Parte 1 - Fin del viaje

28 3 3
                                    

El cielo se ve ligeramente despejado, el sol se estaba poniendo, pintando las nubes de colores anaranjados aquellas más cercanas a la dirección por la que el sol se mete, mientras las que están más alejadas tienen tonalidades moradas, la llamada "Golden Hour".

Mi atención dejó de centrarse en el atardecer cuando vi un punto de luz elevarse en el cielo, el cual justo después se dividió en un estallido, creando más puntos de luz de color rojizo que se esparcieron en el cielo para después desaparecer dejando solo una estela de humo que se desvanecía.

—¡Ya empezaron los fuegos artificiales!, avancen más rápido— Exclamó una voz femenina proveniente de una castaña que llevaba puesto unos shorts de mezclilla y una blusa de tirantes sobre la cual llevaba una especie de saco de gasa y un sombrero.

Ningún atuendo grita más "turistas" como el que lleva puesto Janice, quien está esperando con ciertas ansias el show de fuegos artificiales. No quedó de otra que apresurar el paso para buscar un mejor lugar para ver los fuegos. Es nuestra última noche en Nueva Orleans antes de volver a casa. La última noche disfrutable de lo que queda de las vacaciones de verano, por lo que mis amigos y yo decidimos escoger cada uno una actividad para hacer; afortunadamente la madre Janice es quien nos trajo al viaje, de lo contrario nuestros padres no nos hubieran dejado venir, y cuando digo que afortunadamente es porque es la única madre del grupo que nos hubiera dejado salir sin hora límite en la ciudad, y sin supervisión, además. Vaya sueño adolecente

—Janice, sé que no tenemos una hora exacta para regresar al hotel, pero ¿No crees que los fuegos artificiales no es la mejor de las actividades para realizar en nuestro último día?— mencionó Caleb mientras cuestionaba a Janice por su elección para pasar el rato.

En cierta forma tiene razón, los fuegos artificiales era algo que vimos durante los cuatro días que estuvimos aquí y parecía una atracción para los más pequeños, aunque no es de extrañarse que llamara la atención de Janice. Para el pesar del grupo ya habíamos quedado que ella escogería la primera actividad, después de todo de no ser por su madre, la señora García, no hubiéramos podido venir al viaje en un principio. Ella, aunque ahora mismo no lo parece es muy responsable, aun así, es lo que se podía considerar una madre genial, la que parece una amiga mayor que cuida de ti, al menos esa es la impresión que nos da a todos.

—Usualmente las fiestas están cerca del alboroto que comienza con los fuegos artificiales— comentó en un intento de hacernos sentir más emocionados por ir a ver los fuegos artificiales, girando la cabeza para vernos ya que ella venia caminando por delante. —Además las fotos con el show de fuegos artificiales van a verse bien en mi Instagram— ahora tiene sentido tanto interés por los fuegos artificiales, y ciertamente ella tiene un punto.

—Bueno, yo también quiero fotos, no creo que volvamos a tener un viaje así al menos hasta que nos graduemos— al parecer Sam ya fue persuadida por Janice, después de todo quien no quiere una buena foto del recuerdo.

—Entonces mejor apúrense en encontrar un lugar antes de que el sol baje por completo— ni siquiera sabía por dónde caminaba, mis ojos viajan de un lugar a otro. Solo sigo a Janice igual que los demás.

—Aquí me parece bien, sigue siendo la zona turística, así que no nos perderemos— dijo Janice mientras detiene su paso y acomoda un poco su cabello ondulado a la vez que mira un poco los fuegos artificiales los cuales iluminan ligeramente su cara.

Janice nos trajo hacia una esquina donde los edificios alrededor no eran tan altos como para tapar la vista del cielo, y había restaurantes y bares alrededor, a los que seguramente no nos iban a dejar entrar, aunque seguro Caleb y Janice lo intentarían. Comenzamos a orillarnos un poco acercándonos a la acera, casi toda la gente alrededor caminaba por el medio de la calle, y nosotros también, pero al orillarnos no impediríamos el flujo de gente; turistas, en su mayoría algo ebrios y con los bolsillos listos para vaciar en esta ciudad nocturna.

AquelarreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora