Cap #6

323 33 5
                                    

Pandora abrió los ojos débilmente, miró hacia todos lados, al parecer estaba en la camilla de un hospital. Su madre estaba dormida incómodamente en una silla junto a la puerta. Abrió los ojos lentamente y se puso de pie de un salto, corrió hasta Pandora y la abrazó fuertemente.

-Pandora, estás bien- dijo con lágrimas corriendo por sus mejillas

-Mamá no me zangolotees, me duele la espalda- hizo una cara de dolor.

-Lo siento mi niña. Me asustaste- dijo tomando la cara de Pandora entre sus manos- Pensé que no despertarías.

-Pues cuando estuve inconsciente- dijo Pandora confundida

-Entraste en coma. Tenías una semana así- los ojos de Victoria se llenaron de lágrimas- Pensé lo peor, no sabes el miedo que sentía al pensar que podía perderte.

-Tranquila mamá- dijo Pandora intentando tranquilizar a su mamá- todo estará bien, ya desperté. Estoy bien.

-Tienes razón- dijo Victoria limpiándose las lágrimas.

-Y qué pasó con lo de Pablo?- preguntó recordando de que se le acusaba.

-Pues nada, la policía suspendió temporalmente el caso a causa de tu coma pero dijeron que en cuanto despertaras se reabriría.

-Bueno entonces llámalos.

-¿Qué?- dijo Victoria incrédula.

-Si, llámalos. Quiero que esto se terminé lo más rápido posible.

La mamá de Pandora estaba un poco confundida pero entendió que su hija tenía razón y Victoria también quería que su inocencia se revelara lo más pronto posible.

Habían pasado dos días en los que iban a tener en observación a Pandora, los doctores le dijeron que estaba bien solo que tenía que cuidarse y no hacer muchos esfuerzos. Pero lo que a los doctores les parecía inverosímil era que en todo ese tiempo las heridas de la espalda de Pandora parecían recién hechas, no habían cerrado ni un milímetro.

Al regresar a casa, Pandora lo primero que hizo fue irse a su cuarto a descansar un poco. Quería olvidarse de todo por lo menos dormida.

-Me quiero dormir un rato- le dijo Pandora a su madre que estaba en el umbral de la puerta.

-¿No quieres nada de comer?- preguntó su madre.

-No mamá gracias, solo quiero descansar un poco.

-Está bien hija, si necesitas algo solo háblame- se acercó a Pandora y depositó un beso en su frente- Descansa preciosa.

El día transcurría tranquilo y silencioso, Pandora se puso de pie y corrió las cortinas para que no entrara tanta luz a su cuarto y poder descansar mejor, se giró para regresar a la cama y se sorprendió al ver una nota, esa nota no estaba ahí cuando se levantó a correr las cortinas.

Tomó la nota y la abrió, dentro había un pequeño dulce de color verde, Pandora lo tomó y abrió la nota por completo y leyó mentalmente

        ¿Quieres un dulce?

Eso era todo lo que decía la nota, Pandora sintió un frío recorrer su espalda, la nota tenía tres aruñones similares a los de su espalda pero obviamente mucho mas pequeños, sabía quien había dejado esa nota en su cuarto, le aterraba el saber que había entrado a su casa. Cómo era posible que la hubiera dejado ahí sin que ella lo hubiera visto, a qué hora entró a qué hora salió, le aterraba pensar que él no hubiera salido y que estuviese mirándola en ese preciso instante.

Una mano se posó en su hombro haciendo que toda la sangre de su cuerpo se helara, gritó fuertemente y se giró.

-Pandora por dios, casi me matas del susto- dijo Victoria mirándola espantada.

Mil demonios en tus ojos (Laughing Jack)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora