Inexperto Papá.

Prólogo

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Noche Olvidada

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— ¡Hey! ¡Cabrón! —Me movieron la pierna, — ya levántate, tienes que irte.

— ¿Eh? —rasqué mi cabeza y bostecé. Me recosté en el respaldo de la mediana cama, la cabeza me comienza a punzar.

¿Dónde estoy?

Cuarto.

Cama.

Chica.

Desnudo.

Ah.

—Lo que dije, necesito que te levantes y salgas por esa puerta. —me dijo la chica muy apurada.

— ¿Tan rápido? —murmuré.

—Sí. Ya llamé, te pedí un taxi, te está esperando abajo —vi que metía ropa a una maleta a la velocidad de la luz sin doblarla. —Enserio necesito que te apures. —Me le quedo mirando— ¡Rápido! —casi tronándome los dedos.

—Bueno, me pasas mis pantalones... —me los aventó.

—Se me hace tarde por favor, tengo que salir ahora —esta vez me tronó los dedos —¡Vamos, muévete!

—Ya voy... —pero que prisa tiene esta chica, el mundo no se va acabar hoy. Me levanto y observo mi alrededor tratando de localizar todas mis pertenencias —¿Mis calcetines?

—Revisa debajo de la cama —me agaché a buscarlos y solo encontré uno, me recosté otra vez en la pared.

—Tuvimos sexo ¿no? —pregunté con calma mientras me abrochaba el pantalón. No está de más preguntar para estar seguro de mis acciones esa noche, realmente no recuerdo mucho pude haberme desmayado.

—Sí, tuvimos sexo —cerró el cierre de su maleta de un solo tirón.

Dejó caer su maleta en el suelo haciéndome cerrar los ojos por el impacto, escuché el sonido del recorrido de las ruedas de la maleta, vi mi cartera y llaves. Seguía descalzo y con un calcetín en mano, cuando me di cuenta la chica iba a hacia mí con mis zapatos en la mano.

—Ten —me los da —realmente, ya no tengo tiempo.

No dejo ni ponerme los zapatos, cuando ya me estaba sacando a la fuerza de su pequeño departamento, casi tropiezo y caigo por las escaleras, vi mi muerte segura. Como pude me puse mi chamarra y los zapatos al revés.

Llegué al taxi todavía un poco desorbitado y volteé para ver si ella venía detrás de mí. Caminó al frente mío sin mucha expresión y me percate que había dos taxis. Ella abrió la puerta del maletero del primer taxi.

—Fue un gusto conocerte... —me acerqué subí su maleta y extendí mi mano, pensé que la estrecharía y me diría su nombre ya que no lograba recordarlo, la cabeza ya estaba comenzando a molestarme.

—Hasta nunca, Dave — solo dijo eso y subió al auto, sin ningún beso de despedida y sin un nombre que recordar. A veces odio a la vida por estas situaciones.

•

Llego a casa y por suerte mi billetera tenía suficiente efectivo para el taxi. Fue un largo camino hasta mi casa. Huelo mal y necesito urgente un baño de una hora. Apenas salí del taxi y saqué las llaves para abrir la puerta de mi casa un auto se estacionó frente mi casa. Para ser más específicos mi auto. La persona que está dentro me saluda y sonríe, miro a Chris con desagrado y fastidio. No recuerdo habérselo prestado.