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Reki estuvo llorando en el hombro de Langa por mucho tiempo, no sabía exactamente cuánto tiempo, sólo sabía que poder liberar toda esa tristeza acumulada le había ayudado, ahora sentía un peso menos que cargar y también estaba listo para poder hablar con su padre.

- Gracias... Langa, por consolarme - Reki aún no despega su rostro del hombro del muchacho.

- Es lo mínimo que puedo hacer, me comporté muy infantil cuándo nos conocimos... - Langa apartó a Reki de su hombro para poder quedar cara a cara con él.

Tenía sus ojos hinchados y rojos, al igual que la puntita de su nariz, aún caía una que otra lágrima, las cuáles Langa iba limpiando.

- Nunca fui de muchos amigos, tenía mi grupo cómo todo niño pero mi papá era mi mejor amigo, él siempre me motivó a ser más sociable y poder abrir mi corazón a los demás... Él era genial... Pero cuándo murió, fue tanto el dolor que no quería volver a vivir ese sentimiento otra vez, por lo que no quería volver a encariñarme con alguien y fui alejando a las personas, me comportaba de esa manera para alejar al mundo entero y así no volver a sufrir otra pérdida.

- Ahora entiende tu comportamiento, aunque debo decir que igual fue entretenido tenerte de enemigo - respondió Reki con una sonrisa tímida.

- Y además actúe así contigo más que con el reto porque - Langa se sonrojó y apartó la mirada - porque te encontré lindo.

Reki lo observó mientras sorbía su nariz y regulaba los pequeños suspiros que le salían después de tanto llorar.

- Me siento halagado jajaja, nunca me habían dicho lindo - respondió Reki.

- ¿No lo encuentras extraño? ¿Qué un hombre se sienta atraído por otro?.

- La verdad no ¿Qué tiene de extraño? Si hay amor da igual.

Langa miró con amor a Reki y sonrió.

- Gracias Reki, y quiero que sepa que te apoyaré en este proceso, mañana debes lucirte en televisión para que tu padre te vea.

- Gracias por esas palabras Langa, lo haré.

Langa tomó con delicadeza las mejillas de Reki, mientras que con sus dedos pulgares iba limpiando las lágrimas que aún caían, su corazón latía fuertemente mientras miraba esos intensos ojos color ámbar.

Reki se sentía de la misma manera, por algún extraño motivo estaba nervioso, su corazón latía y pequeños escalofríos recorrían su cuerpo al observar los lo penetrantes ojos celestes del canadiense.

Lentamente comenzaron a acercarse, cerrando sus ojos mientras iba sintiendo cada vez más cerca la respiración del otro, hasta que sus labios rozaron.

Mientras en el interior del bar los demás compartían felices, Reki y Langa se besaban afuera del restaurant.