto el corazón. —Tómalo, lo necesitan. —Dijo.

La joven sintió sus mejillas arder. —Muchas gracias. De verdad se lo agradezco mucho, le daré una buena comida a mi pequeño TaeTae—. Prometió con una reverencia, sin soltar a su hijo aún acurrucado contra su pecho.

La señora sonrió con tristeza en su mirada. —No es nada, tranquila. —Miró al niño y comentó. —Es pequeño, creo que es más pequeño que mi JungKookie. Por favor cuídalo bien, tu hijo es realmente hermoso. —Con una sonrisa se despidió de la madre y de su hijo.

La vio irse cuando las campanas de la estación del tren sonaron, avisando de su próxima salida. JiHye, la madre del pequeño TaeTae, buscó con la mirada el rostro de su hijo, intentando llamar su atención, el niño había estado en silencio esos breves minutos y ella quería comprobar si se había quedado dormido después de tanto llorar.

—Vamos a un restaurante muy rico ¿si, cariño? —Animó al encontrarlo despierto, el niño asintió apenas con los ojos llorosos y se acomodó entre sus brazos.

JiHye comenzó a andar con su hijo aferrado a ella, debía buscar un buen lugar para que su hijo pueda comer, dio algunos pasos hasta toparse con un hombre alto y de buen vestir.

—Discúlpeme, no vi por donde iba. —Se disculpó creyéndose en problemas, la mirada dura de aquel hombre la puso ansiosa, pero el hombre sonrió al verla.

—Sé que fue un accidente, no te preocupes. —La calmó, sus ojos negros se desviaron a la llamativa cabellera castaña del niño. Observó al pequeño brevemente antes de decir. —Creo que te vi conversando con mi esposa momentos antes.

La joven abrió los ojos en sorpresa. —¡Oh! La señora de sonrisa bonita. —Exclamó volviendo a hacer una venia, ahora ante el hombre. —Fue muy amable conmigo, me dio algunos billetes para comprar comida para mi bebé.

No name ❀ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora