CATARSIS DE UN SOL EXPLOTANDO DE ANGUSTIA

2 0 0
                                    

Dando la cara como alguien que aún no le han salido las muelas del juicio o no recuerda varios de sus cumpleaños, admito tener estándares bastante complicados de tener. Venus me ha maldecido con el don de aburrirme excesivamente rápido, aislamientos repentinos, vergüenza excesiva y jugar mal al ludo. Con tostadas sin manteca ni mermelada, una silla repleta de chaquetas negras, el resucitar de las flores y cerámicas bizcas; mi alma gira en una caja de madera color lavanda, de olor a pino y guardando la tibieza de los cadáveres valientes.

Mis orejas están cargadas con el peso de mis vidas pasadas y llantos sáficos, oh, dime algo que no sepa, por favor. Emprendamos un viaje de dos mil quinientos pasos y tres lunas hasta la costa más cercana y busquemos algas, busquemos una buena canción de los sesenta, resolvamos un libro de matemáticas, aprendamos aritmética y hagamos un pacto de jamás volver a usarla en la vida, rocemos narices hasta sangrar, derritamos un reloj, pero no me dejes morir de aburrimiento, ¡por favor! Nadaría en plasma antes de morir de aburrimiento. Con el crecer de mis manos, he aprendido a incomprender a la gente conforme con acostarse y hacer nada, con el crecer de mis pestañas, he aprendido que no sé si padezco de admiración o pena por individuos más simples. ¿Debe de ser envidiada o deprimida los organismos simplistas, símiles al plancton? 

Susurros del silencio de una puerta cerrándose, gritos de los hongos bajo tus uñas, conceptos intraducibles tailandeses dentro de la casa anaranjada. Cortinas blancas oscuras, muebles opacos y medialunas en la mesa café, jerárquicamente ordenada para mantener la incertidumbre del aislamiento voluntario. El pánico recorre mi espina dorsal al sentir un par de golpes sin ritmo en la dura superficie de la puerta, mis plantas se ariscan y la piel de la mandarina se arruga aún más.  Giros en mis talones calvos, apoyando la superficie superior de mi espalda, posando mis manos, apoyándome con un pie, incluso; suicidio de rock 'n roll.

Símil a una obra de Dalí, el título es la verdadera obra, con Ziggy Stardust y las arañas de Marte. 

SIN TÍTULODonde viven las historias. Descúbrelo ahora