Dioses y Mortales

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Guerreras Mágicas: La nueva historia.

Dioses y Mortales

La gente se quedó inmóvil en su lugar, no pudiendo creerse la visión aun. Las chicas no estaban menos sorprendidas. ¿Y ahora qué?

Ante los ojos del pueblo, las más hermosas y altas mujeres que hubieran visto se revelaban.

Demasiado altas... Ya que los tacones de Céfiro nunca rebasaban los 7 centímetros, muy a diferencia de los pump heels de la Tierra que podían alcanzar fácilmente los 15 centímetros. Y ni hablar de la moda coreana donde llegaban a los 17cm.

Así que sumándole a las guerreras los doce centímetros de tacón que llevaban a su natural estatura, se veían exuberantes entre la gente. Y ya que sus largos vestidos no dejaban mostrar sus tacones, la gente asumía que ellas eran en realidad seres de tremenda estura, y siendo las mujeres de Céfiro más bien bajitas, las guerreras lucían imponentes.

"Las guerreras mágicas están aquí" –le dijo a la demás gente uno de los de atrás.

"Las guerreras mágicas están aquí" –otra voz hizo correr la noticia.

"¡Las guerreras mágicas están aquí, en la fiesta del pueblo!" –otro más le hizo a saber a la multitud de más atrás.

"¡LAS GUERRERAS MAGICAS ESTÁN AQUÍ! ¡VENGAN, VENGAN! ¡POR AQUÍ!" –el grito de un joven emocionado que agitaba sus manos e instó a la gente a seguirlo para verlas, acabó por "invocar" al pueblo.

"¡Las guerreras mágicas, vamos a verlas!" –decían las personas que corrían frenéticas tras el joven para ir a verlas.

Pronto las chicas se vieron rodeadas de una tremenda multitud que apenas si había dejado unos cinco metros diametrales de distancia entre ellas y ellos.

No lo creían, pero era cierto, ellas estaban ahí, entre la plebe.

De pronto y por un instante todo mundo puso rodilla al piso, cosa que las hizo sentir raras de nuevo.

"Por favor –dijo Anais después de unos momentos de bochorno –pónganse de pie"

La gente levantó la cabeza para mirarla y obedeciendo la orden de una de sus tres señoras, se pusieron en pie. Las miraron en silencio por unos momentos, pero la emoción de tenerlas tan cerca comenzó a imponerse.

"Son ellas de verdad"

"Es un milagro"

"Son las Diosas"

"Son toda una leyenda"

"Me gustaría tocarlas"

Esa clase de murmullos comenzaron a escucharse y poco a poco la multitud comenzó a moverse hacia las tres guerreras mágicas. Lentamente, sólo querían verlas, los más cerca posible, y... ¿tocarlas? ¡Sí por qué no!. Pero ESE era el deseo de cada una de las cientas de personas ahí reunidas. Y cada vez más se aproximaban a ellas, cada vez más se cerraba la multitud en torno a ellas. Cada vez más peligrosamente cerca ya que la emoción estaba matando el orden.

Las chicas comenzaron a retroceder asustadas.

La multitud se movía más rápido hacia ellas conforme ellas más retrocedían. Y pronto se vieron arrinconadas contra el grueso tronco de un árbol, rodeadas por completo y bastante lejos de las puertas principales del castillo.

La gente no detenía su tropel, y si eso seguía así, terminarían por aplastarlas.

"Por favor deténganse" –dijo Marina un tanto asustada, pero el barullo de la gente era tal que casi ni la oyeron. -¡Por favor retrocedan!" –Gritó un tanto cuanto aterrada y en un ademan instintivo levantó ambas manos delante de la multitud.

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