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Eren es como un rompecabezas, y lo último que me dijo antes de irse fue la pieza final de este.

"Tengo amnesia"

Esa frase retumba en mis oídos cada vez que pienso en aquel chico de ojos esmeralda.

Pero, ¿Si se olvida de algunas cosas, se podría olvidar de las personas? Una fuerte puntada sentí en el pecho al pensar aquello.

—Espero que no.— Murmuré en bajito.

Mientras caminaba hundida en mis pensamientos no me di cuenta que estaba afuera de la cafetería de Levi, al parecer mis pies me guiaron inconscientemente. Al entrar me dirigí a una mesa y saqué mi celular de mi bolsillo para comenzar a investigar de lo que padecía Eren.

Un mensaje recibí de parte de Jean preguntando por mi paradero, lo cual le contesté de inmediato. Al cabo de unos minutos vi a mi mejor amigo entrar a la cafetería y dirigirse hacia donde estaba Levi atrás del mesón para pedirle unos cafés.

—Un latte vainilla para la señorita, y un capuchino para mi.— Dijo mientras me entregaba el café y se sentaba a mi lado.

—Gracias.

Le di un sorbo a mi café sin despegar la mirada de mi celular. Este informe que estoy leyendo es bastante interesante, habla de los síntomas y las causas de la amnesia.

—¿Qué haces?— Me preguntó al ver que estaba concentrada en lo mío mientras el leía lo que estaba investigando.— La amnesia supone la pérdida de la memoria...

Dijo y me miró confundido.

—Eren me comentó que tiene amnesia.—

—Oh, mierda.— Continuó un poco sorprendido.— ¿Qué le pasó?

—No lo sé, no quise preguntarle, se veía bastante afligido cuando me lo dijo.

...

Cuando llegué al departamento fui en busca de mi computador. Me senté en el sofá y a los segundos llegó mi gata para acostarse a mi lado esperando que le hiciera cariño.

Pasé horas y horas en el computador leyendo sobre la amnesia pero era un poco confuso.


***


—Por favor vengan a dejar sus cuadros sobre el escritorio.— Dijo el profesor cuando terminó la clase.

Salimos con Jean y antes de salir de la sala pude notar como el profesor se había quedado observando mi pintura, bueno, la pintura que me ayudó a terminar Eren.

Una vez que nuestras clases terminaron me separé de Jean, yéndose cada uno a su casa.

Al llegar de la universidad, ya era de noche por lo que decidí hacerme de cena unos fideos con salsa, esperanzada que esta vez me queden decentes. Estaba colocando el paquete de fideos en una olla cuando el tono de llamada de mi celular me interrumpió.

Sonreí al leer el nombre.

—¿Aló, Eren?— Pregunté colocando la llamada en altavoz.

¿Qué haces?

—Intento hacer pasta.— Dije mientras le colocaba un poco de sal a los fideos.

Escuché una risa al otro lado de la línea.

Deja de cocinar y ábreme.

—¿Ah?

Abre la puerta.

Amnesia | eren jaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora