Intermediario [IwaKageOi]

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El rechinado de la cama y jadeos calurosos era lo único que se escuchaba en el piso de Oikawa e Iwaizumi. El hecho de estar en su tercer año de universidad, y el que los entrenamientos se cancelaran debido a la semana de exámenes, les hizo perder la cordura, no los culpen bastante habían tenido con mantener las manos fuera del otro por aquellos 3 años viviendo juntos en Tokio, ambos solteros con el estrés de sus últimos años de vida universitaria y el seguir entrenado arduamente para ser fichados por los grandes equipos.

El entrenamiento y el ejercicio era un buen método para descargarse del estrés y la ansiedad de los exámenes finales, sin embargo el calentamiento global hizo de las suyas y había estado lloviendo toda la semana, ninguno tuvo el valor para salir a buscar una buena follada, y que más daba, que más daba teniendo a dos jugadores de volleyball en plena forma...

No fue tan difícil para Oikawa, el que puso más resistencia realmente fue Iwaizumi, sin embargo Oikawa podía ser una mierda bastante convincente. Fue así como ambos terminaron extendidos en la cama de Iwaizumi, el pelinegro encima del castaño quien lo tomaba de los hombros en caso de que Iwaizumi quisiera escapar, cosa poco probable, pero no se iba a arriesgar, Toru abrió su boca permitiendo el paso a la lengua de Hajime, sus manos desabrochando con agilidad el cinturón del pelinegro quien se alineó entre las piernas del castaño para rozar sus ya duras erecciones.

La fricción entre ambos era ruda, sin una pizca de delicadeza, el ambiente se hacía cada vez más denso, el vaho saliendo de sus bocas creaban un pequeño humo debido al frío, a la mierda la calefacción, ellos tenían algo mejor para mantenerse calientes.

Oikawa rompió el prolongado y caliente beso "Quita esto." Prácticamente le gruño al pelinegro, tomando la camisa de este alzándola.

Iwaizumi bufo lanzando la prenda al suelo "Eres mandón." Su voz extra grave no pareció perturbar a Oikawa, "se justo y quita esto, estorba." Tiro la sudadera del castaño.

"No seguiré tus órdenes, me la quitaré cuando decida que sea necesario." Tomó al pelinegro de imprevisto agarrando su cabello y tirando hacia abajo "No me has puesto lo sufientemente caliente para sacar mi sudadera." El tono amenazante de Toru era algo a lo que Hajime estaba acostumbrado.

"Me importa una mierda, quítala." Iwaizumi se sentó rápidamente entre las piernas del castaño, lo tomó fuertemente de las caderas bajándolo hasta que su trasero topara con su erección.

Toru gruño, prácticamente patentado a Hajime sacó su sudadera "¿Feliz?"

"Ahora estas jugando justo." Oikawa rodó los ojos, el no jugaba justo, nunca, era la cuestión, si no estuviera tan caliente hubiera pateado las bolas del pelinegro.

Las manos de ambos volvieron a estar por todas partes, los roces eran fuertes, ambos chicos estaban luchando por el dominio. Oikawa mordió el hombro de Iwaizumi tan fuerte que pudo sentir el sabor metálico en su boca. Por su parte Iwaizumi dejó que sus fuertes y largos dedos se abrieran pasó por la parte trasera, rozando la entrada del castaño. En cuanto Oikawa sintió esa desagradable intromisión pateo a Iwaizumi lejos.

"¿Que mierda te pasa, Toru?" El pelinegro se veía descolocado, llevo por instinto su mano al hombro, la punta de sus dedos se tiñeron levemente de rojo, "Me mordiste hasta hacerme sangre, jodido imbecil."

Oikawa bufo "¡Tu eres el imbecil, estabas metiendo tus dedos donde no debían!" Le acusó prácticamente gritando, a nada de volver al cuello del pelinegro, esta vez para arrancarle la yugular.

"No se si has estado en esta situación antes, Oikawa. ¡Pero se supone que así es como es la penetración en relaciones homosexuales." Este también parecía apunto de arrancarle la cabeza a Oikawa.

"¡Lo se idiota, pero no soy el pasivo, nunca recibo, no es así como me gusta!" Oikawa volvió a chillar.

Iwaizumi le miró en silencio por un largo tiempo, sus facciones serias poco a poco demostrando incredulidad "¿Estas bromeando?"

Oikawa prácticamente se volvió loco "¡Lo he probado! ¿bien? La penetración anal definitivamente no es para mi, no estuvo bien, no fue placentero," explicó tratando de no golpear la estupida cara de incredulidad de su mejor amigo "y no me mires así, sabes que lo he probado más de una e incluso cuatro veces, simplemente no es para mi."

"¿Y que esperabas de todo esto? ¿Que fuera yo el pasivo? ¿Me has visto? Me gusta ser dominante, Oikawa."

"No lo se, pensé que estaríamos tan calientes que simplemente no te darías cuenta." Se encogió de hombros.

"Eres un idiota." Hajime se dejó caer en la cama con la cabeza colgando en el borde "ya me puse flácido de nuevo."

Oikawa chasqueó la lengua "También yo, mierda, iba tan bien." Siguió a su amigo y se lanzó a la cama, no tendría sexo hoy al parecer.

"Una lástima que seamos unos jodidos adictos al control." Oikawa escuchó a Iwaizumi reír.

Y eso le hizo pensar... quizás, sólo quizás si trajeran a alguien que no lo fuera, había una habitación más en el departamento, una persona pasiva, pero lo suficientemente fuerte para soportar a ambos, una buena complexión física, delicadamente justo, sin duda estaba de humor para una cabellera azabache, piel de porcelana, ojos exageradamente expresivos, que no hable mucho pero que sea lo suficientemente ruidoso en la cama, seguro eso le gustaría a Hajime, sus ojos, sus ojos deben ser azules, mayor de edad, que le guste volleyball que pueda soportar sus noches de partidos y los golpeteos de la pelota en las paredes, algún jugador quizás, los rematadores en su mayoría son dominantes, Oikawa lo dice por experiencia, los liberos en su mayoría eran pequeños, quizás, algún armador, alguien delicado y elegante...

Oikawa se sentó rápidamente, levantó su vista hasta su regazo, volvió a endurecerse...

"¿Qué se te ocurrió a ahora?" Pregunto iwaizumi desde la misma posición, era increíble el grado de conexión entre ellos.

"Creo que necesitamos un nuevo inquilino." Dijo sin mas, levantándose.

Eso pareció llamarle la atención al pelinegro "¿A quien tienes en mente?"

"Un viejo amigo, un intermediario." Oikawa sonrió, y era esa sonrisa, esa sonrisa que pone cada que tiene un plan macabro.

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