Recuerdo que mi teléfono celular se había caído a la tina cuando la estaba llenando para bañarme, razón por la que lo puse en una fuente con arroz crudo. Bíter se acercó a preguntarme qué estaba haciendo y le expliqué brevemente.-¿Esta roto?-me preguntó con mucha curiosidad.
-No,sólo descompuesto-le dije con resignación.
-¿Y eso que quiere decir?-continuó con su interrogatorio, apoyando las manos en mis rodillas.
-Que no puede funcionar. Que no puede hacer lo que se supone debería hacer...Que no cumple su función-dije como pensando.
-Eso quiere decir que yo estoy descompuesto también-me dijo y lo tome por las axilas para sentarlo en mis piernas-Yo no puedo cumplir mi función...
-Es diferente-le dije y me le quede viendo-Bueno...Tal vez no tanto. Cuando las cosas se rompen, pueden repararse y cuando la gente no puede hacer algo como los demás,a veces,crea su propia manera de hacerlo...
-¿Eso funciona?
-No siempre.
-Y ¿Sino funciona qué hacen?
-Buscan algo diferente que hacer-le contesté y el fijo su atención en mí teléfono celular que hizo levitar hasta sus manos.
Bíter se entusiasmó mucho con ese aparato y se quedó con el durante todo el día. En la noche me lo devolvió,justo cuando yo estaba poniendo la mesa para cenar.
-Lo repare-me dijo y lo puso en el bolsillo de mi falda-Quiero doble ración de postre.
-Sólo si te lavas los dientes dos veces-le dije revisando el teléfono.
-Pero la pasta dental me pica la lengua-me dijo enseñandome su lengüita.
Desde ese día tomó un enorme gusto por las máquinas de todo tipo. En una ocasión desarmo el reloj de la pared y en otra el televisor. Fue cuando también tomó mucho interés en los rompecabezas.
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La luz se extinguió y al hacerlo quedé ciega por varios minutos. No veía absolutamente nada salvó por manchas de colores. También sentí calor. Todo lo que hice fue quedarme quieta esperando a que mis sentidos se recuperarán. No estoy segura de cuánto tiempo pasó antes de poder ver ese piso extraño,las columnas flotantes y oír un rumor muy lejano. Estaba sola. No ví al Gran Sacerdote y la puerta no estaba más. Pensé que quizá me habían movido a otro rincón de ese inconmensurable lugar. Era imposible para mí saberlo. Di unos pasos y retrocedió el doble,mientras como una rata asustada miraba a mi alrededor. Pensé en llamar a Daishinkan,en voz alta,pero lo descarte. Ese sitio no te permitía acciones como esa. No puedo explicar el motivo de forma exacta. Quizá no era el lugar sino la incertidumbre que me estaba embargado.-Biter-dije cuando su persona volvió a mi mente y mi voz se extendió por aquel pasillo a mi derecha e izquierda.
Por un momento tuve la idea espantosa de que lo habían destruido. De que su padre también había sido destruido y de que un acto de crueldad me habían dejado pérdida ahi. Lloré al contemplar la posibilidad de que Bíter no existiera más. Me estremecí de miedo y de dolor. De pronto las cosas más pequeñas se volvieron en mi contra. Sentí un error terrible el no jugar con él,el día anterior. Pensé que fui muy dura cuando lo regañe por comerse todo el yogurt. Sentí que tuve que darle más besitos,más caricias, contarle más cuentos. Parecen cosas tan simples y tontas,tan carentes de relevancia que ni siquiera debía pensarlas,pero no pude evitar que golpearan mi cabeza en ese momento.
-Todo está bien-me dijo una voz a mi espalda.
Giré mi cabeza de una forma que hubiera provocado envidia en cualquier ave y me encontré con Daishinkan,esvosando una amplia sonrisa.
-Biter pasó la prueba-agrego para mi alivio.
Yo secaba mis lágrimas con las mangas de mi blusa. No sé porque hacía eso si no podía dejar de llorar por más que lo intentaba. Acabe con las mangas empapadas,una nariz llena de mocos y una risa nerviosa.
-¿Dónde está? ¿Puedo verlo?-le pregunté después de un rato.
-Me temo que no-me contestó el Gran Sacerdote y dió unos pasos hacia mí-Desde hoy Bíter se encargará de una tarea muy especial y por ello no podrá dejar nuestro planeta natal. Me pidió que le dijera que le agradece todo lo que hizo por él y que lamenta no poder terminar el rompecabezas que dejo en su cuarto.
No pude articular una sola palabra. Mi mandíbula temblaba, sollozaba afligidamente y no podía apartar mis ojos de ese sujeto que me veia con algo de extrañeza.
-La llevaré a casa-me dijo y me extendió la mano que tome sin darme cuenta.
Así mismo volvimos a casa,lugar que sentí tan vacío que me obligó a abrazarme a mi misma,antes de arrodillarme para levantar un osito de peluche con el que Bíter jugaba, cuando se sentaba en el sofá a ver la televisión.
Se que Daishinkan me dijo mucha cosas,pero no lo oí. Estaba en un estado entre la felicidad y el dolor. Bíter estaba vivo y estaba bien,pero no lo vería más. Ni siquiera me dejaron despedirme de él. Esa mañana estaba ahí,esa tarde jugaba con él en el parque y de pronto...No estaba más. He perdido muchas personas en mi vida. Siempre es un dolor diferente y siempre es de un momento a otro. Nunca he tenido tiempo para asimilar esas pérdidas y creí que por esto mismo todo eso sería más fácil de asimilar,pero me equivoqué. Era igual de difícil digerir aquello como lo fue lo anterior. No fueron más de seis semanas,
pero fue suficiente para adorar al pequeño Bíter.-Señorita Bell-me llamó el Gran Sacerdote y voltee a verlo-Muchas gracias por todo.
Me hizo una reverencia. El Gran Sacerdote me inclino la cabeza y yo sólo pude hacerle una pregunta ignorando la relevancia de ese gesto.
-¿Él va estar bien?
-Sí-me contestó gentil e hizo aparecer su cetro-Desde ahora, Bíter se encargará de reparar, modificar y reconstruir los centros de los ángeles,entre otras herramientas de uso de los dioses.Bíter,el herrero. Le gustan mucho las máquinas-añadió de forma muy simpática.
-Sí,le gustan mucho-dije secando mi rostro con las manos.
No fue algo fortuito.Cuando Daishinkan supo de la afición de Bíter por los objetos tecnológicos se le ocurrió proponer a Zen Oh Sama,que ese pequeño ángel fuera el encargado de las máquinas celestiales. Claro que antes de decidir algo así,Biter tendría que pasar unas pruebas.
Supongo el Gran Sacerdote confiaba en que su hijo podría superarlas,después de todo se las arregló para prepararlo para ello. Habían muchas cosas que yo no nunca iba a entender respecto a cómo funcionaban las cosas entre los ángeles. No valía mucho la pena indagar más allá.-Tengo que irme ahora-me dijo al darme la espalda-He dejado su casa tal y como estaba. Le recomiendo no quitarse ese brazalete por ahora. Aún pueden haber individuos un poco fastidiosos. Que tenga una buena noche.
En ese momento no lo entendí,
pero las palabras y la actitud de Daishinkan no me sonaron a una despedida. Me quedé en el sofá abrazando el osito y viendo la fotografía que el Gran Sacerdote, Bíter y yo nos habíamos tomado hace apenas unas horas. Mi ángelito estaba bien y tenía la esperanza de volver a verlo,
aunque fuera para decirle adiós. Pensando en eso me dormí.
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Ternura Reserva
FanfictionUna muchacha encuentra un ángel bebe en el campo. Unas horas después aparece su padre a pedirle que cuide del pequeño,pero sin darle una explicación del porqué. ¿Cual será el motivo por el cual ese niño tiene que ocultarse en este mundo?