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El amanecer se disipaba gradualmente, y le abría paso a la luz del sol que irradiaba la estancia y sus adyacencias. La temperatura se mantenía muy fresca y el ruido se encontraba ajeno, lo cual hacía de aquella mañana una muy difícil de desperdiciar en cuanto a dormir se refiere, pero ese no era el caso de Jason; quién tenía que despertarse cuanto antes si no quería pasarse de la hora prevista. Se incorporó como pudo, y estiró sus músculos luego de unas cuantas quejas y bostezos.
Después de haberse aseado y arreglado respectivamente, tendría que salir camino a una cita de mucha importancia. Salió sin hacer mucho ruido, al cerrar la puerta y abandonar el cobertizo de su casa, admiró el cielo, el cual parecía indicar un muy buen tiempo...
Una brisa gélida arremetió sutilmente por toda la calle, en dirección al norte (justamente donde se dirigía) y arrastró con ella una hoja de papel impresa que se detuvo al frenarse contra su espalda; Jason cogió el papel y se retiró los mechones de cabello que bajaron debido a la brisa; notó que se trataba de una frase reflexiva que resaltaba: "Valora la vida, mientras vivas". Al terminar de leerla no le prestó mucha importancia al significado y se enfocó en el reloj azul que vestía su muñeca izquierda, le indicaba que faltaban solo veinte minutos, el tiempo no jugaba a su favor y la distancia era considerablemente lejana, no llegaría a la hora citada si marchaba a pie, así que decidió tomar un taxi.
-Muy buenos días, señor. -saludó Jason, amablemente.
-Buenos días. -respondió el taxista con tono somnoliento.
-¿Podría llevarme a "Café Noisette"? Se encuentra por la urbanización de La Carlota.
-¡Súbase! -respondió entusiasta.
Jason asintió y subió al auto; un cacharro antiguo que bailaba al sonido de las tuercas viejas y el oxidado tubo de escape. Jason no le importaba la condición del vehículo siempre y cuando llegase a tiempo, se frotaba las manos debido al frío.
De camino al café/restaurant francés, Jason estaba observando todo a su alrededor, había transitado por calles y avenidas que hace un tiempo no atravesaba. Notando también el deterioro de las mismas.
Ya llegando al sitio, el auto se detuvo a causa de una tranca que evitaba el acceso, así que Jason debido al poco tiempo que le quedaba, decidió pagarle al taxista y bajarse a unas cuatro cuadras antes de su destino. Cruzó la calle para ir por la otra acera la cual estaba más despejada del tráfico peatonal; iba pensando en la persona que esperaba ver y no se percató de un desnivel en el suelo que amenazó con hacerlo tropezar. Luego de una sonrisa irónica debido a su impericia, continúo por el camino lleno de abacerías y otros locales hasta llegar al frente de una vidriera que daba la vista a un confortable sitio impregnado de un delicioso olor que acariciaba su olfato y el de cualquiera que por allí transitara.
Jason, absorto por aquel olor, el ruido del bulevar rodeado de personas que se encaminaban como hormigas a sus respectivos trabajos; giró su rostro hacía la derecha y no apartó la vista de una larga melena castaña que caía sobre una espalda descotada de una mujer de piel clara que degustaba de un café, era una figura agraciada que despertaba el interés en la vista de muchos otros hombres también. Jason se trasladó desde la acera de enfrente hasta la entrada del recinto, empujó la puerta de vidrio y entró sin llamar la atención, caminó despacio hasta colocarse justo detrás de aquella llamativa mujer que había observado desde afuera; coló sus manos en el rostro de ella tapando suavemente sus ojos, y le susurró:
-¿Acaso puedo tener el privilegio de sentarme junto a la mujer más hermosa de todas?
-Sí, y más cuando tienes una cita con ella y llegas tarde. -satiró aquella bella mujer.
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The Outbreak
FanfictionPara unos será el génesis, para otros el apocalipsis. El límite del hombre es propenso a romperse.