—Ese perro te odia, Izuku, acéptalo –dijo Ochako, mientras tomaba otra de las galletitas de vainilla del gran tazón en la mesa de la cocina–. Mira, el chihuahua de la mamá de Tenya también me ladra cuando voy a visitarlos, pero te acostumbrarás. No es tu culpa.Izuku suspiró; ya llevaba dos meses con Kacchan en su casa y seguía sin poder ganar el aprecio del animal. Es más, parecía que con el pasar de los días le desagradaba cada vez más al can.
—Estoy seguro que estoy haciendo algo mal... ¿será que debo mimarlo más? –Midoriya observó a lo lejos a Katsuki atacar a uno de sus peluches con toda la rabia que un perro de su tamaño podía albergar– ¿Por qué crees que esté tan estresado? ¿Estará enfermo...?
—Dios mío, Deku. ¡Literalmente has gastado más en Katsuki que en ti durante estos dos meses! –dijo, mientras hacía una pausa para comer su galleta–. Créeme, lo único que tiene ese perro es odio en su corazón, no es tu culpa.
—No creo que sea eso, Ochako –Izuku negó, sonriendo–. La chica que me regaló a Kacchan dijo que era el más pequeño de la camada y que siempre era dejado de lado. Estoy seguro que si le doy el suficiente amor confiará en mi.
Su mejor amiga le miró durante unos instantes, casi como si estuviese esperando que esas palabras saliesen de su boca.
—Bien, pero si vuelve a cagarse en tu alfombra a las siete de la mañana, no quiero que me llames llorando. Fue divertido la primera vez, pero a la tercera ya no tanto.
—¡Intenté llevarlo al patio, pero terminó arrancando mis flores! –sollozó el pecoso–. Tengo miedo que un día de estos me deje un regalito suyo en mi cama...
—Escuché de mi suegra que hay un parque público para perros cerca de tu casa, ¿por qué no lo llevas contigo a dar un paseo? –animó la castaña–. Podemos ir ahora mismo, es nuestro día libre, además, Tenya llegará tarde del trabajo.
—Hmmm, un parque para perros... –murmuró pensativo–, Kacchan tiene correa y un collar, pero aún así me preocupa...
—¿Que corretee a otros perritos inocentes? ¿o que asuste a los otros dueños? –carcajeó Ochako– ¿te preocupa acaso que le muerda las nalgas a un niño pequeño y salgas demandado?
—¡No, nada de eso! –bufó– Lo que me preocupa es que Kacchan se estrese con tantos perros grandes. Él es apenas un cachorro.
—Deku, él parece una pelotita de odio, ningún perro adulto lo va a tomar en serio. ¡Pareces un padre sobre protector!
—¡Okay, okay! Iremos, pero primero debo buscar las cosas.
Izuku se bajó de la silla de la cocina en la que se encontraba, mientras se acercaba a la sala para buscar la correa entre los cajones de un mueble. Luego de unos minutos rebuscando por toda la habitación, por fin los encontró.
—Bien... ahora la parte más difícil –dijo, lo suficientemente alto para que su mejor amiga escuchase–. Ponerle el collar a Kacchan.
Izuku estaba completamente seguro que en su vida pasada fue un domador de bestias o algo por el estilo.
Había logrado por fin ponerle el collerón y correa a Katsuki. Luego de treinta minutos de correteos, mordiscos y gruñidos, estaban listos para irse de paseo. Bueno, casi listos; el único problema era que el pequeño animal no quería levantar su peludo trasero del piso de madera.
—Vamos, Kacchan, no quiero jalarte... –sollozó Izuku– Tampoco quiero que parezca como que te estoy obligando...
—¿Es la primera vez que va de paseo? –preguntó la chica.
—No, lo he llevado a dar una vuelta por la calle, pero creo que hoy no está de ánimos para caminar hasta allá –murmuró, luego tragó duro–. Sólo hay una manera de sacarlo de la casa.
Su amiga chilló asustada.
—¡¿No me digas que...?!
—Sí, lo cargaré hasta allá. Cueste lo que cueste.
Apenas el pecoso se había acercado al pomeranian, éste le ladró, mientras lo retaba con la mirada. Izuku sonrió decidido, sin despegar los ojos de Kacchan.
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Who let the dogs out? | 'Tododeku'
Fiksi PenggemarAu. Sin quirks | Dog!Bakugou & Dog!Kirishima Kacchan suele morder sus pobres pantuflas, orinarse en la alfombra de su sala, despertarlo con sus ladridos hacia la completa nada a las tres de la mañana y, por su puesto, utilizarlo como su juguete anti...