Capítulo 5

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Eran totalmente desconocidas todas las razones de los sucesos que se presenciaban... la ciudad estaba muriendo, así se sentía.
Todo se apreciaba poco a poco en deterioro, ya habían transcurrido cinco días desde que todo se fue a la mierda, literalmente.

La desolación era total, no había nadie en las calles, al menos no nadie vivo. La ciudad era de los infectados, de aquellas bestias que destrozaban y devoraban todo a su paso.

—Vamos por aquí, el bulevar de Sabana Grande está despejado. Los infectados deben de estar por otra parte. No los hemos visto en una rato, han de estar detrás que alguien más. Pienso que es nuestra oportunidad. —dijo Jason.

  —Se me hace muy extraño, éste sitio es muy transitado y frecuente, por más que sea deberían verse algunas de estas cosas por aquí. — acotó David pensativo.

—Sí, es cierto. Pero también es cierto que estas cosas reaccionan a cualquier movimiento o sonido que perciben, tal vez... tal vez persiguieron a alguien y se fueron tras él.

Diana se estremeció ante el ruido de algo quebrándose. Nadie sabía de dónde provenía aquel estruendo.
La chica asustada apretó sus manos contra su novio, y escondió su cabeza entre su pecho. Jason se puso alerta instantáneamente, al igual que David, quién levantó su bate y se puso en una posición defensiva.

  —Vamos a movernos lentamente pero sin detenernos, ya sabemos que no estamos tan solos como creíamos... —indicó David mientras se movilizaban parsimoniosamente.

Su marcha era calmada y minuciosa, ya que si los infectados los habían visto era lentos en movimiento y así ellos sabrían bien a dónde correr.
Se desplazaron cerca de una banca que contenía un cadáver podrido en la parte superior. Diana reprimió el impulso de vomitar ante aquel fétido hedor. Escucharon otro ruido, esta vez pudieron identificar que venía de dentro de una farmacia que tenían al frente.

Y repararon en eso, una farmacia. Allí podrían encontrar medicamentos y demás cosas que podían ser útiles para cualquier situación, pero el ruido provenía de allí y sería peligroso enfrentar a lo desconocido. No sabían quién era o cuántos eran.
Luego de pensarlo lo suficiente pero sin bajar la guardia, decidieron seguir su camino y concentrarse en su destino: una armería.

Jason y David sabían que enfrentar a estos bichos no era tarea fácil. Conllevaba un esfuerzo considerable matarlos porque eran resistentes. Así que optaron por buscar cuantas armas fueran posibles. Siguieron caminando hasta atravesar por fin el bulevar, por fortuna no se tropezaron contra nada ni nadie. Pero habían llegado ahora a una avenida central, así que estaban vulnerables.

Tenían que avanzar al menos unas tres o cuatro cuadras aún para llegar a la armería que David conocía.
En todo el camino no habían visto un vehículo el cual pudieran llevarse, pero ahora sí, desde lejos Jason vio un Ford Malibu que tenía las puertas abiertas y se apreciaba en condiciones.
Decidieron correr hasta él, Jason sujetó la mano de Diana y marcharon de primeros; David se retrasó un poco para cuidarles las espaldas. Llegaron al carro y se subieron sin escatimar en lo que podría estar dentro. No consiguieron nada, solo una cartera de mujer llena de maquillaje y prendas.

David prendió el motor del vehículo, visualizó ligeramente los indicadores de gasolina y agua. Pero sin más tiempo que perder arrancó.
Sin normas de tránsito ni tráfico en la vía, David condujo velozmente por las calles de Caracas, repararon en varios infectados que aparecían en la vía pero no se detuvieron ni redujeron la velocidad.
Se estaban acercando a la armería, el plan era simple pero riesgoso, y riesgoso porque no sabían que se encontrarían; se enfrentaban ante la adversidad de lo desconocido.
David frenó y se estacionó justo al frente. Jason le indicó a Diana que se quedara en el carro mientras ellos iban por las armas.

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⏰ Última actualización: Jul 23, 2016 ⏰

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