Capítulo 25: La Huida

450 41 3
                                    

DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar. Sólo publico en Fanfiction y Wattpad, si encuentran mis historias en otros lugares y con otros personajes que no sean de Inuyasha entonces es PLAGIO.

Capítulo 25: "La Huida"

Entró a la cocina tan atropelladamente e inquieta que las sirvientas la miraron con curiosidad. Ella se había quedado de pie casi al centro, pensando en cómo enfrentar la situación, cómo actuar lo más pronto posible y sin despertar las sospechas de Inuyasha. Myoga la tomó del brazo y le sonrió levemente intentando tranquilizarla. Kagome estaba muy pálida y sus ojos castaños brillaban sobremanera.

- Venga... le daré un vaso de agua... - La llevó al salón y la obligó a sentarse en un pequeño taburete que había allí, junto a una ventana que daba al jardín. No demoró demasiado en volver y Kagome bebió casi de un sorbo, con el rostro contraído y el pánico casi reflejado en sus ojos. – Señorita... - La llamó el anciano, de pie a su lado-... señora...

Kagome alzó la vista y sus dedos juguetearon con el vaso de cristal.

- Myoga... - Murmuró tragando con fuerza y con sus ojos fijos en él-... es peligroso ¿verdad?... si lo llevan a un sanatorio... si ven que es un monstruo... o que se convierte en eso... - Sólo imaginarlo en aquellas terribles circunstancias la dejaba sin aliento, él podía incluso hasta morir-... debo sacarlo de aquí...

- Es lo mejor, señora... - Afirmó el anciano. Aquello le dio fuerzas para levantarse y darse valor. Sí, era lo mejor.

- Gracias... le diré que... es nuestro viaje de bodas... - Dijo la muchacha entregando el vaso al anciano sirviente-... hablaré con él... - Tragó con fuerza y miró al cielo respirando con dificultad-... debo tranquilizarme primero... - Murmuró y volvió a aspirar una bocanada de aire intentando calmarse.

- Es mejor que se de prisa... aunque puede que sea difícil... el amo es tan obstinado... – Murmuró con pesar, al ver el rostro aterrado de Kagome intentó corregir-... pero no se preocupe... - Dijo el anciano mirándola atentamente-... todo saldrá bien... él esta ahora con usted... ha cambiado mucho - Sonrió. Kagome lo miró algo impresionada y luego le devolvió la sonrisa, algo triste debido a las circunstancias. Tomó el borde su vestido y subió corriendo las escaleras. Antes de llegar a la puerta de su alcoba se detuvo con la mano temblando en la perilla y respiró una, dos, tres veces seguidas intentando tranquilizarse. Debía calmarse... debía convencer a Inuyasha de realizar el viaje... debía hacerlo y parecer normal... pero ya no había más tiempo que pensar. Suspiró fuertemente sintiendo que los latidos de su corazón golpeaban tan fuerte que cualquiera podría oírlo. Al fin entró y cerró la puerta mirando a Inuyasha, en cuanto él la miró ella sonrió, el hombre también lo hizo.

- Vaya... demoraste bastante... - Dijo él observándola con atención. Kagome sonrió más y sus piernas temblaron, se quedó con la espalda afirmada en la puerta sólo para no desfallecer-... ¿y?- Preguntó levantando ambas cejas.

La muchacha pestañeó y sintió que las mejillas se enrojecían.

- ¿Y?... ¿Y qué?- Preguntó casi a la defensiva. El joven se inclinó en la cama, apenas cubierto con una blanca sábana.

- La comida... dijiste que traerías comida... - Murmuró Inuyasha sonriendo de medio lado. La joven sintió escalofríos, esa mirada que se clavaba en sus ojos, esa sonrisa de medio lado tan misteriosa y seductora y el tono de su voz que a pesar de la distancia en que se encontraban sentía que le hacía cosquillas el oído, la agitaba. Entonces se dio cuenta que respiraba con dificultad e intentó sonreír, mientras bajaba la vista y acomodaba un mechón de sus cabellos tras la oreja.

Bajo un Hechizo de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora