— ¿Cómo te hiciste eso tatum?—pregunto la enfermera asombrada
— Fue alexia, cuando la estaba golpeando me dio con la pata de una silla
— Tienes la frente hinchada Ray
— Pero por lo menos quede mejor que ella
— Sabes que por esto te pueden expulsar
— No pueden, ella inicio y tengo testigos
— ¿Qué hay de la broma de las sillas y la bomba de humo?
— Ni idea, sabes que siempre llego tarde al colegio
— Listo tatum, terminamos, ven durante ocho días para curar tu frente y luego quitar los puntos
— Gracias Am… ¿sabes donde esta Jesse Wayne?
— El está del otro lado, donde el médico de turno
— Gracias—sonrió Ray
— Por nada—contesto la enfermera
Camino por los pasillos del gran colegio hasta llegar al otro lado, donde se solían encontrar emergencias un poco más grave, reía en sus adentros pues iría a ver como estaba Jesse, cuando llego abrió la puerta con mucha delicadeza y ahí se encontraba Jesse tendido en una camilla y con una destroza en su mano. El tenía los ojos cerrados, tenía la nariz un poco roja a causa del golpe. Tomo asiento al lado de Jesse y lo miro de pies a cabeza. No era feo y tenia buen cuerpo
— Jesse idiota—susurro ella insegura
— ¿ qué paso?—pregunto confundido
— Alexia de golpeo—burlo Ray
— Creo que lo recuerdo ¿ella te iba a golpear a ti?
— Pero tú estabas de tras de mí y ella te dio a ti—burlo ella
— Si, ni sé porque estaba detrás de ti—sonrió Jesse
— Es bueno que sonrías—acaricio ella su cabello
— Me estas asustando Ray, tu no sueles ser amable
— Tranquilo que nadie nos está viendo
— ¿qué le paso a tu frente?
— Alexia me dio con un tubo de acero en la cabeza, pero más nada
— Tu estas tan tranquila, a mí solo me aturdieron y termine en una camilla con una solución salina
— Tú no eres fuerte chico rico, yo sí, ahora me tengo que ir, mi papa de seguro me está esperando en la puerta de la escuela para regañarme
— Adiós y gracias por venir
— Hablamos en la noche
Ray se marcho y Jesse quedo confundido, pues muchas veces Ray solía ser insolente y tratarlo mal, pero esta vez había sido todo lo contrario. Ray camino hasta la entrada de la escuela donde estaba su papa, y no tenia una buena cara, ella lo miro y el simplemente levanto una ceja
—Entra a el auto, en casa hablamos—ordeno, Ray no le dio mucha importancia, subió al auto y lo espero, para no escuchar la cantaleta. Su padre subió al auto y lo puso en marcha. Al cabo de unos minutos ya se encontraban bajándose del auto, ella entro y se sentó en el mueble, la siguió y se poso en frente de ella.
— me tienes harto—grito su padre
— qué bien—sonrió Ray
— nada te preocupa, nada te importa, no quieres a nadie
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When the heart hates
Teen FictionNo se acepta ninguna modificacion copia a esta obra.