Capítulo 1: Bajo Un Cielo de Estrellas

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar. Sólo publico en Fanfiction y Wattpad, si encuentran mis historias en otros lugares y con otros personajes que no sean de Inuyasha entonces es PLAGIO.

"BAJO UN HECHIZO DE LUNA"

Lady Sakura Lee

Capítulo 1: "Bajo un cielo de estrellas"

Bajo un cielo poblado de innumerables y hermosas estrellas, la niña se escabulló hacia las caballerizas que estaba un par de metros alejada de la casa principal, con pasos rápidos y temblorosos. No podía dormir bien, no después de haber recibido ese mismo día como regalo de cumpleaños un pony de un color tan negro como sus cabellos. Siempre soñó con cabalgar ¿porqué tenía que esperar tanto para que amaneciera y a que su padre le enseñara? Entró al lugar y miró ansiosa a su alrededor esperando no encontrar a nadie que pudiera delatarla. Sonrió ampliamente cuando se dio cuenta que estaba completamente sola, y el caballo, como si la hubiera estado esperando, se asomó a mirarla y resoplar con fuerza.

Aunque ese día había alcanzado a cabalgarlo, bajo la supervisión de su padre, había sido tan poco que ella había quedado completamente frustrada y sin embargo ahora la pequeña lograba domarlo con bastante destreza que se sentía muy orgullosa de su rápido progreso. Sus manos apretaron más las cuerdas negras y mirando el horizonte de estrellas titilantes, se preguntó qué tan emocionante sería cabalgar a todo galope por aquellos prados, tal y como lo hacía su padre. Entonces miró a todos lados para asegurarse que nadie la estuviera vigilando. No le sorprendió encontrarse completamente sola, a esas horas, ni los grillos ya cantaban.

- Bien... ahora Youkai... vamos!!- Apretó sus débiles piernas contra la piel del pony y este de inmediato corrió a todo galope. La niña primero experimentó un terrible miedo al sentir la velocidad que tomaba el animal y notó que su corazón latía con tanta fuerza que se arrepentía esta vez de haber sido tan osada. Sus manos se aferraron más a las riendas creyendo que se caería al suelo, y como su madre solía decir, podría "desnucarse" y morir. Pero el pequeño animal galopaba y galopa, y el viento tibio le rozó el rostro. Sintió que sus cabellos danzaban en el aire y la cinta blanca que los afirmaba ya se había perdido. Aquella noche no había luna y sólo podía ver el campo y el cielo negro alumbrado por los débiles rayos de los astros lejanos. Parecía que volaba, parecía un sueño. Entonces volvió a pegarle con sus pies el lomo del pony y este tomó más velocidad. Libertad. Hubiera deseado soltar las amarras y extender los brazos al viento, recibiendo de lleno la caricia tibia de este, pero eso sí sería demasiado peligroso. Entonces en ese momento intentó frenar al animal forzándolo con las riendas hacia atrás, pero éste no obedeció.- Ohhhh – Pronunció, imitando el sonido que hacen los jinetes para detener a su caballo, pero se asustó cuando el suyo no se detuvo. Ella palideció y volvió a pronunciar- Ohhh ohhhhh – Reteniendo las riendas y aún así el pony seguía su loca carrera. La chiquilla miró con horror a su lado cuando se dio cuenta como el pasto duro comenzaba a dar paso a uno más escarpado. Estaban bastante lejos de la casona y eso le aterró- ¡¡Detente!!!- Gritó desesperada y soportando el miedo que la embargaba por completo. Ya imaginaba su cuerpo en el suelo, "desnucada" y con los ojos abiertos mirando el cielo de la noche ¿moriría igual que el abuelo?? Porque así su madre le había relatado una vez que él había fallecido. – OHHHHH ¡Youkai!! ¡Detente!!!- Sus pequeñas manos comenzaron a debilitarse y sostener las riendas era ya casi un suplicio, sus ojos se llenaron de lagrimas, estaba aterrada, caería y se moriría, seguro este era su fin. No se dio cuenta que alguien se acercaba hasta cuando estuvo a su lado, cabalgado hasta alcanzarla la tomó por la cintura y como si fuera una pluma la alzó y la sentó enfrente de el. Ella vio, a través de sus desordenados cabellos negros como su pequeño Youkai seguía corriendo, entonces se aferró temblorosa aún al pecho del que era un hombre y sollozó.

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