Capítulo 11

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Después del inesperado encuentro con mi medio hermano, y el descubrir el porque estaba aquí tuvimos momentos agradables, a pesar de apenas conocernos, era agradable su presencia, se sentía cálida, transmitía paz y confianza

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Después del inesperado encuentro con mi medio hermano, y el descubrir el porque estaba aquí tuvimos momentos agradables, a pesar de apenas conocernos, era agradable su presencia, se sentía cálida, transmitía paz y confianza. Me daba algunas vibras de mi padre, su determinación y el hecho de querer ayudar sin importar qué. Porque si, acepto que fuimos unos hijos de puta, y aún así el estaba ayudándonos, ayudándome...

Y luego estaba el hecho de que puedo llegar a dejar de existir, todo lo que algún día fui simplemente se irá sin dejar huella, nadie sabrá que existía, los cambios que habrá al no haber existido nadie los notará... Era bastante deprimente si me lo preguntaban, quería llorar, gritar, pero era lo de menos, estábamos a contra reloj, contra el futuro. Si antes planeábamos cambiar el pasado, ahora cambiaremos el futuro.

¿Un futuro con el que soñábamos antes de todo esto?, No, ese futuro se ve muy deprimente, y hasta falso.

¿Un futuro...?, Un futuro del que estemos orgullosos, uno dónde el amor que las personas se den no sea porque alguien más los fuerce, un futuro donde el amor no sea algo falso y conformista, sino uno dónde el amor sea algo hermoso, como el que se menciona en los libros de fantasía que le leía a mi hermana Himawari, claro que sin dragones. Ese amor que había visto con mis propios ojos, ese que siempre estuvo ahí que era imposible ignorar...
El que dió fruto a la persona que vino a salvarme, ese amor que los impulsaba a ser mejores, el amor que no espera nada a cambio, el amor genuino y desinteresado. El que no te hace retroceder, es el que te hace avanzar.

–¡Ya regresé!–exclamé mientras abría la puerta de una patada, ya que en mis manos traía varias bolsas con comida, agua, y alguno que otro dulce.

-Boruto, baja la voz–dijo mientras se me acercaba y me daba un pequeño golpe en al cabeza.

–¿Era necesario el golpe?

Dejé las bolsas encima de una barra que tenía el pequeño departamento, mientras me sobaba el lugar del golpe. De una de las bolsas saqué unos dangos. Le pasé una brocheta con tres de estas bolitas de distintos colores a Sarada, la otra brocheta la tomé yo.

–Gracias–ella se acercó, y al igual que yo sé recargó en la barra– está cansado...

–Dirigí mi vista hacia shina, estaba acostado sobre su brazo, encima de una mesa baja al lado de la bolsa de dormir– ¿Tu no lo estás?, Ha sido un día muy agitado.

–Negó–bueno, si lo estoy, pero me quedaré a cuidarlo un rato. Después de todo soy su hermana mayor, mi deber es cuidar de el–sonrió.

–terminé de comer la última bolita dulce– si bueno, eso está resultando al revés, el cuida de nosotros– dije mientras jugaba con el palito con mi mano– además, ¿No lo ves?, Se nota que es mayor que nosotros.

–Arruinas el momento.

...

–Por cierto, ¿Qué va a pasar con tu mamá?

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