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—¿Eh?— Wooyoung lo miró confundido, ladeando la cabeza con el ceño fruncido, San se comenzaba a acostumbrar a verle el rostro así últimamente. El mayor se había separado del beso que estaban compartiendo para mirarlo seriamente y preguntarle:

—¿Qué quieres de mi?

Wooyoung parpadeó varias veces, removiéndose en el regazo del mayor para acomodarse mejor, aún sin comprender lo que quería decirle.

—Bueno, ahora quiero que me digas el por que de esa repentina pregunta.

San tomó un corto silencio donde sus dedos acariciaban distraídamente la cintura de su lindo menor que estaba sentado sobre sus piernas. Las manos de Wooyoung descansaban en sus hombros y sus pequeños ojos no dejaban de observarlo curiosamente, esperando pacientemente cualquier respuesta de su parte. Una vez más las palabras de sus amigos, específicamente «salir» y «gustar» pasaron por su cabeza, llenándolo de inseguridad. ¿Y si estaban equivocados? Eso sería realmente vergonzoso.

—¿Por qué...?— San mordió su labio inferior con nerviosismo, su mirada desviándose y se cuestionó si era buena idea decirle lo que pasaba por su tonta cabeza —¿Por qué me besas?

Wooyoung ladeó, nuevamente, su cabeza. Sintiéndose incluso más confundido de lo que ya estaba, sus labios se curvaron ligeramente hacia abajo y su entrecejo se arrugó un poquito más. San podía sentir la mirada fija sobre su cuerpo y eso comenzaba a impacientarlo. También comenzaba a arrepentirse de haber preguntado aquello, sino hubiese hablado quizás en estos instantes no se sentiría tan inseguro e incómodo por la respuesta (que aún no recibía), y seguiría besándolo como estaba haciendo unos minutos atrás. Pero la maldita duda volvía a su cabeza y no podía evitar sentir la necesidad de saber la respuesta, ¿por qué Jung Wooyoung lo buscaba? ¿Por qué Wooyoung querría besarlo? ¿Qué quería realmente el menor de él?

—Lo hago porque me gusta hacerlo... ¿O es qué a ti no te gusta?

Desvió sus ojos casi de inmediato para enfocarlos en el rostro serio del menor, frunciéndose al ver la expresión del contrario; de pronto sus labios se habían quedado curvados y sus cejas se fueron hacia arriba, haciéndolo lucir preocupado. Y de pronto, Wooyoung parecía haberse hecho más pequeño entre sus brazos.

—No es eso, es solo qu— fue interrumpido por un par de labios finos invadiendo su espacio personal. Wooyoung sostuvo su rostro entre sus manos, besándolo despacio y con cuidado antes de separarse —No me distraigas...— a pesar de sus palabras, San se inclinó hacia adelante para buscar más de los labios contrarios, haciéndole sacar una pequeña risa al menor —Estas... Distrayéndome...— otro beso —Deja de hacerlo.

Wooyoung volvió a reír, esta vez más bajo que anteriormente al ver el entrecejo fruncido y los ojos cerrados de su mayor. Su rostro quedó a sentimientos del otro y sus risas fueron ahogadas en la boca ajena. Por un momento, San olvidó sus inseguridades y se concentró en la sensación suave y dulce de los bonitos labios moldeándose perfectamente con los suyos, junto a los dedos que se escondían en los cabellos crecientes de su nuca. Mantuvo fuerte el agarre de sus manos alrededor de la cintura del menor, inclinándose sobre su cuerpo hasta lograr despegar la espalda de la pared tras suyo, queriendo mantener sus cuerpos lo más cerca posible. De nuevo perdido entre los besos dulces de Jung Wooyoung.

—Me gusta besarte— murmuró sincero, después de separase, mirando sus ojos —Pero no se que significa.

—¿El qué?

—El que me busques... El que quieras besarme... Quiero saber que somos exactamente.

Wooyoung de pronto se puso serio, acunando nuevamente el rostro del pelinegro para obligarse a sostener su mirada con la propia. Por un momento, San sintió su corazón latir temeroso.

—¿Qué es lo que somos para ti?

—No lo sé...— intentó desviar el rostro, pero Wooyoung se lo impidió con el agarre, por lo que optó a cerrar los ojos —Por eso quiero saber lo que tu piensas. Si hay algo, es decir, nos besamos prácticamente a escondidas siempre, más de lo que hablamos y... No lo sé realmente.

No podía oír más que el viento soplar y los cantos de las aves que pasaban por ahí, los latidos de su corazón angustiado y ansioso y sus respiraciones tranquilas, mezclándose al estar demasiado cerca. El tacto de los dedos ajenos se volvía suave, acariciándolo con cuidado, como si temiera dañarlo. Entonces sintió el par de labios ya conocidos volver a tocar los propios, esta vez manteniéndolos simplemente juntos, tomándose su tiempo.

—No sé si esto es lo que indirectamente preguntas, pero si... Me gustas— San abrió mucho los ojos al escucharlo, estando a punto de hablar, sino fuera porque Wooyoung tapó su boca con una de su manos —Pero no sé que somos o lo que quiero que seamos. Me gustas, pero tengo miedo.

Quitó la mano contraria con cuidado, entrelazando sus dedos sin dejar de buscar su mirada, pero ahora era Wooyoung quien la evadía.

—¿Miedo a qué... O de quién?

—Miedo a no ser suficiente para ti, de aburrirte... De herirte.

—Por Dios... ¡Eres Jung Wooyoung, eres mucho para mi! ¿Sabes cuántos chicos y chicas quieren estar contigo? ¡Muchos, demasiados! El que estés aquí, conmigo, es irreal— San ahora acunó el rostro delgado del menor, obligándolo a juntar sus miradas —Yo soy el que se siente inseguro, es decir, hasta hace poco pensaba que no te iban los chicos ¡pero estas aquí, sobre mis piernas mientras me besas y me dices todo esto! Y quizás... Si no hubiera aceptado la apuesta de los chicos, nunca te hubieras fijado en mi, es más, ni siquiera sabrías de mi existencia. Porque seamos sinceros ¿Por qué te interesaría alguien como yo de entre tantas personas? Incluso pensaba que tenías algo con ese hyung alto y raro o esa noona de cabello largo y... Y ahora que lo pienso, quizás solo me buscaste porque tu curiosidad pudo más y querías pro-

—Estas divagando, cállate— Wooyoung interrumpió, sonriendo divertido. A lo que el mayor se encogió avergonzado —Si, estaba curioso, quería saber el porqué del beso y porqué se había sentido tan bien si eras un chico y por eso te busqué. Me siento bien contigo ¿entiendes? Me gusta estar contigo... Me gustas tú ¡Y todo esto es vergonzoso! Me he confesado dos veces y tu no has dicho na-

—Me gustas, cállate.

—No, tú cállate y escúchame.

—No, cállate tú.

—Choi San, cállate.

—Jung Wooyoung, cállate.

—¿En serio vamos a discutir por esto?

—Nuestra primera pelea— San llevó una mano a su pecho, sonriéndole con ternura.

Wooyoung no pudo evitarlo, dejó salir una sincera carcajada, al mismo tiempo en que se inclinaba para volver a besar a su lindo mayor. Ambos demasiado sumidos en el otro como para darse cuenta de la presencia de otras dos personas recién llegadas a la azotea.

Por una apuesta || WoosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora