Epílogo

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Angela Carla Pirelli asistió a la boda de sus padres cuando ya tenía seis meses y medio.

Para entonces, todos la llamaban AC-DC, como el grupo de heavy metal, porque era una niña de mucho carácter.

De hecho, la pequeña parecía creer que aquella ceremonia se había organizado en su honor.

Y a juzgar por la atención que todo el mundo le dedicaba mientras iba pasando de mano en mano, cualquiera habría dicho que aquella criatura sonriente y llena de pecas estaba en lo cierto.

Pero a ojos de Dominic, la protagonista del día era evidentemente Angelina, que apareció en el cenador del jardín con un vestido inspirado en la Grecia clásica que le hacía parecer una diosa.

–Creo que esa hija tuya va a ser todo un personaje.

Dominic se giró hacia la mujer que se había convertido en su esposa unos minutos antes y protestó.

–Vaya, así que ahora es mi hija. Yo creía que también era tuya.

–Sí, bueno, casi todo el tiempo –ironizó.

En ese momento, Rosa dejó a AC-DC en los brazos de uno de los invitados, que la miró como si no supiera qué hacer con ella.

Pero la niña le dedicó una sonrisa tan encantadora que el hombre rompió a reír y le empezó a hacer arrumacos.

–¿Lo ves? Justo lo que ha pasado entre nosotros –dijo Angie–. Una mujer inesperada conoce a un hombre muy serio, se enamora de él y conquista su corazón.

Pensándolo bien, esa niña ha salido a mí.

Dominic sonrió.

–¿Y cómo crees que sería nuestro hijo si tuviéramos uno?

–Oh, sería un tipo de lo más peligroso –respondió rápidamente–. Un rompecorazones. Conduciría deportivos, saldría con mujeres muy atractivas y sabría qué hacer con los coches y con las mujeres.

–Sospecho que no intentas halagarme con eso...

–Te equivocas. Porque nuestro hijo también será un gran hombre.

Un hombre que se ganará el corazón de una chica enormemente afortunada.

Dominic se limitó a abrazarla con fuerza, aunque deseaba quitarle el vestido y hacerle el amor allí mismo, a pesar de que estaban rodeados de gente.

–¿Te quedarás para siempre conmigo, señora Pirelli?

–Por supuesto que sí. Te amo, Dominic. Y estaré siempre a tu lado.

Mientras la besaba, Dominic pensó que siempre era una palabra demasiado corta.

Vidas entrelazadas trish morey -continuaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora