¿Dónde estoy?Lo que dice en conjunto con su voz áspera y los brazos a mi alrededor me hacen patalear desesperada llamando la atención de los que están cerca presenciando la escena.
Huelo el alcohol que emana y de inmediato lo sé. «Está borracho»
Mi sentido común no funciona lo suficiente para soltarme, pero si basta para que la gente un poco consciente del lugar detallen el forcejeo que él intenta disfrazar con una abrazo o no sé que mierda.
Me asfixia su cercanía y es tanta la insistencia que termina soltandome, dejandome caer con fuerza sobre el suelo.
El impacto me deja mareada y alzo la cara en busca de el sujeto que no está por ningún lado. Desapareció de un segundo para el otro dejandome perdida y con mil dudas rondando en la cabeza.
—¡Alice! —Grita mi amiga y se apresura a tomarme del brazo dejando que me sostenga de este cuando me pongo de pie sopesando todo lo ocurrido. El saber que estuvo aquí y que vio me revuelve el estomago.
—Santo cielo estás pálida —una Kate preocupada me repara y toca mi rostro intentando decifrar que fue lo que me llevo al suelo en tanto yo, lo único que hago es pensar en como escapar de este lugar lo antes posible. «¿Le temo?»
No... Pero conozco la clase de persona que es, como también conozco lo que podría hacerme y no sólo a mi, sino también a la gente cercana a mi. Sabe cual es mi talón de Aquiles, y la sola idea de sopesar que podría hacerles algo si que me atemoriza.
—¿Te encuentras bien?¿Te pasó algo?¿Discutiste con Paul?
Me desespera la voz de mi amiga quien toma aire buscando no se que con la mirada. Mantiene un semblante preocupado en tanto me sostiene, o intenta hacerlo ya que a leguas se nota su ebriedad.
—Solo me tropecé con... —busco algo que me de una buena excusa y lo veo justo en el suelo-. Fue la bebida. La bebida del suelo, estaba intentando ir al baño y... Tropecé.
Las palabras poco creíbles salen tan rápido de mi boca que a leguas se nota la falsedad, sin embargo eso tranquiliza a la rubia que al oírlas me toma de la mano y con un aire más relajado me guía a la mesa.
La presencia de los dos hombres me es bastante incomoda, pero no refuto nada a la hora de volver a mi asiento sintiendo, por milésima vez en la noche, sus ojos sobre mi.
—Ten, esto te despejará —mi amiga me pasa un vaso con agua y hielo. Tomo algo, pero no sirve de nada para mi acelerado corazón que no para de golpetear mi pecho con temor a que vuelva a aparecer-. Cuando vuelva te quiero como nueva y en medio de la pista ¿Entendido?
—Si señora.
Sonríe y se encamina adentrándose entre la gente dejandome en la mesa con las personas que me detallan a cada nada intentando averiguar que me sucede.
ESTÁS LEYENDO
AMNESIA ©
Romance¿Una noche podría arruinarlo todo? Quizás aquello fue un error, pero mentiría al decir que no lo disfrutó. Porque lo hizo. Fue inmoral hacerlo. Fue egoísta. Estuvo mal. Aquellas llamas que se encendían cada que estaban juntos, incendiaron sus cuerpo...