Capitulo 4

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—podrías hacerlo, en serio, solo hazlo.

—es que no me atrevo, mi hermano se moriría del enojo y... Solo no podría hacer nada de eso por mi misma. Y la única persona que sé que me apoyaría, es la novia de mi hermano.

—bueno... ¿Que tal si yo te acompaño a hacer tu primera travesura? —me miró con una sonrisa picara. Mi estomago dio un vuelco.

—¿Cual?

—hacerte un tatuaje —contestó emocionado. Yo dudé — conozco un lugar de confianza, mi primo es el que tatúa. A mi me hizo dos tatuajes.

—¿Tienes tatuajes? ¿Donde? —le pregunte emocionada.

—uno en la cadera y uno en las costillas, te los enseñaría pero una pareja de ancianos nos está viendo y me da vergüenza —admitió. Reí y lo empujé suavemente.

—¿Estás seguro de que no dolerá mucho? —pregunté mordiendo mi labio nerviosamente.

—bueno... Digamos que solo sentirás una punzada

—si me duele te golpeare —le advertí. Mi celular vibro en mi short y lo saqué rápidamente. —diga —contesté sin mirar quien era.

—¡Eider! ¡¿Donde rayos estas?! —gritó Louis al otro lado del teléfono. Podía escuchar la voz de Abril a lo lejos diciéndole que no gritara.

—tranquilo Louis, solo salí a dar una vuelta—.

—de acuerdo. Llega temprano ¿Con quien estás? —preguntó preocupado.

—con un amigo —contesté virando los ojos. Me estaba fastidiando su repentina preocupación.

—¿Qué amigo?

—¡Que te importa! ¡Déjame en paz Louis, volveré a la casa cuando se me dé la gana!—le grité enojada y colgué antes de que me dijera algo. No me gustaba gritarle a Louis ni me gustaba pelearme con él; pero cuando se ponía en su papel de hermano protector en verdad me cansaba.

—¿Todo bien? —preguntó Gibran.

—mi hermano se esta comportando como un idiota —la voz se me empezaba a cortar y los ojos a inundar de lagrimas. No llores, Eider. No. Llores. Te tomara por loca desquiciada. —no podré hacer nada, simplemente no me atrevería a hacer nada por mi sola, me odio por ser tan cobarde, Gibran. No puedo hacer nada sin pensar primero en que pensara mi hermano, en si se enojara conmigo o si no le gustara mi actitud. O pensar en si Abril me apoyara o ira corriendo a decírselo a él ¡Y me moriré sin haber hecho una sola cosa de esta estúpida lista! —reproché con voz de vil desquiciada histérica casi ahogándome con mis propias lagrimas. Gibran me abrazó de nuevo y me recosté en sus brazos.

—linda, ve por lo que sea que te haga feliz. Al carajo lo que ellos piensen, preocúpate solo por ti misma —aconsejó mientras acariciaba mi brazo despreocupadamente.

Y él tenia toda la razón, tenia que hacer lo que yo quisiera, no lo que ellos quisieran que hiciera. Suspiré y me acurruqué más contra el guapo. Se sentía tan bien estar entre sus brazos, tan confortable que ni siquiera me importaba que no supiera nada de él más que su nombre.

—tienes razón —le dije y me alejé de su cuerpo para darle una sonrisa y que supiera que ya estaba bien. Pasó sus dedos por mis mejillas y sonrío.

—eres muy tierna —soltó de repente, me sonrojé al instante— ¿Que te parece si hacemos ahora mismo algo de esa lista tuya?

—¡Si! —exclamé contenta, tomé mi diario y lo abrí —eh... Lo primero no, definitivamente

DESPUES DE TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora