Martes 19 de julio, 1995.
Elayne Campbell estaba a punto de graduarse del colegio y tenía una lista de grandes objetivos para su último año. Si fallaba, no volvería a tener una oportunidad así y las experiencias de la juventud simplemente se esfumarían como humo. Todavía estaba a tiempo, podía disfrutar de noches en vela charlando sobre tonterías con sus amigos–los amigos de su novio, para ser más precisa–junto a la chimenea de la sala común, burlarse de los modales nefastos de la familia Weasley en la mesa a la hora de comer en el Gran Salón de Hogwarts y caminar de la mano de Harry Potter por los corredores del colegio.
Le gustaban las miradas de las chicas envidiosas. Elayne amaba la atención.
Se había esforzado el doble por convencer a sus papás, funcionarios del Ministerio Mágico e importantes miembros de la Orden del Fénix al servicio de Albus Dumbledore. No basto con un puchero ni sus ojos de cordero. Tuvo que comprometerse a ser una invitada agradable para poder quedarse en el Número 12 de Grimmauld Place durante las vacaciones.
Sirius Black, el padrino de su novio, era el dueño original de la sede actual y encargado secundario de su cuidado. Era un hombre con historia, también había sido cercano a sus padres. Aun así, le costó conseguir el permiso para vivir dos meses en la lúgubre mansión.
Le habían impuesto reglas ridículas.
1. No dar problemas. Sus papás no querían una sola queja sobre su comportamiento, de principio a fin.
2. Ser educada. ¡Lo era! Era modesta, cordial y suficientemente culta. Ni siquiera tenían que hacer un alboroto por eso.
3. No beber. Tal vez había recibido una o dos llamadas de atención en la escuela, nada grave. Era bien sabido a leguas que la mansión de la familia Black contaba con una inmensa colección de licores, cortesía de su anfitrión. Bien, podía entenderlo.
4. No ser pesada ni malagradecida. ¿Qué debía agradecer? Su personalidad ya era perfectamente encantadora. De acuerdo, podía hacer comentarios poco moderados y fuera de lugar, ¡no lo haría frente a la señora Weasley!
5. Por encima de todas las demás: tenía terminantemente prohibido entrar a la habitación de un muchacho.
Basura. Eran reglas de gente anticuada.
Sabía cómo comportarse. Elayne se creía completamente capaz de mantener los problemas y sus hormonas a raya. Era una invitada en el hogar de un desconocido. Ni siquiera podía imaginarse a sí misma encima de su novio, no bajo el mismo techo en el que habitaba su padrino y toda una tropa familiar. No lo haría.
No lo haría.
Conocía poco o nada al heredero de la fortuna Black, Sirius. O como se hacía llamar de manera informal, Canuto.
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TRAGOS DE WHISKY +21 (EN EDICIÓN)
Fanfiction𝐓𝐃𝐖 | ❝¡Es la novia de tu ahijado, Sirius, ¿en qué demonios estabas pensando?!❞ Donde Elayne Rose Campbell pasa un interminable verano dentro del Número 12 de Grimmauld Place. O Donde Sirius Black III desafía todas las reglas por una chica cuya...