Zenitsu pide perdón a su natal Japón y conste que era muy patrióticoPero Italia es simplemente gloriosa
—Cierra la boca, pareces pez muerto— Uzui estaba cruzado de piernas al lado derecho del asiento, ignorando esa majestuosa belleza que ofrece la capital—
Está acostumbrado a viajar, clásico de ricos, él humildemente solo pudo salir a provincia un par de veces y ni siquiera el viaje fue cómodo, ese desgraciado que tiene por hermano lo había tirado al piso, aparcando los dos asientos bien campante, ¡tenía apenas 6 años!, se hubiera puesto a llorar, pero habría despertado a los demás pasajeros y su pánico a bastantes personas mirándolo con ojos juzgadores siempre le causa un paro cardíaco con altas posibilidades de morir. Esa noche hubiera sido la peor, pero su abuelo, como siempre, llego al rescate, aún teniendo sueño, limpio su rostro con un pañuelo húmedo, lo hizo sentar en su regazo y juntos volvieron a dormir hasta el día siguiente...
—Signore, potrebbe mostrarci qualche posto? il ragazzo è nuovo
Zenitsu despertó de sus tiernos recuerdos, observando con asombro al mayor
No estaba usando el traductor y había hablado por sí solo... tan fluidamente el italiano (con todo y acento) ¿Debería aplaudir? No, solo aumentaría su ego desmedido
—Oh certo! È un orgoglio mostrare il mio paese a uno straniero!— responde risueño el conductor, un señor de 50 y tantos años, amigable a la vista—
Luego Uzui agrega algo y ambos estallan en carcajadas
—¿¡Que le has dicho!?— vocifera, al tener aquellos burlones ojos granate—
—Ya, ya, nada malo, solo un chiste italiano— tratando de separarse del rubio, quien jala uno de sus mechones grisáceos, exigiendo la verdad— oye ya, no hagas que mi buen humor se esfume. Saca tu celular, haremos un recorrido antes de ir a mi taller, tenemos tiempo— ofrece una sonrisa fácil y Zenitsu desiste, porque no quiere mostrarse maleducado delante del señor-
Pasaron por calles refinadas, plazas rodeadas de estructuras señoriales, boutiques reconocidas, restaurantes pequeños de aire hogareño y cafeterías minimalistas
Él no era muy fotogénico, pero se desfiló por cada parte como un modelo en pasarela, aunque no podría presumir a sus demás amigos, ellos seguramente ya habrían ido y venido como si solamente tomarán el bus, eso lo desánimo un poco, aunque no por mucho tiempo
—¡¡¿QUE TE DIJE SOBRE ALEJARTE?!!
—¡¡FUISTE TÚ EL QUE ME DEJO POR IR A COQUETEAR CON LAS ITALIANAS!!
Se perdió unas cuantas veces (pero eso ya sabía que pasaría), fue perjudicial, pues ya no dio tiempo para más, su vuelo era en la madrugada y Uzui dijo que un amigo suyo, estaba insistiendo a ruegos que fuera a verlo
🔸
—Arruina algo y haré que te saquen de la Academia— suena a amenaza, pero Uzui mismo terminó tropezando con un pequeño banco, dejando el enorme y desequilibrado montículo de papeles, caer al suelo— haber, ¿dónde estas?
Todo esto, ese patán, vagabundo mal vestido... había hecho todo esto, arte en su mayor esplendor, cualquier aficionado daría todo para apreciar aquella mina de oro...
Era una "casa" (parecía un almacén por dentro) de dos pisos, fachada antigua, los cuartos divididos, luz natural relucía por ventanas delgadas, ningún mueble que no sean sillas, bancos, mesas circulares... contenían cuadros de múltiples tamaños, algunos colgados en las paredes manchadas de colores al azar, otros olvidados en grupos por alguna esquina, cubetas tiradas, manchando el suelo sin cuidado, la pintura ya se había secado, dejando un extraño patrón
Uzui rebusca con notable desagrado, yendo escaleras arriba. Sigue recorriendo el lugar, por ejemplo: debajo de la escalera, cajas de libros, repletos de bocetos, unos más antiguos que otros, marcas que ya no deberían existir o no se venden como antes, la calidad del papel, desde un blanco inmaculado a un amarillo viejo.
¿Se llevó algo? Claro, eso ni debería cuestionarse, guardó los más interesantes, desde paisajes de la realidad, deformados en diseños fantasiosos, colores que no podría reconocer el nombre; retratos realistas, personas de diferentes razas, le encantaría poder dibujar así, hacer uno para su hermano, se imagina una larga tarde, pidiendo que se quedara quieto y recibiendo sus opiniones poco amistosas
—¿A donde crees que vas? Baja, baja, no tienes nada que ver aquí— dijo, cerrando la puerta que lleva al segundo piso, haciendo un ademán para hacerme a un lado, llevando un paquete mediano— toma las llaves y abre la puerta— ladea su rostro, señalando el bolsillo de su casaca—
—¿Que? ¿Acaso guardas un cadáver?
—Pues sí ¿Cómo crees que hice tan bien esos cuadros?— señalando unos cuantos de aura escalofriante—
...
—¡¡¡AUXILIO!!! ¡ME ESTÁN MATANDO!— sin soltarse de un poste de luz cercano—
—¡YA ENTRA AL AUTO!
—*Quanto sono rari gli stranieri di oggi*— piensa, aún así, el conductor espera paciente, seguramente el hombre mayor le dará una buena propina para compensar la pérdida de tiempo que están haciendo—
¿Hola, Dios? ¿Dioses?
Quien esté en el maldito cielo que baje ahora, pues quiere darle un buen putazo a cualquier entidad que permita estás desgracias en su estúpida vida
—Daki, no
—¡Te pagaré psicólogo si gustas!— la mira con paciencia, diciéndole en silencio: "dime algo que no sea una tontería"— ¿Un aumento de sueldo?— nada— ¡Porfavor!
—¿Enserio me vas a vender por unos cuantos billetes?
—Tómalo como un favor entre amigos— se encoge de hombros, dejándose apoyar por el respaldo del mueble, resaltando sus voluminosos atributos, escondidos con burla por largas hebras oscuras, conjunto con ojos en expresión de cachorrito abandonado, sucias tácticas para conseguir lo que desea, gruñe obstinado— aparte es una sesión con un afamado diseñador
—Que tiene cara de maniático
—Que tiene cara de maniático— repite ella, dándole absoluta razón, su amado tampoco le cae bien, lo encuentra muy "empalagoso", sus labios de tentativo rojo, se fruncen en un puchero, Kaigaku no cedería, está conforme con el dinero que le ofrece y realmente está feliz de ayudar a su amigo, pero algunas veces, era malo ser así, ser conformista—
Kaigaku tenía tanto potencial, ser más, tanto que su hermano menor no podría compararse
—¿Algo más? Quedé salir con Enmu y Rui— se estira cual gato después de su siesta, levantándose para buscar un último trago de vino—
—Kokushibo-sama es muy atractivo, ¿no crees?— la copa cae estrepitosamente al suelo, espalda se tensa, justo en el blanco, aguanta una risa— Veré que puedo hacer, querido mío~
Jamás volver a contarle algo personal a Rui
JAMÁS
A los años :'D
Un pequeño anunció que nadie pide, pero yo quiero mencionarlo, ¿porque el prólogo y el primer capítulo tienen 1k y tantos de vistas?, como sea, lloró horrible ;3; muchas gracias por sus vistas, comentarios, votos, en fin, no los merezco
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𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐇𝐀𝐆𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐓𝐈
Fanfiction-Debo cuidarte, ya que eres tan llorón como para hacerlo por tu cuenta Él no lo admite, pero quiere mucho a su hermano