Stay With Me [SasuSaku] (TERMINADA)

Capitulo 30

El día se sentía terriblemente helado a comparación del día anterior, sentí como el aire se colaba por mi habitación calando mis huesos, tape hasta las ojeras a mi hijo mientras me levantaba a cerrar la ventana, sin duda alguna se sentía que ya estábamos ingresando a invierno, creo que fue mala idea venir en esta temporada, en México no se sentía tanto frío y mi hijo estaba acostumbrado al clima de allá por ello, lo protejo aunque parezca buñuelo envuelto.

Anoche Sasuke se quedó para cenar, y mi hijo estaba más que feliz al tener un padre con él, mi papá estaba todo la noche frunciendo el ceño pero nadie dijo nada, para arruinar la felicidad de Daisuke.

Los problemas de los adultos no deberían de interferir con los niños, pero a quien engaño, siempre lo hacen y los que salen perjudicados son siempre los niños. Aunque estuve sonriendo falsamente se que Sasuke se dio cuenta de ello, lo veía en su mirada pesada sobre mi, odiaba el poder de esa mirada ¿Ya lo había dicho? Bueno, vuelvo a recalcarlo.

- Arriba dormilón.- le digo a Daisuke que seguía metido en la cama, solté un suspiro mientras lo jalaba de los pies y él empezó a quejarse

- SUELTAME.-

- NO, YA LEVANTATE.- le digo mientras le hacía cosquillas en los pies y él empezaba a reír fuertemente, sin duda alguno mi papá y Shizune ya se habían despertado.

Mi plan para el día de hoy era perfecto, vamos a desayunar, iremos a visitar la tumba de mi madre, pasaría por la casa a recoger algunas cosas, y después iremos a buscar un hogar en el cual vivir, tal vez un departamento para los dos estaba de maravilla, solo tendría que buscar uno que tuviera cuartos para terceras personas.

Era el plan más bello de la tierra, si cierto azabache no hubiera aparecido por la puerta cuando nosotros íbamos de salida. Solté un bufido, cuando mi hijo había corrido a los brazos de Sasuke.

Ya no traía consigo el uniforme de policía, sino ahora vestía una chamarra negra de piel, unos vaqueros medio rasgados y una playera blanca que mostraba... NO NO NO, deja de verlo y encontrarle algo bonito en su cuerpo.

- ¿Qué haces aquí?.- le digo frunciendo el ceño, acercándome a ellos

- Te dije que iba a venir desde ayer, te mande un mensaje.- dijo mostrando una mirada de indiferencia

- No he revisado mi celular.- y no era mentira, lo revisaba ya a la media tarde, cuando se trataba de trabajo, mis clientes me llamaban ya que sabían que no respondía mensajes.

- ¿Vas a acompañarnos?.- decía mi hijo bajando de los brazos de Sasuke

- Si, vamos a la camioneta.- empezamos a caminar hacía la acera, y vi la camioneta de Sasuke, aunque ya no era la misma que hace años, era muy diferente, podría decir que más moderna y espaciosa. Mordí mi labio para evitar decir algo respecto a la camioneta.

Al abrirla, el olor a fresco inundo mis fosas nasales, como amaba ese olor, siempre que salíamos en la camioneta, ese olor me tranquilizaba, maldito.

- Bien, te voy a abrochar el cinturón.- le digo a mi hijo mientras lo ponía correctamente en el asiento y abrochaba su cinturón, él veía a todos lados inspeccionando la camioneta

- Es bellísima.- dice mi hijo con brillitos en los ojos

- Lo es.- le digo sonriendo y cerrando la puerta, para subirme al asiento de copiloto, Sasuke ya estaba arriba esperando a que estemos listos.

- ¿Ya?.-

- Ya.- le digo mirando hacía la ventana, y siento como empieza a andar hacía nuestro destino, sería un camino largo, prendí la radio y buscaba alguna estación que me llamará la atención.

Mierda

Aleje mi mano del estéreo, mientras sentía vergüenza de lo que acaba de hacer, chasqueo la lengua al escuchar la estación que puse, odiaba esa estación, me cruce de brazos mientras miraba nuevamente la ventana, tendría que aguantarme.

Como se me ocurrió hacer eso de nuevo, yo ya no tengo derecho alguno, solo soy su ex novia y la madre de su hijo, y hasta ahí.

Entonces, porque duele.

Sacudí levemente la cabeza tratando de enfocar mi mente y mis ojos hacía afuera.

En pocos segundos después, la estación cambio a una que a mi me encantaba, fruncí el ceño y sin querer vi a Sasuke quien seguía manejando.

- Odiabas la estación anterior.- me dice sin quitar la vista

- Uh.- ¿Qué mierda fue ese sonido? Me di un golpe mental mientras regresaba mi mirada a la ventana, y escuche una risa, y sin querer sentí mi corazón acelerarse levemente por el sonido que hace años no escuchaba pero que odiaba.

- ¿Qué mierda fue ese sonido?.- dice Sasuke por lo bajo para que Daisuke no escuchará la grosería, sentí mis mejillas arder levemente, inflando una mejilla

- Cállate.- le digo tratando de no verlo, ni aunque fuese de reojo

Nadie dijo nada, y un silencio menos tenso se estableció dentro, sin duda alguna, el camino iba a ser largo.

- Se durmió.- anunció Sasuke luego de 30 minutos sin decir alguna palabra

- Se despertó temprano, y todavía tiene el horario de México.- le digo alzándome de hombros

- ¿Estaban en México?.- mierda

- Si.- le digo mientras parábamos en un semáforo, la música era la única acompañante para evitar caer en un momento incomodo

- ¿Por q...-

- No quise hacerlo.- le digo adivinando lo que iba a preguntar, y yo solté un suspiro.- Pensé que era mejor mantenerlo así hasta que fuese el momento indicado supongo

- Borraste tus redes sociales.-

- ¿Me estabas stalkeando?.- le digo sonriendo con burla, y fue en ese momento que olvide lo que pasamos hace años, Sasuke soltó un bufido

-Quisieras.- yo empecé a reír por su respuesta y el semáforo se puso en verde.

- Extrañaba tu risa.- eso hizo que mi risa se detuviera, me moví incomoda en mi lugar y simplemente ignore lo que acababa de decir, lo último que quería era que Sasuke empezará a hablarme como si nada hubiera pasado.- Saku...

- Mami ¿Ya llegamos?.- la voz de Daisuke adormilada se hizo presente, agradeciendo eternamente que mi hijo interrumpiera lo que fuese a decir Sasuke, no quería escuchar, o no por el momento lo que tuviera que decir.

- Falta poco.- le digo sonriendo mientras me volteaba levemente para acariciar su cabello.

Yo ya imaginaba lo que iba a decir Sasuke, y siendo sincera no quería escucharlo, tal vez era miedo.

Miedo a que fuera a perdonarlo fácilmente y dejarlo entrar nuevamente a mi vida, y ahora solo debía de preocuparme el bienestar de mi hijo, y solo eso. Ya lo demás tendría que esperar.