Último año de preparatoria y Natalia tiene que consentrarse en sus estudios para poder ingresar a la universidad de Carolina del sur, sin embargo es muy difícil consentrarse, ya que cada año cambian de compañeros de clase, y está ves a ella le tocó...
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PRÓLOGO
Me llega la noticia, esa que desgarra mi corazón y al instante llegan recuerdos a mi cabeza y quiero ir y decirle que la necesito, que tiene que estar conmigo.
Sin embargo el miedo llega a mi, el miedo de perderla al momento de decirle lo que siento, que vuelva a decir que me quiere pero no de la manera que quiero que me quiera.
Por ser tan cobarde no puedo hacerlo, no me salen las palabras, no soy tan valiente como pensé.
—Déjame pasar—La obligó a que lo haga
—Eso no puede ser posible, lo siento mucho Jason—Dice la morena alejándome de la puerta.
—Solo quiero saber cómo está, ¿Por qué al inútil de Hans si le dijo lo que tenía, lo que le pasaba por la maldita mente?
—¡El si la escuchaba! El siempre estaba para ella cuando tú no estabas.
—Hey—interrumpe la guapa pelinegra, su mirada apagada, y una venda en su mano izquierda cubriendola por completo hasta su codo.
—Nat, no puedes estar afuera de tu habitación—dice la morena que me impide el paso.
—Dejalo pasar—Ordena la pelinegra, y la morena obedece.
Entro a su habitación, muy moderna y sábanas blancas en su grande cama.
—¿Por qué lo hiciste?—le pregunto, y ella se recuesta en su cama.
—No hice nada malo, fue un accidente, aparte si te deje pasar fue por qué ni siquiera me llamaste cuando paso, y quería saber de ti, y al fin y acabo somos "Familia" no? - voltea la mirada y eso me extraña.
—Nat, te juro que intente llamarte.
—¿Y por qué no lo hiciste?.
No puedo decirle, que tenía miedo a expresar mis sentimientos, no puedo hacerlo.
—Es encerio? Solo quiero saber cómo estás.
—Después de 20 días bien gracias—dice tomando un té.
—Nat, somos amigos, hablo encerio.
—¿Amigos? Okay, sal de aquí y cuando tú pie salga de esta habitación te olvidas por completo de mi, y si somos "amigos" busca otra palabra que en realidad diga lo que tú y yo somos.
Sus palabras y la manera en lo que dice desgarra mi corazón y me hace abrir los ojos, era una hierva venenosa que no me dejaba ver.
