03: endless dilemmas

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La jornada del día había terminado y no había sido tan mala después de todo, a excepción de aquel chico de suéter que se había colado en mi mente rápidamente

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La jornada del día había terminado y no había sido tan mala después de todo, a excepción de aquel chico de suéter que se había colado en mi mente rápidamente. Era como si mi subconsciente me hiciera una mala jugada cada vez que luchaba contra ella, en donde jugaba sucio con la imagen de aquel rostro esculpido por los dioses. Por la falta de tiempo el almuerzo se me hizo lejano, era por eso que Jimin insistía en prepararme la cena. Sabía que sería el típico ramen instantáneo que venden en los supermercados, pero lo que contaba era su intención. Además no me esperaba mucho con el simple hecho de vivir en un lugar que parecía más un bosque lejano en lugar de una ciudad. Aún no lograba entender cómo es que habíamos llegado hasta allí.

— ¿Estás muy seguro de que no fue producto de tu imaginación? — Jimin estaba sentado en frente mío, yo me encontraba acostado sobre mi cama bajo una almohada, tratando de calmar mi nefasta mente. — A lo mejor te dormiste en medio de la clase y no te diste cuenta de ello. — sonaba muy convencido de sus palabras, yo por mi parte planeaba mil y un maneras de matarlo por no entenderme con mis extraños dilemas.

— Te juro que fue real. -— afirmé quitando la almohada de mi cabeza sin levantarme. — Si hubiese sido parte de mi imaginación no lo recordaría así de explícito, hablo en serio. — mi voz sonaba algo potente pero segura, y aunque pareciera algo completamente imposible, había ocurrido, y aunque por una parte si estaba algo loco, no estaba lo suficiente como para no diferenciar las cosas tal y como eran.

— No lo sé. — se encogió de hombros. — Es más, puede que tu subconsciente te estuviera engañando luego de la película que te hice mirar ayer. Quién sabe, lo traumas existen. — junté mis cejas.

— No estás ayudando. — tomó aire y se rió levantándose de su asiento.

— No era mi intención tampoco. — lo miré mal. — Mejor vente a cenar que lo hice con mucho cariño. — levanté mis cejas.

— Es ramen instantáneo.

— La intención cuenta, ¿Sí? — solté una risa y negué con la cabeza. El desapareció de mi vista al salir por la puerta y yo seguía con mi crisis existencial.

Sabía que lo que había ocurrido en la universidad no era algo que ocurría día a día, y estaba más que seguro de ello. No obstante, mi mente no podía dejar de concentrarse en eso. Lo que quiero decir es que tenía un sinnúmero de cosas para ocupar mi cabeza, por ejemplo: como serían mis materias, los gastos del lugar, el mal olor tras el baño, que uno de los enormes árboles alrededor nuestro no me matara e incluso buscar cómo bloquear cualquier tipo de contacto con mi madre. Pero por ser yo y porqué la suerte es inexistente dentro de mi vida, solo pensaba en aquel chico de suéter con rostro precioso.

Estás mal, Taehyung, muy mal.

Me levanté finalmente de mi cama y decidí probar ese ramen instantáneo. De igual manera tenía hambre a pesar de tener la mente ocupada, y sin duda alguna no me caería mal un poco de comida aunque fuese de aire. Llegué a la cocina, saqué un bol de la alacena para servirme la comida hervida sobre la estufa. Tomé dos palillos y me senté tranquilamente en la pequeña isla y comencé a comer tranquilo mientras me relajaba, olvidándome por un momento de mi pequeño dilema.

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