PERSPECTIVA ERICK:
Perfecto, un premio digno para mí. Una motivación más que suficiente para tener ganas de esforzarme. Llevo años sin mover ni un dedo. Me lo dan todo comiendo de mi mano y nunca he tenido que empeñarme en hacer nada.
Desde que me fui de ese colegio con tan solo 7 años lo he tenido todo pan comido. Deje de esforzarme por todo tras perderla. Pensaba que no la volvería a ver y sin ella mis propósitos en la vida eran cero. Los años pasaban y fui siendo más seco con la gente, mi madre me propuso en volver a traerme a mi antiguo colegio en el último año si me volvía más sociable por que sabia lo importante que es ella para mí. Lo consiguió incluso me esforcé más en los estudios y las tareas de casa hasta llegar a ser el hijo perfecto. Contaba el tiempo para poder ver a mi princesa.
Lo malo era mi padre que se negaba a traer de vuelta a mi pueblo natal por que la tenía a su mujer allí en esa maldita y asquerosa ciudad. No hablo de mi madre sino de su amante. Sí, nos volvimos aquí no por que mi madre cumpliese la promesa. Yo sabía que mi padre le era infiel pero nunca me atreví a decírselo a mi madre por miedo de que se separasen y la idea de ser hijo único tampoco ayudaba, no podía contárselo a nadie. Básicamente estaba solo allí. Aunque no todo era malo al volverme más sociable salía con mis amigos de mi antigua ciudad, Manhattan. No me llevaba muy bien con ellos por que nunca me he llegado a encariñar tanto con una persona que con Ana, entonces si ellos no cumplían aunque sea el treinta por ciento de ese afecto no solía contarle nada. En conclusión solo tuve una sola amiga que al recordarme a ella me hacía sentirme cercano. Se llamaba Sophie, pero yo la llamaba Sofía como aquí en España se diría.
Ella me dijo que decirle algo a mi madre sobre la infidelidad de mi padre el una malísima idea. El caso es que ella fue la que me retiñó allí durante más tiempo. Paul otro amigo de Manhattan me dijo que ella le había contado lo de mi padre, así que según él, le daba pena y me confesó que Sofía me quería. Por eso me decía que mi madre no tenía que saber aquello. Por que ella sabía que si mi madre se enteraba querría venirse a Madrid antes. Y efectivamente eso pasó, tomé la decisión y se lo dije. Mi madre no tomó ninguna expresión como si ya lo supiera. Poco después estábamos en un avión de camino a Madrid. Mis padres se divorciaron y a mi no me dio tiempo de despedirme de nadie. Llegamos 2 semanas antes de lo previsto, así que pensé en acercarme a Rodrigo para saber un poco más de Ana antes de verla y hablar con ella.
Aquel día supe que él todavía la quería, pero el hijo de puta tenía novia. No sabía que ella lo quería hasta que entre en el instituto aquella mañana y lo hablando con él y esos pequeños ojos miel lo miraba con ese brillo... Sabía que iba a ser duro pero no tanto. Todo estalló cuando tuvimos la primera conversación y me gritó lo que más me esperaba. No poder llamarla princesa era un gran paso hacía atrás pero no me he rendido por que la química que sentimos en el laboratorio me dio esperanzas.
Necesito volver a llamarla princesa. Es lo único que me queda de hace 8 años. La mira al coger mi bola que era de color verde. Recuerdo la ostia que se había metido ella hace unos minutos y me sala una pequeña sonrisa a relucir. Esta bola pesa muy poco. Años atrás había ido con Sofía y Paul a una bolera y no se me daba nada mal. Solo necesito 2 strikes. No parece muy difícil ¿no?
Vuelvo a mirar hacía atrás y dedicarle un guiño. Aparta la mirada hacía Mónica y empiezan a hablar. Me encanta cuando se hace la loca, como si no hubiera visto nada. Miro hacía aquellos bolos que decidirían mi estabilidad emocional con solo un par de tiros. Alzo la bola y tomo un pequeño impulso lanzándola por el centro. Volví a coger otra bola antes de que se pudieran retirar los bolos por que ya sabía el resultado.
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Incluso Si No Me Amas
RomanceHola, mi nombre es Ana y esta es mi historia. Desesperante pero cierta. Soy una chica de pocos amigos pero estaba segura que mi príncipe azul, el chico con el que me casaría y tuviese hijos era ese amor de la infancia que toda niña pequeña tiene. Pe...