Capítulo V

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La rubia caminó por las calles de la isla. Las cuales estaban muy distintas a como solían estar. Muchas de las casas estaban bien arregladas, las calles bien pavimentadas, el presupuesto que los nuevos reyes de Auradon habían puesto para mejorar la vida en la Isla, era de cantidades exorbitantes.

- ey, ______ - la saludó un rubio desde una ventana

- Gil, tanto tiempo - respondió la rubia con una sonrisa

El rubio salió por la ventana y saltó con gran agilidad para llegar junto a ella.

- hace mucho que no visitabas la Isla - dijo el rubio una vez estuvieron de frente

- lo sé, mi cabeza ha estado muy revuelta con los preparativos

- lo imagino...en realidad no, ya que nunca he estado preparando una boda. Pero es lo que suele decir la gente, ¿No?

- si, eso es cierto...- dijo ella casi en un susurro

- bueno, yo estaba ayudando a mi padre - dijo apuntando hacia la ventana - me dió gusto saludarte

- a mí también

Ambos se despidieron y la rubia siguió su camino hacia la casa del Hook. Sin embargo se detuvo en seco cuando vió a la engreída pelinegra en la puerta, y además ver que su prometido hablaba con ella sólo en una toalla no ayudaba a su molestia.

Sintió que su cólera había llegado al punto máximo cuando la vió acercarse y toquetear el torso desnudo del Hook.

Dió media vuelta molesta y se alejó a paso rápido.

¿Cómo era posible?

Ella sintiéndose culpable por no pasar suficiente tiempo con él y el muy idiota se hacía el coqueto con otra.

«Harry nunca fue de compromisos...»

Aquellas palabras retumbaron en su cabeza, a lo que detuvo su andar y borró una lágrima rebelde que había logrado escapar de su ojo izquierdo.

Soltó un suspiro para tranquilizarse antes de retomar su camino de regreso a Auradon.

Antes de lograr llegar al puente, un castaño la divisó a lo lejos y esbozó una sonrisa de medio lado antes de interceptarla.

- ay, no. Otra vez no - dijo la rubia negando con la cabeza al ver al castaño sonriente frente a ella

La sonrisa del castaño se borró al ver el semblante triste de la rubia.

- ¿Estás bien? - preguntó con interés

- ¡Claro que lo estoy! ¿Por qué no debería? - preguntó ella con ironía para retomar su camino, pero el firme agarre del castaño en su brazo se lo impidió - suéltame

- acompáñame - sugirió con una sonrisa en sus labios. Ella alzó una ceja - prometo que es en buen plan, ¿Que acaso aún no confías en mí?

- no

- pero te dí un aventón hacia aquí

- eso no es suficiente para que confíe en tí ciegamente - respondió ella - ¿Acaso tú confías en las personas tan a la ligera?

Believe Me (Harry Hook y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora