Sunwoo lleva enamorado de Riki desde hace años, años donde le ha hecho saber sobre sus sentimientos. Lamentablemente Riki no capta aquellas indirectas que el mayor le da.
Aún con sus esperanzas en alto, Sunwoo busca formas de declararse a su menor...
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Habían planeado pasar todo el día juntos, Riki iría por el mayor para después ir al parque de diversiones y divertirse hasta que llegará la noche, después irían a la casa del menor a ver una película y dormir juntos.
Sunwoo creyó que sería un buen día para decirle al menor todo lo que sentía.
Sunghoon llegó dos horas antes de la hora planeada y lo ayudó a vestirse, porque si iba a ser rechazado quería al menos lucir lindo mientras lloraba, también pusó algo de maquillaje en su rostro.
"Con o sin maquillaje te ves lindo, Ddeonu, es más, deberías vestir una bolsa, seguro le pareceras lindo a Riki". Recordó las palabras dichas por su mejor amigo y sonrió antes de abrir la puerta.
Al parecer Riki también se había esforzado por lucir más apuesto de lo que ya era y eso hizo que el corazoncito del pelinegro latiera más rápido.
-Venía en busca de un chico lindo pero creo que la palabra "lindo" te queda corta- sonrió -Luces increíble, Sunnie.
El mayor sintió sus mejillas enrojecerse por lo que bajó la vista.
Eran estos pequeños detalles los que hacían que su corazón latiera más rápido de lo normal. Detalles que lo hacían pensar en que sus sentimientos podían ser correspondidos.
-Tú también luces muy bien, Ni-ki.
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Después de una sesión de diversión, abrazos, risas, besos, gritos y vergüenza, ambos chicos comían en una de las mesas que se encontraban afuera del establecimiento "Moon".
Sunwoo observaba a Riki mientras bebía de su café, el menor jugaba con su teléfono, dejando la comida de lado.
Fue ahí cuando recordó lo que leyó la otra vez en uno de los libros que Sunghoon leía.
Miró hacia arriba, el cielo estaba pintado completamente de un azul obscuro, no había estrellas y la luna parecía ocultarse de él.
Hizo un puchero, no había luna y su café se había terminado.
-Puedes tomar el mío- habló el rubio, entregando su vaso de café. El mayor dijo "gracias" en un susurro para volver a perderse en sus pensamientos.
El cártel del restaurante llamó su atención, había una gran luna brillante. Tal vez funcionaría.
-La luna está hermosa hoy- habló lo suficientemente alto para que solo Riki escuchará, los nervios inundaban poco a poco su cuerpo.
El rubio frente a él dejó el celular a un lado, vio directamente a los ojos del mayor para después mirar lo que Sunwoo veía.
-Pero es un cártel- rio.
-Aún así es linda- el mayor sonrió con tristeza y siguió tomando su café, balanceaba sus pies al mismo ritmo en el que los dedos del menor se movían en el celular.
Sunwoo se dio cuenta de varias cosas.
1. El amor no es tan lindo como lo muestran en los libros o en la televisión.
2. Su corazón dolía tanto que no sabía como le haría para dormir junto a Riki.
3. Riki no sentía lo mismo que él.
Lo supo aquel día en el que uso una confesión japonesa y el japonés no contestó como debía.
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