En Managua, el primero de agosto, varios segmentos de las avenidas principales se inundan de gente en celebración de las fiestas católicas a Minguito, como la gente apoda al Santo Patrono Domingo de Guzmán. La Tajona, El Mayordomo, El Gancho de Camino, El Palo Lucio, La Subida y La bajada, son palabras que forman parte del vocabulario general de los capitalinos durante las fiestas agostinas.
Por supuesto, la ocasión no era del agrado de todos. Bryan era uno de ellos, veía el día como una ocasión para descansar del trabajo, además no se consideraba para nada religioso, así que le daba igual.
Bendito sea el primero de Agosto, dijo esa mañana al despertar mientras estiraba sus músculos. Despertó poco antes de que rayara el alba en virtud de lo que él llamaba una alarma biológica, pues para el cuerpo que acostumbra madrugar los días feriados no existen. Dormir en un día libre era perder el tiempo para Bryan, si de verdad pretendía relajarse y descansar, para cuando fueran las una de la tarde debería estar disfrutando de un par de Toñas y una buena película, o en menor grado, de buena música, la noche podía cerrarla entre las piernas de Melissa, una prostituta de lujo con servicio a domicilio. Tenía dinero para darse el gusto, había recibido su salario un día antes más algo demás por incentivos y horas extras. Podía decirse que era uno de sus mejores pagos.
Lamentablemente para Bryanlas cosas seguirían mi guion, no el de él.
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El Huésped
HorrorUna carta, una casa y un viejo muerto. Las cosas parecen mejorar para Bryan, al menos hasta que descubre mis verdaderas intenciones.