HELP ME!

👉2.ᴏᴅɪᴏ

Lo odiaba.Odiaba estar allí. Esta vez estaba en un árbol llorando, eso ya se había vuelto una rutina diaria, trataba de evitar encontrarse con ese tipo las mas veces posibles, aún así, si eso significaba prácticamente descuidarse, evitaba comer todo lo que le daba, y la mayoría de veces dormía afuera por su cuenta, nunca en su vida se imagino en esa situación, siempre había soñado casarse con una linda chica y vivir felices toda su vida, pero eso no es muy realista y a el le había tocado vivir una de las situaciones en las que menos queria estar.
A pesar de todo eso, el veia "cosas buenas" en su situación, la vez en que ese señor le dijo que no le hará daño fue cierta (excepto por una vez), nunca le obligó a hacer algo que el no quiera, agradecía eso, agradecia que no lo violara o torturara, o prostituyera por ahí, no había hecho nada de eso, pero un secuestro era un secuestro y traerlo y forzarlo a que se empareje con el era algo que el odiaba, ¿cuál era la nesecidad de tener una pareja forzada? Aún así no quería negarse o pasarse del respeto con aquel hombre, tenía miedo que lo que agradecía que no había hecho se haga realidad.

-Ven, es hora de comer.

Ahí está otra cosa que odia, cuando el viene a invitarlo a que al menos coma algo, odiaba eso, cuando le decía que debía comer algo el hombre aprovechaba para preguntarle algunas cosas o hablar con el, que para cualquier persona seria normal una charla a la hora de comer, pero el sentía que estaba en un interrogatorio, estar unos minutos con el era un infierno, su maldita sonrisa como si no hubiera pasado nada, como si no hubiera hecho nada.
El no se negaba cuando se trataba de comer, en primer lugar porque casi no comía, a la hora de la cena era donde mas lo hacía, desde que llegó ahi solo comía onigiris prácticamente, algo que no era bueno para su alimentación en si. Ahora que lo pensaba, ese señor nunca había comido o al menos nunca en frente de el.

Se encontraba en la mesa comiendo un onigiri, su cuerpo estaba más delgado de lo normal algo que no le preocupó mucho pero a aquel hombre si.-¿Por qué comes poco?...- dijo con una voz preocupada, Zenitsu trato de no gritarle y exaltarse demasiado, tenia ganas de decirle que era por su culpa y maldecir todo lo lo que pueda, pero el temor terminó consumiendolo y sólo trato de ser pasivo con ese tipo y no tirarle en la cara el onigiri que estaba comiendo- No tengo hambre, gracias- se levantó de la mesa para irse a lo que el señor dijo que era su habitación que por su mala suerte le dijo que era de lo dos osea: compartian.
Otra cosa que agradecía era que no estuviera en una celda o en un sótano, las historias o  leyendas de su caso siempre sonaban horribles, la víctima moria porque la mataban después de que abusaran de ella, en un horrible y oscuro cuarto que parecía un sótano.
En pensar en esas historias lo estremecian, su maestro al que el llamaba abuelo le contó una vez una de esas historias, que fue la que mas miedo le dio, la víctima moria enterrara viva junto con el cadáver de otra víctima, desde ahí también tenía miedo de que alguien le hiciera lo mismo o hasta mas del daño que aquellas víctimas de esa historia. Y al parecer el destino lo escucho y quiso que su pesadilla se hiciera realidad, pero al menos disminuyendo la gravedad del asunto.
El sueño se estaba apoderando de su ser, hace días que no dormía en un lugar cálido, como aquella cama, los días anteriores durmió escondido en uno de los árboles de ese bosque el cual era el "jardín" de esa casa. Zenitsu era consciente que aquel tipo no lo boto de su casa para que duerma afuera de ella, no, el por su propia voluntad decidía escaparse de aquella casa, era mejor que dormir al lado de ese tipo, al menos para el, aunque se estuviera muriendo de frio, aunque no quisiera en realidad dormir ahí.

Era muy tarde, maldecia que se haya despertado justo cuando ese señor entro a la habitación, las veces que durmió adentro de esa casa siempre lo abrazaba por detrás, lo odiaba con el alma cuando hacia eso. Lo peor es que no podía hacer nada, la primera vez que hizo eso no pudo evitar reaccionar de forma violenta, empujandolo con sus brazos, pocos segundos después se dio cuenta de lo que había hecho, y acciones violentas deben ser devueltas con acciones violentas. Ese señor hizo un puño con sus dedos y Zenitsu sintió una descarga eléctrica por su cuello, ese ataque dejo marcas en su cuello que por cierto aun no se borraban. Ese día Zenitsu vio que prácticamente no podía oponerse a lo que fuera que pidiera o hiciera ese tipo.

Ese maldito demonio.