02: enchantingly terrifying look

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— ¡Ya, Taehyung! ¡Deja de mover la pierna! — Jimin gritó enojado, llamando la atención de los estudiantes que caminaban en el pasillo de la universidad

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— ¡Ya, Taehyung! ¡Deja de mover la pierna! — Jimin gritó enojado, llamando la atención de los estudiantes que caminaban en el pasillo de la universidad.

— Que carácter. Ya consigue novio, Jimin, por el amor de Dios. — el imitó mi voz en señal de burla. — Te pasas, yo no tengo la culpa de tener los nervios por la ver...

— Shhh. -— cubrió mi boca con su mano. — Nada de malas palabras, bajarás mi reputación. — claro, lo había olvidado; Park Jimin. El futuro mejor abogado de Corea, mismo que me había levantado sutilmente en la mañana con un friísimo vaso de agua directo a mi cabeza, causándome un agudo dolor de cabeza que se posaba en mi frente, dejándome sin desayuno para variar. Ese mismo que tenía la fama de socializar hasta con la arena y bajo ningún tipo de circunstancia debía bajar su reputación en ningún nivel de porcentaje, lo que me daba la obligación de ser el amigo con una excelente conducta tanto dentro como fuera del ámbito estudiantil.

— Discúlpame pero soy un ser humano, cometo errores de vez en cuando. — argumenté sacudiendo mi cabeza. — Deja de regañarme incluso por respirar, Jimin. — me miró.

— Deberías empezar a llamarme Hyung, así los regaños disminuirían. — dejó de mirarme y revisó su teléfono.

— Y tú deberías aprender a mantener la boca cerrada. — Jimin soltó un gruñido molesto y no dijo nada más. Yo estaba nervioso, estaba malditamente nervioso al imaginarme las mil y un maneras en las cuales podría morir de sólo pensar en atravesar esa puerta del infierno, la cuál se hacía llamar aula. Mis manos sudaban como si de ríos se tratasen, por más que quisiese controlar mis emociones se me hacía una acción imposible. No lograba entenderlo, pero tampoco era algo sencillo de entender siendo yo quien lo pensará.

— Joven Kim. — pegué un pequeño brinco en mi asiento al oír la voz femenina tras mío. — Aquí tiene sus horarios, su primera clase está a dos plantas de acá. — asentí tomando el documento en donde mis horarios se encontraban. — Joven Park, pase por favor. — Jimin se levantó emocionado de su asiento pegando un saltó como si de un niño de cinco años se tratase.

— Adiós, mi tortita de limón. — dijo lanzándome un beso, rodé mis ojos e ignoré el repentino apodo de Jimin.

¿Tortita de limón? ¿Qué clase de sobrenombre es ese?

Me dirigí hacia mi aula. Al parecer mi primera clase sería la de Embriología, no me parecía lo más interesante del planeta, pero al menos sabía de embriones. Agradecí internamente el hecho de que los pasillos no estuviesen hechos un mar de gente en dónde probablemente sufriría un accidente antes de empezar con mi carrera, conociendo mi suerte y colocando mi realidad ante todo. Mientras subía las escaleras sentía que mi estómago se cerraba de a poco, mis piernas temblaban aunque ese aspecto no fuese notorio, mi corazón latía a miles de kilómetros por hora y aunque sonase un poco dramático de mi parte, la presión se me bajaría en cualquier momento.

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