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Andrómeda Black

La biblioteca se encuentra casi desierta, así que no le es difícil encontrar a Narcissa y Lucius. Los dos muchachos están sentados en una de las mesas del fondo y Andrómeda va derechito hacia ellos.

Cuando llega, deja caer su bolso sobre la mesa y jala una de las sillas. De inmediato, su hermana levanta la cabeza. Tiene el ceño fruncido, preparada para echar a quién quiera que se haya atrevido a molestarlos, sin embargo, su gesto se relaja cuando se da cuenta que es ella.

—Pensé que te quedarías a estudiar en la Sala Común —dice Narcissa.

Andrómeda suelta un bufido mientras se sienta en la silla, frente a su hermana y su amigo.

—Ahora es imposible —responde—. Todos están perdiendo la cabeza por las votaciones de la mejor sonrisa del colegio y estoy cansada de escuchar de Berta Jorkins las supuestas mil razones para votar por Lockhart. Además, Rodolphus y Rabastan han empezado una competencia de gobstones en la Sala Común y ya te imaginaras como apesta después de que ganaran todas sus partidas... Bueno, a eso súmale que por obvias razones no podemos abrir las ventanas y entenderás que hago aquí. Pero Bella está tolerándolo bastante bien, parece disfrutar ver como los Lestrange le quitan el oro al resto —añade Andrómeda, encogiéndose de hombros.

—Maravilloso —suspira Narcissa.

Andrómeda asiente y, luego, mira a Lucius con avidez. El muchacho, que se había limitado a escuchar el intercambio entre hermanas, luce repentinamente aterrorizado. Antes de que pudiera esconder el rostro en alguno de los pesados libros que tiene, Andrómeda lo intercepta:

—Entonces... San Valentín es mañana. ¿Ya has invitado a Severus?

El rostro de Lucius se pinta de rojo mientras agita la cabeza hacia los costados. Andrómeda suspira, completamente decepcionada.

—¿Por qué?

—No lo presiones —interviene Narcissa— y baja la voz —añade, señalando con la mirada a un punto en el otro extremo de la biblioteca.

Se apresura a mirar donde su hermana y descubre que Severus Snape también está allí, sentado en una mesa repleta de libros junto a Lily Evans. Él no parece darse cuenta de nada, se limita a escribir en una hoja de pergamino.

—Deberías invitarlo ahora —sugiere Andrómeda en un susurro.

—¿Estás... loca? —pregunta el muchacho entrecortadamente.

Probablemente debería golpearlo por llamarla loca, pero no lo hace. Por el contrario, sonríe malvadamente y dice:

—Oh, hablas. Eso es genial, estaba empezando a preocuparme que fueras mudo.

Narcissa rueda los ojos.

—Metete en tus asuntos, Andy. ¿No deberías estar con tu noviecito, ese Tonks?

No se inmuta.

—¿Y tú no deberías ir con tu noviecita, esa Evans?

Es el turno de Narcissa de enrojecer hasta las orejas. Andrómeda amplia su sonrisa y empieza a sacar sus cosas de su bolso.

Lucius parpadea varias veces, aturdido.

—¿Lily es tu novia?

—¡Lily no es mi novia! —responde Narcissa.

—Pero quiere que sea su novia —interviene Andrómeda.

—Eso... eso no es...

—¡Eso es genial! —grita Lucius, dando una palmada tan fuerte que la señora Pinche, desde su lado, los mira con los ojos centelleantes de rabia. El muchacho traga saliva y se encoge en su lugar hasta que la bibliotecaria deja de prestarles atención. Luego, continúa en voz baja—: Es genial, Cissy. Mira, tú puedes decirle a tu novia que...

—¡Qué no es mi novia!

—Lo que sea. Dile a Lily que convenza a Severus de ir a una cita doble mañana y...

—Ni hablar. —Narcissa se cruza de brazos y lo mira con fiereza. Andrómeda recuerda a su madre y siente que un estremecimiento le recorre la espalda—. Díselo tú a Snape. Vamos, ve allí e invítalo, no es tan complicado. San Valentín es mañana y si no te das prisa... alguien podría adelantársete.

Piensa —y sabe que Narcissa también lo hace— que aquello es imposible, pero comprende que su hermana solo lo dice para incentivar a Lucius a invitar a Snape de una vez, así que calla y espera.

Lucius asiente y mira con decisión hacia la mesa donde se encuentran Snape y Lily.

—Es... es cierto. Lo haré hoy. Hoy lo invitaré a una cita para San Valentín.

Los tres se pasan el resto del día en la biblioteca, pero Lucius nunca consigue reunir el valor para levantarse e ir donde Snape.

Y así, llega el día siguiente.

Ted, su novio, le pidió que se reunieran en el vestíbulo a las diez de la mañana, así que Andrómeda se dirige hacia allí.

Encuentra a su novio esperándola, pero también están sus primos, Sirius y Regulis, y sus amigos. James Potter y Peter Pettigrew cargan un enorme cartel rosado que tiene escrito en letras plateadas: «¡FELIZ DÍA DE SAN VALENTÍN! TOMA UN CHOCOLATE Y VE A TU CITA». Sirius y Regulus cargan con una caja llena de bombones de chocolate cada uno.

Le hace una seña a Ted y los dos se acercan hacia donde se encuentra el grupo de cuatro. Ellos le sonríen ampliamente cuando los ven llegar.

—¿Es algún tipo de castigo impuesto por McGonagall? —pregunta.

—Es nuestro regalo de San Valentín para el colegio, nos gustaría llevar felicidad a las parejas en este día tan especial —contesta Sirius, extendiéndole la caja—. Toma uno, Andy, y tú también, Ted.

La mirada de Sirius se ve absolutamente inocente, pero Andrómeda tiene la certeza de que está ocultando algo. Sin embargo, los bombones de chocolate se ven irresistibles, así que estira la mano y extrae uno de la boca. Ted la imita.

Andrómeda se mete un bombón a la boca y el efecto es inmediato.

***

Siempre he visto que hacen a Andrómeda como una especie de chica inocente, pero ella es una Black, es hermana de Bellatrix y Narcissa y también una Slytherin. Así que lo más probable es que te encaje una patada en el culo si la miras mal por más de dos segundos. Te amo, Andrómeda.

Y PERDONEN LA INACTIVIDAD. Los amo. <3

Sobre mí | SNUCIUS AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora