Capítulo 28: El Sacrificio de Kagome

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar. Sólo publico en Fanfiction y Wattpad, si encuentran mis historias en otros lugares y con otros personajes que no sean de Inuyasha entonces es PLAGIO.

Capítulo 28: "El sacrificio de Kagome"

Los ojos castaños de Kagome observaban tristes las olas del mar azul, tranquilo esta vez, después de la tormenta de hacía noches atrás. Su corazón se oprimía cada vez más al pasar las horas ¿porqué? Desde que había conocido a ese hombre, el General del regimiento de Inuyasha, sentía que había algo que no la dejaba tranquila. Sus ojos se entrecerraron cuando un rayo de sol se reflejó en la quietud de las aguas y chocó en sus pupilas. Volteó suspirando y afirmando la espalda en el frío cristal de la ventana. De nada había servido esta vez pedir a Inuyasha que se fueran de allí, aún recordaba sus palabras.

- Te estas sugestionando, pequeña... quedémonos aquí... es tan apacible... – Su mirada lujuriosa y la sonrisa sensual la habían dejado sin aliento unos instantes. Luego se había reprobado a sí misma por dejarse llevar.

- Pero... ese hombre... Naraku...

- Es mi superior, Kagome... - Había repicado él casi exasperado, mientras se pasaba una mano nerviosa por sus cortos cabellos negros.-... no te asustes por nada...

Hubiera querido tranquilizarse con sus palabras y de echo lo intentó, pero sólo recordar el rostro de ese General y sus sombríos y fríos ojos la hacían temblar por completo.

- Sí tu lo dices... - Había murmurando alejándose de él con derrota y su frente se había apoyado en el frío cristal de la ventana. Momentos más tarde sintió las manos grandes y duras que se aferraban a su cintura y el cuerpo fuerte y masculino tras suyo. Los labios del hombre se dejaron caer en su mejilla con ternura.

- Además... - Y su voz era oscura y ronca-... no puedo arriesgarme a salir... y que la luna nueva... nos encuentre sin refugio...

La joven había entreabiertos sus labios sorprendida, se había girado y sus ojos se posaron sobre los del hombre.

- No es... ¿mañana?

La mandíbula de él se tensó y sus ojos tomaron un brillo extraño, tras sus pupilas casi anaranjadas. Kagome creyó, o intentó creer, que era reflejo del sol.

- Mañana- Sentenció.

Kagome volvió a sentir una punzada en el corazón al recordar la conversación del día anterior. La tan esperada luna nueva era ese día, más bien, esa noche y debían ser cuidadosos con eso. Inuyasha tenía razón, no podían arriesgarse a salir y que él se transformara en cualquier lugar... resultaba extremadamente peligroso... y ella deseaba protegerlo con toda su alma... o su vida.

Esa noche no había dormido demasiado, el refugio de sus brazos era agradable pero la angustia de sentirse inquieta, de la peligrosidad del momento y también... la expectativa que le causaba verlo en aquella tan esperada forma... simplemente la tenían alterada.

Sus ojos finalmente cedieron de cansancio, más mental que físico, casi al llegar el alba. Cuando despertó Inuyasha no estaba a su lado. Fue en ese momento que se aproximó a la ventana y lo había visto cabalgar a la orilla del mar... y se había quedado allí casi pegada en sus pensamientos.

Respiró hondamente deseando tranquilizarse, sacudió la cabeza como si intentara despojarse de los malos pensamientos y luego deslizó una mano por su enmarañado y largo cabello. No debía asustarse... no... Inuyasha podría sentirse incómodo o culpable... debía ser fuerte también para lo que venía. Era ya obvio que la falta de luna había provocado cambios, tenues, pero cambios, en él. Lo había comprobado cuando la noche anterior la camisa que cubría el pecho varonil se había rasgado en frente de sus ojos. Además... el tono de su voz era ronco y susurrante, sus movimientos al acercarse a ella parecían los de una pantera a punto de cazar su presa, sus ojos, inevitablemente más anaranjados que dorados... sí, cambiaba... y cada vez más... e Inuyasha intentaba que ella lo ignorara ¿pensaría que eso la incomodaba? Se cubrió el rostro sintiendo demasiado agobio... cuanto deseaba que fuera ya de noche... y verlo como el monstruo que todos temían... pero no ella... no... deseaba verlo y decirle... que siempre estaría a su lado...

Bajo un Hechizo de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora