capitulo 7

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—No estoy bromeando, si me duele te golpearé —amenacé cuando paró el auto fuera del lugar de su primo. Como si un golpe mío fuera a lastimarlo mucho. 

—Por favor en la cara no, que de eso vivo —dramatizó. Salió del Audi y me abrió la puerta.

Respiré hondo y caminé con pesadez detrás de Gibran hasta el lugar. Él abrió la puerta de cristal y entramos. Olía a hierbabuena y tabaco. Había como mil fotos de tatuajes pegadas en las paredes y música suave de fondo, para relajar a las víctimas supongo. Una foto me llamo la atención. De unos pájaros volando en la cadera de una chica, se veía lindo, no era muy grande pero tampoco muy pequeño, era del tamaño adecuado. 

—¡Gibran! —exclamó un chico saliendo de la nada. Era alto, como Gibran mas o menos y un poco robusto, se veía como de unos 22 años, estaba muy guapo, en verdad, tenia los brazos musculosos y llenos de tatuajes, lo cual lo hacia ver muy sexy, ojos verdes, barba cerrada y una sonrisa linda. Abrazó a Gibran y palmeó su espalda antes de separarse de él

—¿Como has estado, amigo? 

—Muy bien, hermano —contestó y me miro.— mira, ella es Eider, una amiga. Eider el es Wilson, mi primo.

—un gusto conocerte, linda —tomó mi mano y la beso. Era muy muy guapo. ¿Ya había dicho eso? Bueno, no importa.

—igualmente —contesté perdida. 

—¿A que debo su visita? —preguntó— ¿Te harás algún otro tatuaje? 

—No, yo no —me apuntó— ella 

—¿En serio? —asentí con una sonrisa. Entramos a su área de trabajo y me tensé al ver la maquina con la que tatuaba. Ya no había marcha atrás 

—Te enseñare algunos tatuajes ¿O ya sabes que quieres?

—me gustó mucho uno que esta en las fotos de la entrada —le dije. Gibran se sentó en una silla y comenzó a jugar con las cosas de Wilson. 

—¿Como es?

—unos pájaros volando en la cadera de una chica —le expliqué. Él asintió, buscó en unos papeles que tenia sueltos por ahí y me enseñó el que decía. —Si, ese es.

—de acuerdo —se volteo hacia mi.—Entonces ¿Quieres el tatuaje en otro lugar o en la cadera?

—en la cadera, igual que la foto.

—muy bien, ponte cómoda —señaló la camilla que estaba en medio de la pequeña habitación. Me acosté ahí un poco incomoda. Gibran se paró a mi lado y tomó mi mano. 

—¿Me dolerá mucho? —le pregunte a Wilson asustada. 

—Si te dolerá, pero no mucho —se acercó por el otro lado y se sentó en una silla que estaba ahí. Gibran seguía tomando mi mano.—levántate la blusa hasta la cintura

—Si —hice lo que me dijo. Me deje la blusa justo abajo del sujetador. —Más te vale que no me duela, Gibran. 

—No, solo quédate quieta —ordenó— será igual que con la montaña rusa. Wilson bajó mi pantalón dejando expuesto mi pobre hueso izquierdo de la cadera. Tomé aire fuertemente mientras él me ponía la calca.

—¿Te gusta como queda? —me levanté un poco apoyándome en el brazo y vi como quedaba. Se veía muy bonito. Asentí y me mordí el labio. Él tomo la maquina para tatuar y la encendió. Sentí el miedo recorrer todo mi cuerpo. Y en ese momento me arrepentí, aquello me iba a doler; me iban a picar la piel con esa fea maquina y...

—¡Ah, hijo de puta! —grité cuando empezó a hacer su trabajo. Era mucho más fuerte que una simple punzada. Malditos mentirosos. Gibran se me quedó viendo con los ojos abiertos, nunca me había escuchado hablar así, y ya no me importaba que me escuchara. Saliendo de allí lo golpearía. Wilson rió fuerte, yo reprimí un sollozo y apreté mis ojos. 

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⏰ Última actualización: Mar 15, 2015 ⏰

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