Por una apuesta || Woosan

⊱8⊰

—Esta paleta— sacó el pequeño dulce de los bolsillos de su sudadera, sonriéndole como un niño, a lo que Wooyoung frunció el ceño.

—¿Es enserio?

San encogió los hombros.

—Es lo único que tengo ahora.

—Como sea— Wooyoung le quitó la paleta, guardándola en sus propios bolsillos antes de inclinarse hasta tocar los labios contrarios nuevamente.

San separó la boca un poco, logrando acomodarlos a la perfección mientras Wooyoung comenzaba a moverse con lentitud, sosteniendo su rostro y jalándolo levemente hacia él. Se estremeció cuando de pronto lo sintió acariciar su labio inferior con ayuda de su lengua, unos segundos antes de atraparlo entre sus dientes y chuparlo ligeramente, ladeando la cabeza para profundizar el beso. Sin darse cuenta, Wooyoung se había dejado caer hasta que su espalda tocó el frío techo del tejado y San estuvo sobre el con ambos brazos a los costados de su cabeza, buscando sostenerse y acomodando una pierna entre las ajenas.

Se separó un poco buscando aire, pero Wooyoung apenas le dio tiempo de hacerlo cuando volvió a fundir labios, esta vez pidiendo permiso para adentrar su lengua, lo cual no fue negado. Las manos ajenas se enredaron en los cabellos crecientes de su nuca, deslizándose después por sus hombros hasta llegar a su cintura, apretando el agarre de sus dedos entre la tela de su sudadera. Lo único que podía escuchar era los latidos alborotados de su corazón, junto al húmedo sonido de sus labios moviéndose y los suspiros que de vez en cuando se escapaban de la garganta de ambos. Wooyoung tomó fuerza para hacerlo girar, quedando el sobre su regazo, separándose unos instantes, donde lo dejó observar sus ojos brillantes y sus labios rojizos levemente hinchados.

Justo cuando volvía a besarle, de pronto la puerta se abrió, dándole paso a las risueñas risas de su mejor amigo combinadas con los sonidos extraños que supuso hacia el novio de este, haciéndoles separarse de golpe. Jongho los miraba con los ojos más abiertos de lo normal y las mejillas sonrojadas, avergonzado al haberlos encontrado en aquella posición comprometedora Mientras que Yunho, todavía sin darse cuenta, rodeó su cintura por detrás, comenzando a besar su cuello. Eso hasta que sintió los codazos que su pequeño novio le daba y entonces se dio cuenta de la situación.

—Eh...— sin saber que decir, Jongho apuntó la puerta con su dedo, sintiéndose realmente cohibido —N-Nosotros... Adiós— Yunho los observó con las cejas alzadas, sonriendo sugerente hacia San, mientras Jongho intentaba llevárselo de ahí —¡Yunho, vamos!

Sin decir nada más, se dejó arrastrar sin dejar de mirarlos de aquella manera hasta que finalmente los dejaron solos. San solo un profundo suspiro cansado mientras miraba a Wooyoung, quien seguía sobre él. Lo miró hacer una mueca incómoda, bajándose finalmente con las mejillas coloradas.

—Lo siento.

—Esta bien. Yo... Tengo que irme— dijo Wooyoung rápidamente, San se levantó tratando de decirle que se quedara, pero el timbre de repente sonando les llegó a sus oídos, avisándoles que ya era hora de entrar nuevamente a clases —Tenemos clases.

San asintió con desgano, mirándolo dar media vuelta para salir, dejándolo completamente solo. Cerró los ojos con fuerza y maldijo a sus amigos entre dientes, estando a punto de patear la bolsa vacía de frituras que yacía en el suelo sino fuera por la puerta que volvió a abrirse, dejando ver aquella cabellera rubia que tanto conocía.

Wooyoung sonrió levemente antes de acercarse a paso rápido hacia él. Colocando sus manos en ambos lados del rostro del mayor, volvió a besar sus pomposos labios. Cuando se separó, otra sonrisa se formó en sus finos labios y sujetando su manos, ambos bajaron las escaleras de la azotea para ir a sus clases.

Y fue ahí donde San comprobó una vez más que los besos de Jung Wooyoung eran de otro nivel.