6. Bolera.

3 0 0
                                    


Mirar a un lado.

Mirar a otro.

Mirar hacia atrás.

Hacia delante.

No hay rastro de él. ¿Es que acaso no ha escuchado donde íbamos? Pensé que lo había gritado bastante alto. Seguro estará allí cuando llegue. Mientras tanto debería enfocarme en el chico que está justo delante de mí, en lo que llevamos de trayecto no he abierto la boca y menos le he dirigido una mirada a Rodrigo no quiero que se entere que me gusta por que soy muy obvia. Sigo andando justo detrás de ellos. Camino adelantado un pie justo al otro intentando no caerme por el bordillo de la acera. 

En el grupo hay 3 chicas que ya conozco por que 2 de ellas son de mi clase y la otra la veo siempre persiguiendo a Rodrigo por el pasillo como un perro faldero cada vez que hay intercambios de clase, y también 2 chicos sin contar a Rodrigo que también son de otra clase pero conozco lo suficiente para saber que son unos idiotas de poco cuidado.

Rodrigo iba adelante del grupo con Mónica cogiéndole del brazo, llevan todo el camino así, que chica más empalagosa por dios. Justo detrás se encuentran Lucía y Sheila hablando sobre los nuevos modelitos que había en el Pull & Bear, vamos unas pijas en toda regla. Qué no tengo nada en contras de ellas pero hay dos tipos de pijas, están las que se visten con ropa cara y accesorios de marca y las que también visten así pero le van restregando a cualquiera que vean por la calle que van a lo último en moda, además sus padres están muy forrados y ninguno de los de clase media podría comprar ni la mitad de lo que compran ellas en un día.

Y por último enfrente mía estaban Samuel y Christian los dos chicos más populares del instituto descartando a Rodrigo. No paraban de hablar de los planes que tenían para este verano, aunque quedase todavía 7 meses para las vacaciones de verano, y yo todavía no sabía que iba ha comer mañana, y aunque quisiese no tenía dinero suficiente ni para tener una vacaciones decentes como viajar o comer las comidas más exquisitas de la zona. Bueno como me decía mi madre de ilusiones se vive.

-Hemos llegado- la voz de Mónica se escucha por toda la calle.

Me paro en seco por que pierdo el equilibrio después de que Mónica informase de aquello. Después de intentar no parecer que me había bebido una discoteca entera, me abro paso entre aquellos chicos que median como una montaña o eso es lo que me parece a mí. Un establecimiento con 2 pisos estilo gimnasio tenía un gran cartel iluminado que decía: Bolera los santos. La verdad es que parecía un lugar muy caro pero Rodrigo dijo que pagaba él así que no tenía en lo que preocuparme.

Entramos por una puerta doble que era corredera y una bocanada de ruidos juveniles y aire acondicionado estampó tras dar un paso dentro. Vuelvo a mirar a ambos lados para confirmar que exactamente no hay rastro de Erick. Okey, plan fallido será mejor que me divierta como pueda y disfrutar del día. Mónica se aproxima hacia mí con una sonrisa que deja al descubierto una línea de blancos dientes y que sentía que brillaban con toda aquella luz interior.

-Vamos a cambiarnos, ¿te vienes?- su voz es suave y amable.

Veo como Sheila y Lucía sacaban unas cuantas prendas de ropa rosas y moradas de su bolso que por como lucia podría costar toda una paga mensual de mis padre. Mónica lleva una bolsa blanca en la que puedo intuir que lleva su ropa y frunce el ceño esperando mi respuesta.

-Yo... no he traído ropa de repuesto- mi mirada se enfoca en el suelo que tenía un color marrón desgastado.

-Ah... bueno yo tengo ropa de repuesto si no te importa ponértela esta lavada- su tono sigue amable y me muestra una sonrisa.

Incluso Si No Me AmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora