Camus tuvo razón en sus palabras, el tiempo transcurrió de forma rápida.
Cuando lo tuvo por fin en sus brazos sin que le fuera limitado el tiempo no dudó en darle muchos besos por su regordeta carita y no ha parado de apapacharlo cada día, no sólo él, también Aioria y sus padrinos Milo y Camus.
Ha sido consentido por todos en muchos aspectos, la pareja no hay un sólo día que no le lleven regalos a su hijo.
Se siente agradecido con ellos, le han brindado su apoyo incondicional desde un principio y por ello pensó en una forma de agradecerles todo lo que siguen haciendo por los tres.
A su mente llegó una idea y es que fueran los padrinos de su pequeño, esa es su forma de dar gracias por todo en general, Milo y Camus más que felices aceptaron, eligieron una fecha cercana para la celebración, por ello en un mes tenían todo planeado, una fiesta pequeña sólo para pocas personas.
Todo va muy bien para Aioros y su hijo, al mes tienen cita con el pediatra, pero ésta sería la última ya que todo está excelente con el bebé que cada día se vuelve más grande y fuerte, ya no hay nada de qué preocuparse, no existen riesgos en su salud.
Aioros pensaba seriamente en buscar un empleo de medio tiempo mientras Aioria cuida de Dante que ya cuenta con ocho meses de vida, su hermano terminó la preparatoria pero al no decidir cuál carrera elegir optó por tomarse un año sabático, igual buscaría un trabajo que le sirva como experiencia laboral y empezar a ganar su propio dinero.
Tampoco le molestaba en absoluto cuidar de su sobrino, sin duda llegó para alegrar sus vidas, su precioso niño consentido que a todos les ha robado el corazón.
Por fortuna el castaño consiguió un empleo de siete de la mañana a una de la tarde como ayudante de recepción en un hotel, mientras el menor de los Onassis Leo lo encontró en una cafetería de dos de la tarde hasta las diez de la noche, era perfecto y sus horarios no coincidían para evitar que el pequeño se quede sólo en casa ya que por ahora Milo y Camus están fuera de la ciudad por un viaje que planearon al ser una fecha especial para ellos como pareja.
Tenía dos semanas en su trabajo, era muy tranquilo ya que poca gente al día se llegaba a hospedar en el hotel, en las noches era más el movimiento.
Faltaba poco para llegar a casa y ver a su hijo, sonrió porque todos los días su niño lo recibía con los brazos abiertos, para su edad era un bebé inteligente, que no hacía berrinches, al contrario se portaba bien con su tío Aioria.
- Hermano ya llegué. Se anunció en cuánto cerró la puerta.
El menor gritó desde la cocina ya que estaba por terminar de preparar la comida, el castaño se dirigió hacía allá, Dante que estaba sentado en su silla al ver a su papi estiró sus bracitos para que lo cargara y así lo hizo, no sin antes darle un beso en su frente.
A los pocos minutos ya estaban comiendo los hermanos mientras el pequeño jugaba con su papilla y luego se lo metía en su boquita embarrando sus cachetitos regordetes, Aioria limpiaba los restos de comida que fueron a parar en el cabello de su sobrino, ¿Cómo llegaron hasta ahí? Él no se lo explicaba.
El castaño se encargó de lavar los platos sucios y limpiar la mesa mientras su hermano se preparaba para partir a su trabajo en la cafetería, media hora después se despedía de los dos con un abrazo y beso, hasta la noche que se verían.
Trataba de dormir a su hijo pero era inútil, el pequeño estaba más que despierto sin dar su brazo a torcer para tomar su siesta de la tarde.
Se le vino a la mente ir al parque que está cerca de su casa, tal vez eso ayude a que Dante logre dormirse, también que observe otro escenario diferente al habitual: los árboles, niños corriendo por todo el lugar y el canto de las aves, un nuevo entorno sería lo ideal.
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Destiny
FanfictionEl destino puede ser trazado por los dioses o muchas veces nosotros mismos somos dueños de nuestras vidas y forjamos ese sinuoso camino que está lleno de obstáculos y dolor. El futuro de Aioros Onassis había sido visto y se le fue dicho. Tal vez en...