❣︎𝐋𝐚 𝐏𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚 𝐂𝐨𝐫𝐫𝐞𝐜𝐭𝐚❣︎ (𝐅𝐢𝐯𝐞𝐲𝐚)

Capítulo 14: "Amor"

[Algunas cosas una vez que las has amado te permanecen para siempre y si intentas dejarlas ir, simplemente vuelven a regresar a ti, se convierten en una parte de quien eres o te destruyen.]

-Amores Asesinos.

Narrador omnisciente

Reginald Hargreeves observaba a sus hijos dormir con cables conectados manteniéndolos dormidos plácidamente en sus dormitorios, tomando nota de cualquier observación en un viejo diario, observo con cautela del primero hasta el cuarto, detuvo su observación mirando a a número Cinco.

Se había equivocado, al menos en una parte, con Vanya, Cinco parecía feliz, había visto las miradas y pequeños gestos de la pareja. Pero el dolor de Vanya era mucho más profundo, mucho más difícil de curar que simplemente alejándola del peligro.

En su mundo, al que Reginald había pertenecido toda su vida, solo había algo que importara: las apariencias.

Un velo que ocultaba todo lo demás sobre una apariencia homogénea, no importaba ser algo, solo aparentarlo. No importaba ser feliz, solo dar la imagen de sentirse digno y completo con lo que uno tenía, siempre mejor que el resto.

Él nunca había cuestionado ese principio, porque jamás sintió que fuera equivocado.

Cuando toda aquella perfección se resquebrajo. Cuando se cuestionó todo al ver a su hija incapaz de controlarse y a la comisión molesto de ello. Su mundo quebró, su velo de apariencias cayo y él tuvo que levantarlo de nuevo, al menos hasta que pudiera sacar con vida a Vanya de aquello.

Miro atentamente su semblante tan frio y relajado a la vez el mismo había contribuido a educar a Cinco y a los demás bajo esas mismas directrices, perfección, entereza, y sobre todo, jamás mostrar una debilidad. Todos ellos lo habían cumplido a rajatabla, pero bajo todo aquello ellos guardaban un gran dolor que pudo vislumbrar más de una vez.

Externamente no había habido daño, sin embargo este había sido infligido a un nivel más profundo, donde ninguna cura llegaría.

Podía ver como sus hijos querían ser amados, pero nunca les mostraron manejarse en ello, como pedirlo y como devolverlo. Siendo sincero el mismo era inexperto en la materia. El amor no era algo que se enseñara en su familia anteriormente. La lealtad, la entereza, era la prioridad.

Las reglas entre los Hargreeves eran claras, pero claramente equivocadas. No había obrado con sinceridad con sus hijos, pero no significaba que todo fuera falso, era evidente que no lo era.

[...]

Cinco busco un buen libro sobre una de las tantas estanterías de la biblioteca, tomo un libro distraídamente antes de girar para mirar sobre un gran ventanal con vista hacia el patio, mirando a una Vanya absorta en un libro que asumía que era otra novela de amor trágico, un revoltijo de emociones en su estómago lo dejo sorprendido, nunca había sentido ese sentimiento con nadie más, de sentirse derretido por dentro ante otra persona, antes sus gestos, sus expresiones, y endurecerse por estos mismos, sus quejas u opiniones.

Eso era peligroso, y era lo que más miedo le daba. Perder el control sobre si mismo, ya se lo habían arrebatado una vez, y aunque no fue del mismo modo, no quería volver a perderlo. Aunque si debía ser sincero, por Vanya lo intentaría.

-Problemas en el paraíso-. Cuestiono Allison recargada en un pequeño librero observando con curiosidad a este, observo el rumbo por el que iba la mirada de Cinco no era sorpresa la manera en que miraba a Vanya, había un peculiar brillo que no lograba explicar, pero esta vez noto algo diferente el brillo seguía ahí pero sus ojos lo único que mostraban era culpa y cariño.