Capítulo 3: Sobre aviso no hay engaño.

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La suerte nunca haría acto de presencia en mi vida, ya lo sabía, desde temprana edad había tenido tan mala suerte que hasta a mí me había sorprendido llegar completa a los 17 años, mi mala racha en la vida no conocía límites, experimente tantos momentos vergonzosos que poco a poco fueron acabando con mi poca autoestima.

—Yo pienso que deberíamos de hacer una fogata y asar unos malvavisco, ya hace hambre —Zac comento mientras frota su estómago.

Lo ignoramos. Realmente era el momento menos adecuado para preocuparse por comida. Después de experimentar tal susto por el rayo cayendo cerca de la cafetería y la falta de electricidad en la escuela, el tan encantador (maldito bigotón) director nos había comunicado que por el momento nos tendríamos que quedar en la escuela hasta que la tormenta pasara, por lo cual nos tuvimos que aguantar el asco entre nosotros y soportarnos por unos horas hasta que la dichosa tormenta se dignara en terminar.

Lo que no ayudaba a mi humor era tener que compartir el espacio con el idiota de O'Conell, podía soportar a los otros animales de granja pero no a ese asno en específico. Por lo cual seguía ignorándolo mientras este me miraba fijamente.

— ¡Esa es una idea increíble, Zac! —Elizabeth dice—. Por supuesto que deberíamos de hacer una fogata dentro de la cafetería, en donde posiblemente exploten los tanques de gas y así volemos en mil pedazos solo porque a ti baboso se te ocurre querer tragar en este maldito momento—el sarcasmos gotea de sus palabras mientras rueda los ojos.

—No era necesario ser tan malditamente sarcástica, Liz—Nora contesta volteando a verla.

Elizabeth gruñe—Me llamo Elizabeth, no Liz, no somos amigas como para que te creas en la oportunidad de hablarme así. Ni siquiera compartimos el mismo nivel, querida, conoce tu lugar.

—Bájale dos rayitas a tu intensidad —digo—. Apenas y nos soportamos entre nosotros, no provoques otra pelea en estos momentos, Liz.

Terminado diciéndole Liz solo para cabrearla, lo cual es divertido. Realmente a veces no entiendo a Elizabeth, obvio si su familia tiene dinero, pero no es la única niña rica en la escuela, no sé qué cree que la hace tan especial, solo es una santurrona amargada marginada chica estreñida, aunque tenga dinero nunca ha sido realmente recibida por los demás en la escuela, todos pasan de ella.

— ¡Deja de llamarme Liz! —termina gritando, su cara tornándose de rojo mientras nos mira con ira.

Si, esta tipa está loca. De nada le sirve ser linda físicamente, lo cual es, tiene un cuerpo esbelto, ojos color miel y una larga melena castaña que le cae en ondas por la espalda, muchos de los chicos la consideran atractiva, hasta que abre la boca y suelta su veneno.

—Mejor busquemos unas velas y algo que comer, pasara un buen rato antes de que nos podamos ir —Layla susurra caminando hasta la cocina de la cafetería, Elizabeth la sigue olvidando su berrinche de hace unos segundos.

Emily nos ignora tumbándose sobre una mesa, y Dylan termina imitando su acción, que bonita y poco productiva familia. Doy media vuelta y me dispongo a ir al almacén en busca de velas. Nora me sigue mientras hablamos sobre ir a comprar libros la próxima semana, prendo el flash de la cámara del teléfono para tener con que iluminar el camino, lo último que quiero es partirme el cuello solo porque soy torpe.

—Gatita.

Solo ignóralo, Kaily, solo ignóralo, es más, ni siquiera sabes de donde proviene esa voz de perro con moquillo. Sigo caminando fingiendo que no escuche el despectivo sobrenombre machista con el cual ese pedazo de burro intenta llamar tu atención.

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⏰ Última actualización: Aug 18, 2021 ⏰

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