Fiesta en mi honor

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Guerreras Mágicas: La nueva historia.

Fiesta en mi honor

En el oscuro y solitario pasillo, las chicas llegaron justo frente a las puertas del salón del trono, estaban cerradas, pero podían oír un claro barullo, una multitud se encontraba ahí dentro.

"Y bien... ¿están seguras?" –preguntó nerviosa Marina.

"No" –respondió Lucy habiendo perdido todo el valor que la había hecho bajar.

"Aún estamos a tiempo de huir" –les animó la rubia quien también había perdido la seguridad inicial que la había impulsado a ir.

"Tal vez no deberíamos haber bajado" –dijo Lu poniéndose más nerviosa.

"Pero ya estábamos vestidas"

"Eso no importa Marina, estar elegantes no significa que nos veamos obligadas a venir"

"Lucy tiene razón, además, cuántas veces nos arreglamos las chicas de la Tierra sin salir a ningún lado, sólo por el gusto de hacerlo"

"Sí, Anais tiene un buen punto. Además, escuchen... ahí adentro parece estar lleno... Seré sincera, estoy acostumbrada a presentarme ante los fans en las convenciones, pero de eso a esto hay un mar de diferencia"

"Amigas, si no se sienten cómodas creo que será mejor irnos" –les dijo cariñosamente Marina, quien era la más resignada a asistir.

"Bien vámonos antes que algo pase" –dijo Anais sintiéndose aliviada por dentro.

Las chicas no tuvieron tiempo ni de mover un sólo musculo porque las puertas del salón se comenzaron a abrir de repente, iluminando el oscuro pasillo, revelando a las tres bellas figuras que ahí estaban.

Las chicas se quedaron paralizadas. Por dentro la confusión, la sorpresa y el pánico escénico las tenían presas. Pero curiosamente, por fuera y sin querer, sus cuerpos habían adoptado una posición bastante regia y señorial que ellas mismas no notaban. Estaban paradas totalmente derechas, como damas de alta sociedad, como modelos de pasarela... a decir verdad la razón de esa postura es que sus músculos se habían paralizado y erguido, quedado rígidas cual metal. Por fuera sus rostros expresaban una regia serenidad, pero en realidad por dentro sus cabezas gritaban "¡¿Qué hago?!¡¿Qué hago?! ¡Corre!".

La gente estaba maravillada del porte y la belleza de las tres extrañas que se acaban de revelar, y qué decir de sus ropajes, algo nunca visto en Céfiro.

Gurú Clef estaba de pie totalmente asombrado, ligero como pluma y tieso como tabla, estuvo a punto de hacer lo que Sid el perezoso cuando se encontró con los humanos: Irse de espaldas... Había sido demasiada presión....

Las chicas pensaron en dar la vuelta y salir de ahí pero antes de lograrlo Paris, al verlas ahí, habló emocionado al ver que había tenido razón en esperar por ese último minuto. Que bien se sentiría decirle a Clef "Te lo dije"

"¡Bienvenidas, Legendarias Guerreras Mágicas!"

Y dale con lo de legendarias... – pensó fastidiada Marina.

Como un acto coreografiado, la gente miró en dirección a Paris y después de nuevo a las jóvenes, todas las incrédulas miradas recayeron en las chicas. Por Dios... Ya no había ni cómo correr.

Las chicas estaban estáticas ahí, luciendo perfectamente ecuánimes, pero si mirabas bien en su pecho, verías que este subía y bajaba con un ritmo veloz y afectado. Estaban extremadamente nerviosas.

"Por favor" –dijo Paris tendiendo la mano elegantemente hacia las chicas en un ademán que las llamaba a acercarse al trono.

"¿Y bien?" –dijo Marina con el arte de un ventrílocuo, pues ni sus labios se movieron.

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