Déjate llevar.
Un día después...
Alice
—Más, sonríe más...—Señala sus labios determinando que haga lo mismo—. Así es, ¡Perfecto! Eres hermosa.
Alzo el mentón posando frente la cámara a la vez que sigo todas las indicaciones que me da el equipo de producción. Es temprano en la mañana y no he desayunado, pero gracias al maquillaje me veo relucientemente perfecta.
—1... 2... 3... ¡Listo, siguiente cambio!
Me muevo rápido a cambiarme de atuendo. Mónica está a un lado del set junto a Julliet, quien ha decidido acompañarme el día de hoy.
Giovanni, unos de los principales diseñadores de Visctoria Secret, la marca para la que me encuentro modelando en este momento, se acerca a mi para ayudarme a poner prenda con la que he empezado a transpirar. La última vez que me la probé, nisiquiera me entraba por los glúteos y trago grueso con temor a que vuelva a suceder.
Traer aquellos recuerdos empeoran mi estado y aumentan la necesidad que tengo por...
—¿Necesitas ayuda, amor?—me pregunta con su usual cariño a la hora de hablar. Asiento con la cabeza y no tarda en quitarme la prenda que llevo puesta y coger el vestido de lencería que está a un lado.
—Pon los pies aquí...—sigo sus instrucciones y al momento de subir la prenda por mis muslos cierro los ojos esperando...
—¡Te ves preciosa!—abro los ojos encontrandome con la imágen del espejo y...
Sorprendentemente me entra a la perfección.
Sonrío, pero no durante mucho tiempo ya que Giovanni hace una mueca de desagrado.
—¿Qué sucede?— Pregunto ante su reacción.
—¿Haz perdido peso, cariño?— Ignora por completo mi pregunta.
—Si, eh... No lo sé, tal vez—. Nisiquiera yo estoy segura de aquello.
—Tus pechos está mucho más pequeños que días anterior... A ver, déjame solucionar esto de una vez—. Y sin más se retira dejando el mal sabor en mi boca y una extraña sensación en mi estómago. Nunca logro verme como los malditos estereotipos demandan. Y odio eso, porque me siento la oveja negra. Todas aquí son demasiado perfectas y yo...
—Ponte esto—. Aparece Giovanni extendiendo un sujetador push-up. Durante toda mi adolescencia odié usarlos pero no contradigo al hombre que me espera atento.
Me lo coloco.
—¡Ahora si luces perfecta!
Fuerzo una pequeña sonrisa y camino hacia el set en el que me esperan todas mis compañeras. No hace falta decir que cada una de ellas lucen como muñecas. Sus cuerpos son "perfectos", ni un gramo de grasa, ni una celilutis y olvídense de las estrías que nisiquiera siendo un factor común en el desarrollo de toda persona, aparecen en sus suaves pieles.
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AMNESIA ©
Romance¿Una noche podría arruinarlo todo? Quizás aquello fue un error, pero mentiría al decir que no lo disfrutó. Porque lo hizo. Fue inmoral hacerlo. Fue egoísta. Estuvo mal. Aquellas llamas que se encendían cada que estaban juntos, incendiaron sus cuerpo...