Un pueblo.
Un chico raro.
Una chica obsesionada con el chico.
Una trampa.
La chica cae en la trampa.
Y descubre un aterrador y siniestro secreto.
Obra registrada en Safecreative:2401186701107
No acepto plagios, ni adaptaciones. ⚠
Versión nueva: 2024...
Después de aquello que presencié, me di cuenta de que las cosas en mi vida, no han mejorado. Todo lo contrario, empeoraron.
Cuando vi su sonrisa perversa y esos ojos que causan en mí un miedo y pánico indescriptible. Pienso que estoy pasando por una de mis crisis, que quizás todo esto sea producto de mi imaginación, sin embargo, sentí la mano fría de mi madre que me empuja hacia la consulta del psiquiatra.
— ¡¿Qué es lo que te pasa?! —ella reprende—, No puede ser que te quedes parada, estás muy rara.
No respondí. Tomo asiento mirando a un punto inespecífico, realmente estoy petrificada, las manos me tiemblan, mi corazón late y algunos recuerdos de lo que pasó, llegan a mi mente. Son vagos, pero es suficiente para mantenerme expectante de cualquier otra cosa rara.
— ¡Qué bueno que aceptaste venir! —el doctor dice, animado— . Tu madre me ha comentado tu crisis al dormir y algunos pequeños comportamientos cuestionables. ¿Qué te atormenta?
— Ehm...— me quedo pensando y mirando mis dedos juguetear—. Todo ha estado bien.
— Luz, debes decir la verdad al doctor para que pueda ayudarte.
Mi madre insiste, pero ahora lo que pienso, nadie puede ayudarme. Ni siquiera yo misma entiendo lo que está sucediendo conmigo, no sé lo que pasa y por más que pienso, no logro entender ¿qué mierdas fue eso?
— ¿Me puedes contar lo qué sucede? Podré ayudarte siempre y cuando me confíes lo que pasa por tu mente.
— Nadie puede ayudarme.
Los ojos del doctor y un pequeño suspiro de mi madre, hicieron presencia y me imagino que solo están petrificados por mi respuesta nada explicativa. No quiero tener que explicar las cosas que mi mente guarda. Porque si yo no he sido capaz de entenderlo.
Ellos tampoco lo harían.
Entiendo que contarles, solo aumentarían sus comentarios de que estoy loca.
Y no los culpo.
Después de Eduardo, cualquiera quedaría totalmente loco.
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