Prólogo

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— Te haré algunas preguntas, puedes contestar moviendo tu cabeza, ¿entiendes?

Type tardó en procesar lo que escuchó y su cuerpo fue el doble de lento para obedecer la sencilla orden de asentir con su cabeza, pero la otra persona no parecía tener prisa y esperó pacientemente hasta que obtuvo la respuesta.

— Muy bien, ¿sabes dónde te encuentras?

Después de procesar la nueva información, tuvo el impulso de volver a asentir pero al final negó porque solo era una suposición.

— No te preocupes, estás en el hospital.

La doctora dejó de verlo un momento para ahora ver al enfermero que se encontraba del otro lado de su cama. Type escuchó que le dió varias indicaciones pero había tantas expresiones médicas que ni siquiera hizo un esfuerzo por entender lo que quiso decir. Cerró los ojos mientras escuchaba a ambos hablar, apenas había despertado y realmente se sentía cansado.

Le hizo recordar los días en que llegaba de la escuela totalmente agotado debido a que también había ido a entrenar, entonces tomaba una ducha para refrescarse y en cuanto su cabeza tocaba su almohada se quedaba dormido. La sensación de su cuerpo y cerebro en este momento era similar a la del momento en que despertaba de esa siesta; en lugar de sentirse con más energía, sentía como si su cuerpo fuera de plomo y no pudiera moverse ni un milímetro, sus ojos veían borroso sin poder enfocar nada y sus oídos escuchaban como si el sonido proviniera de varios metros de distancia.

Abrió los ojos cuando escuchó que la doctora dejó de hablar con el enfermero y regresó su atención hacia él.

— ¿Recuerdas por qué estás aquí?

Intentó enfocar la cara de la otra persona sin éxito así que al menos se esforzó por seguir respondiendo, negando con la cabeza.

— Tuviste un accidente. Estaremos haciendo algunos estudios para confirmar que todo esté en orden.

La doctora hizo una pausa, probablemente esperando a que terminara de asimilar, mientras tanto siguió dando indicaciones al enfermero quien esta vez asintió y salió de ahí.

La doctora esta vez le mostró una sonrisa, intentando calmar cualquier inquietud que tuviera.

— Tu familia vino cuando seguías dormido. En cuanto terminemos de revisar tu estado, contactaremos nuevamente a tu familia para que vengan lo más pronto posible. Todo está bien, no te preocupes.

La siguiente vez que abrió los ojos la iluminación de la habitación había cambiado, no estaba seguro si era de noche o estaba amaneciendo.

Movió su cabeza para revisar el lugar, se percató de que había otras tres camas pero todas estaban vacías, el lugar se veía impecable.

Ahora se concentró en la máquina que hacía ruido a su lado, no tardó en darse cuenta que era el sonido del ritmo de sus signos vitales y al ver su brazo notó que le habían puesto una inyección intravenosa.

Intentó mover otras partes de su cuerpo y aunque logró levantar su mano fue como si hubiera hecho ejercicio, volvió a bajarla y esta vez movió los dedos de sus pies. Además del hecho de sentirse pesado se alegró de que su cuerpo no tuviera mayores problemas y cada vez sentía que su cerebro trabajaba más rápido, llegando esta vez a la pregunta clave.

¿Cuánto tiempo ha pasado?

Abrió la boca después de tragar saliva, se sentía seca y cuando intentó pronunciar una vocal el sonido salió con su voz ronca para después empezar a toser.

Habían dicho que tuvo un accidente pero su cuerpo no parecía estar vendado o enyesado, eso significa que las heridas ya han sanado. Apretó sus ojos mientras buscaba la respuesta pero no recordó el tiempo de recuperación de un hueso roto u otro padecimiento, no habían sido muchos libros de texto médico los que había comenzado a leer debido al interés por su futura carrera así que se rindió, la respuesta no estaría en su cabeza.

Destinado a amarte (Ed. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora