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Izuku ahogó un suspiro por tercera vez en un lapso de veinte minutos.

Estaba caliente, tenía hambre, katsuki estaba siendo la pequeña bola del diablo que era y el hermano de Fuyumi estaba algo tarde.

Midoriya de verdad rezó a todos los dioses posibles en su cabeza para que la tierra lo tragara y lo arrojara a algún rincón (preferiblemente Hawaii, realmente necesitaba unas vacaciones) para esperar el dulce beso de la muerte de la forma más patética posible.

Kacchan bufó, desesperado por no moverse del mismo lugar desde hace tiempo. El pecoso sabía de primera mano cuánto odiaba el animal no sacar toda su energía de cachorro durante el día, pero estaba claro que ambos tenían diferentes ideas de diversión sana; por un lado, Izuku disfrutaría de pasear tranquilamente a su perro y que éste se conformara con el juego de la pelota, pero por el otro estaba Katsuki, quién podría jurar que sonreía ante las masacres sin piedad de cucarachas y podía perseguir ardillas durante horas mientras le ladraba a su pantufla solamente por ser más grande que él.

Le dió una mirada cansada al pomeranian, casi rogándole que por favor, por favor aguantara unos minutos más mientras su nuevo compañero de juegos aparecía. Pero por supuesto Katsuki, siendo la bestia desalmada que era, prácticamente le escupió en la cara y le gritó un fuerte "No, púdrete" mientras le pateaba en la entrepierna. Obviamente no sucedió, pero las mordeduras en su pantalón se sintieron así.

¿Era así como se sentía ser un padre soltero? ¿Solo, con calor, hambre, y que tu único hijo desprecie tu amor...? Dios, necesitaba llamar a su madre y darle las gracias por si quiera soportar su fase emo de secundaria.

—Katsuki, si sigues así compraré los premios para perro normales de la tienda y no esos que son de figuras de hueso –frunció el ceño, para que aunque fuese un perro, supiera que hablaba realmente en serio–. Sabes que lo haré, no me retes.

—¿Midoriya? ¿Eres tú?

Cuando Izuku levantó la mirada se encontró con los ojos más curiosos, grandes y hermosos que podría haber visto jamás. Un muchacho con el cabello liso y de dos colores diferentes le miró con atención, esperando una respuesta a su pregunta.

—S-sí, soy yo, ¿eres el hermano de Fuyumi? –dijo, consiguiendo un asentimiento del contrario– ¿Cómo supiste que era yo?

El chico soltó una pequeña risa, tan suave que casi dudó que sucedió.

—Me dijo que encontrara a un chico de cabello verde pecoso con el pomeranian más malhumorado del parque, y que muy probablemente estarías hablando con él.

—Ah... –murmuró, poniéndose recto por la vergüenza de ser atrapado regañando a Kacchan–. Lo siento por eso, Todoroki.

El chico contrario estuvo a punto de contestar, cuando de repente Kiri, completamente extasiado, sube hasta el torso de Izuku y comienza a olfatearlo en los bolsillos tan brusco que casi cae al suelo.

—Kirishima, bájate, no seas chismoso –murmura Shouto, alejando al perro con delicadeza–. Perdón, Midoriya, estaba a punto de decirte que a veces hacía lo mismo.

Ambos se sonríen, hablando un poco mientras se adentran más al parque y dejan a Kirishima y Katsuki juguetear entre los arbustos.

Izuku estaba que se moría de nervios, Shouto era guapo y vestía mucho más elegante de lo que debería ir alguien que va a un parque para perros. De veras estaba intentando no hacer el ridículo frente a él,

—Lamento haber llegado tarde –dijo Todoroki–. Había algo de tráfico cerca de mi trabajo, así que me demoré en recoger a Kirishima.

—No importa, no fue problema, no esperamos mucho tiempo –decidió omitir el detalle de que, de hecho, estuvo esperando veinte minutos bajo el sol–. Y... ¿dónde trabajas?

—En la empresa Endeavor, es algo aburrido, así que realmente no tengo mucho que decir al respecto.

—Oh, sí, te entiendo, también trabajo en una empresa aburrida –se apresuró a contestar–. Digo, no es taan aburrida porque mi mejor amiga también está ahí, pero a veces lo es ¿sabes? Es decir, es obvio que a veces lo es, así son todos los trabajos en compañías, excepto probablemente cosas enormes como All Apple o Gran Torimovistar pero- ah, no, estoy seguro que también es un dolor de cabeza estar ahí...

En cuánto hizo contacto con la cara divertida de Shouto, cerró el pico y fijó su vista en Kirishima intentando oler el trasero de Katsuki (mientras el más pequeño continuaba ladrando a una decoración falsa de All Might) con gran emoción; estaba tan avergonzado, siempre despotricaba cuando estaba nervioso y eso había sido la primera vez en años que lo hacía con alguien nuevo.

—No me hagas caso, perdón, pero uh- sí.

Shouto soltó una de las risitas más suaves que había escuchado en su vida, ni siquiera era una de burla, parecía estar repleta de cariño con cada segundo que pasaba.

—No me molesta, Midoriya, nunca está mal decir lo que uno piensa.

E Izuku pudo jurar que su corazón dio un brinco en su pecho, porque rió nerviosamente y continuó hablándole acerca de cómo tenía una relación de amor-odio con la editorial de novelas en la que trabajaba, y cómo cada vez que tenía un mal día una de las mujeres ancianas de la recepción siempre le daba galletas de almendra com chocolate, o sobre la vez que intentó tomar fotografías de Katsuki para su madre y en cada una de ellas aparecía borroso y con los ojos tan rojos que parecía un animal poseído.

Y Todoroki simplemente escuchó. Atento a cualquier detalle, haciendo preguntas que lo impulsaban a hablar más, y riendo tan suave cuando creía que lo había aburrido.

Todo era genial y tan empalagoso, casi podía jurar que pudo oír Just the Two of Us de fondo, hasta que cualquier rastro de romanticismo dejó el ambiente cuando ambos escucharon a Katsuki gruñir del enojo bajo ellos. Se veía tenso, mientras Kirishima estaba tan contento como siempre, moviendo su cola de un lado a otro sin parar y jadeando como loco.

Ambos soltaron una risita al ver al pequeño dúo cansados de tanto jugar bajo la brisa de finales de verano y la sombra de los árboles. Todoroki sacó su teléfono distraídamente de su bolsillo trasero, poniéndose de pie de inmediato al ver la hora que marcaba el aparato.

—Lo siento, Midoriya, pero Kirishima y yo debemos irnos ahora –suspiró, llamado al pastor alemán para atar la correa a su collar–. Le prometí a mi madre y hermanos que haría la cena cuando lo terminara de pasear.

—No te preocupes, Todoroki, está bien –dijo, también abrochando una correa anaranjada al pequeño collar de Kacchan.

—Pero...–se apresuró a decir el otro– Puedes darme tu número para poder pasearlos juntos de nuevo, si quieres...

Y luego Izuku sonrió, con las mejillas tan rojas que parecían fresas con las pecas esparcidas por su rostro.

—Me encantaría.

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⏰ Última actualización: Sep 04, 2021 ⏰

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Who let the dogs out? | 'Tododeku'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora