Mi deber

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noble princesa ahora se encontraba en su habitación ya había abandonado la habitación de su querida madre.

— No pienso aceptar que mi hermano sea un asqueroso esclavo.

Comenzó a decir la princesa de cabellos castaños mientras miraba a sus damas de compañía.

Quienes solamente le miraban sin decir palabra alguna, solo aquellos ojos estaban sobre ella vigilandole.

— esto es inaceptable.

Continuó diciendo mientras sujetaba su cabeza con sus manos mientras sentía la enorme molestia de compartir sangre con un esclavo.

Dejo caerse en el suelo de rodillas mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas.

Podría ser una escena ridícula.

Pero ridículo era compartir lazos sanguíneos con un esclavo.

— Su alteza.

Dijo Evelin mientras miraba a la princesa con preocupación para comenzarse a acercar a esta.

La suave mano de la cabellos negros tocaba con suavidad las mejillas de la noble mientras sonreía.

Aquellos ojos de avellana se toparon con los grises de su contraria quien le miraba con tranquilidad ya que era la sensación que deseaba transmitir.

— Tranquila.

Continuó limpiando aquellas lágrimas que se habían derramado por la noticia de saber lo de su medio hermano.

Los labios de Adrienne temblaban mientras continuaba llorando pero sin dejar que sus pupilas dejarán de ver los grises ojos de Evelin.

— Evelin...

La nombrada solo mostró una sonrisa leve en sus labios para luego comenzar a desviar su mirada para ver a Amelia.

Amelia era quien les miraba sin mostrar algún gesto en su rostro pero al ver la mirada de su compañera comenzó a acercarse.

— Su alteza debería estar feliz por qué será nuestra emperatriz.

Comento la de cabellos dorados para lograr calmar la tristeza de su princesa pero solo ganó la mirada de desprecio de su princesa.

Fruncía el ceño mientras arrugaba la nariz para levantar el mentón y verle con una mirada de molestia.

— Nadie está de acuerdo con que lo sea, ¡por dios Amelia!

Grito la princesa ganando que la nombrada bajara la mirada al suelo y diera un par de pasos atrás para luego morder su labio inferior.

De nueva cuenta había logrado que su princesa se molestará con ella.

Parecía ser que era lo único que lograba hacer.

— Mi princesa tiene razón, tal vez no seas aceptada pero podrías volverte digna de serlo.

Dijo Evelin para que el momento no se volviera intenso como era de costumbre que sucediera.

La noble princesa miro a la de cabellos negros para mostrar una sonrisa y brillo en sus ojos ya que anteriormente se encontraba llorando.

Mientras sus miradas se cruzaban de nueva cuenta atino la castaña a asentir.

— Como siempre tienes razón Evelin.

Comento para luego notar que Evelin se levantaba del suelo para luego estirar su mano en dirección de la noble princesa ofreciendo su ayuda para levantarle del suelo.

Los ojos avellana miraban a los ojos grises por unos cuantos segundos para que luego la de ojos avellana colocará su mano sobre la otra.

Ambas manos se vieron estrechadas para que luego sintiera un leve empujón hacía en enfrente que provocó que se levantará del suelo.

Al estar de pie fijo su vista a un retrato que había en una pared, era uno que le habían realizado cuando apenas había pronunciado sus primeras palabras a la edad de tres años.

En aquel momento utilizaba un corto vestido color rosado que le llegaba a las rodillas, en sus manos se encontraba una pequeña cajita dorada simbolizado qué no era el momento de mostrar su destino al mundo exterior pero que estaba preparada para hacerlo.

Sus cabellos castaños apenas llegaban a sus hombros y eran ondulados para que no pareciera tan aburrido su cabello tenía pequeñas flores en este.

Su rostro tan inocente y pálido como siempre mostraban una sonrisa de verdadera ternura mostrando sus pequeños dientes de leche.

Aquel día aunque no lo recuerda fue uno más que fantásticos que habían quedado inmortalizado en una pintura.

— Desearía verme quedado como una niña inocente.

Comento en lo bajo Adrienne para luego reposar su vista en Amelia quien de igual forma le miraba.

— La inocencia aún está en usted mi princesa.

Respondió Amelia con una leve sonrisa para acercarse a un mueble dónde había una pequeña almohada dorada dónde reposaba la tiara de la princesa.

Toma ambas cosas sin moverlas para caminar en una secuencia un tanto lenta a dirección a la princesa.

— Si me lo permite: usted debería sentirse orgullosa de que en sus manos se encuentra un gran poder que puede cambiar nuestras vidas.

Aquellas sencillas palabras tomaron el total interés de la noble princesa quien escuchaba con atención las palabras de Amelia. Parecía ser que por primera vez Amelia comenzaba a ganar algo de importancia en la competencia de obtener el favor de su alteza.

— Así es su lazos sanguíneos poco debe de importarle.

Agrego Evelin mientras tomaba la tiara de la princesa.

— Tienen razón.

Dijo Adrienne sin quitarles la vista para luego ver cómo Evelin se acercaba y colocaba con cuidado la tiara en su cabeza, para luego acomodar un poco su cabello para darle un aspecto más de una verdadera princesa.

Después de eso ambas damas dieron un paso atrás para formar una reverencia que llegaba a ser hasta en el suelo bajando sus cabezas en signo que confiaban en su alteza.

— Nosotras entregaremos nuestra vida por su alteza también seguiremos sus órdenes hasta la muerte.

Comentaron ambas al mismo tiempo siendo sincronizadas en sus palabras y gestos.

— Perfecto entonces, Evelin deseo que investigues quien es ese esclavo quiero que me digas todo sobre ese tipo.

La nombrada Evelin alzó su cabeza para romper bruscamente con la reverencia para asentir mostrando un rostro completamente serio.

— Si así lo desea su alteza... Cumpliré con mi trabajo.

— Perfecto, amelia deseo que investigues quienes están a mi favor en la corte y por supuesto en mi contra.

— Mi deber que me asignó lo cumpliré.

La emperatrizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora