La escencia de la cual se enamoro YoonGi, no era de Jimin.
Hubo una pequeña equivocacion.
Jimin no es su predestinado.
Jimin es un beta, sin olor.
Sin esencia.
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Decidido a acercarse más a su omega predestinado, YoonGi investigó en internet sobre las vacantes de trabajo en el cine donde él trabajaba. Para su fortuna, encontró que estaban contratando personal para varios puestos, y eso le dio una excelente excusa para visitar el lugar y, tal vez, encontrarse con su supuesto omega predestinado.
Así que, con determinación, YoonGi preparó su currículum y se dirigió al cine, decidido a conseguir un empleo allí. Caminando por las calles con paso firme, no podía evitar la emoción de la posibilidad de pasar más tiempo cerca de su futuro novio.
Cuando llegó al cine, lo primero que hizo fue buscar el área de recepción para entregar su currículum. Mientras esperaba su turno, su corazón latía aceleradamente, anticipando el encuentro con el omega.
Finalmente, llegó su turno y una sonrisa segura se dibujó en su rostro mientras entregaba su currículum al empleado detrás del mostrador.
En ese instante, escuchó una voz conocida con la que había estado soñando, y cuando giró la cabeza, allí estaba su omega, quien había salido de la sala de proyección.
El corazón de YoonGi dio un vuelco al verlo y si lobo se encontraba feliz y ansioso de tener más de cerca el aroma del omega.
Con determinación y manos sudorosas se acercó, llamando la atención del peliazul. —¡Hola! ¿Trabajas aquí? ¡Es una agradable sorpresa verte! —Saludó con una gran sonrisa.
Sin embargo Jimin no entendía porque ese alfa se mostraba tan alegre de verle.
Jimin asintió con una tímida sonrisa —Sí, es mi primer semana.
YoonGi asintió emocionado, disimulando sus verdaderas intenciones. —Soy Min YoonGi, por cierto... Estudiamos en el mismo colegio. —Recordó al ver el rostro serio del omega.
Del cual a un no sabía su nombre.
—Si, te recuerdo... Diste el discurso. —Confesó avergonzado. —Soy Park Jimin.
¿Desde cuando un alfa le recordaba?
Y más con una sonrisa.
—Si, si. Ese era yo. —Susurro, sintiendo sus mejillas sonrojarse, que Jimin le recordará significaba que su lobo también lo había identificado como su predestinado.
Pero porque Jimin lucia tan sereno cuando él y su lobo estaban enloqueciendo por el delicioso aroma que desprendía de la sudadera del peliazul.
—Tengo trabajo. —Murmuró Jimin mientras sostenía las pesadas bolsas de basura. —Por cierto, suerte en la postulación. —Sonrió con amabilidad, al ver la carpeta en manos del alfa.
YoonGi, por su parte, no podía evitar sentirse aún más determinado a quedarse en ese cine para acercarse a Jimin, decido a conseguirlo, se sentó frente al mostrador, convencido de que si mostraba devoción sería contratado.
