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El incesante sonido de las máquinas eran desesperantes, creaban un dolor de cabeza para cualquiera que estuviera en esa habitación. Por suerte, la señora, junto a tres hombres y un adolescente se encontraban fuera de la habitación. O podría haber sido suerte.

Cuando el grupo había llegado, por la mañana, las cosas estaban bastante calmadas, Reki se sentía animado. Claramente lo expresaba de manera especial por la dificultad de mover el cuerpo, pero en sus ojos y palabras se podía notar la expresividad.
Unos minutos de charla agradable estaban al rededor, el sonido de las risas abundaban y todo parecía tranquilo, sin embargo esa paz alteraba al de pelo celeste. Cómo la sensación de la calma antes de la tormenta.

Durante la conversación Reki tosió un poco, nada grave.

Dos veces

Tres veces

Cuatro veces

El ataque de tos comenzó, su pulso se aceleró de manera instantánea. El pecho le ardía, no podía para de toser, al punto que se sentía asfixiado, no había forma de que tomara aire. Rápidamente llamaron por los doctores, quienes llegaron rápidamente para atender la situación.

Una vez fuera de la sala solo se escuchaban murmullos. Las voces de los doctores llamando a sus pacientes, los niños haciendo ruido, los bebes llorando, el sonido de los números cambiando en la pantalla, la forma en que sus amigos consolaban a la madre del pelirrojo, todo eso pasaba desapercibido para Langa. Cómo si el mundo se hubiera silenciado, ni un sonido que no fuera de la sala en frente de ellos era percibido por él.

La respiración del chico era lenta, suave, casi tan suave que no se sentía que realmente respirara.

En cambio, la señora se encontraba agitada, los nervios la destrozaban poco a poco, los sonidos de las máquinas en sus oídos eran detonantes de ansiedad, sus pensamientos no se ponían en orden. Solo podía llorar mientras los tres hombres trataban de calmar la respiración de la mujer.

El doctor llegó.

- Se encuentra estable... Pero ahora mismo está sedado y conectado al respirador. Puede que no despierte hasta dentro de una o dos horas - informó, para luego hacer una reverencia y retirarse

"¿Es posible que realmente se encuentre estable?" El pensamiento fugas en la cabeza de Langa lo desconcertó, lo importante era que Reki estaba vivo. Si su corazón latía un segundo más está una prueba de que estaba viva, eso era suficiente, esa es la única verdad que debería gobernar el corazón y mente del grupo.

Sin embargo, nadie se lo podía creer al cien por ciento...

Una vez las horas pasaron decidieron ver sí Reki había despertado, querían pasar todo el tiempo con él antes de sus siguientes exámenes.

- Hola... - dijo en la camilla

El corazón de Langa se desgarró.

Reki tenía una sonrisa adolorida, su voz estaba cansada, llena de dolor. Verlo en esa camilla, sufriendo, lleno de dolor, con el cuerpo conectado a tantos aparatos. ¿Cómo podía ser ese Reki? Se negaba, Langa se quería negar a la idea de que ese era el chico vivaz que le había enseñado una infinita felicidad.

Sin embargo, pensar así le dolía mucho más. Sea como sea, ese es Reki, con sus altas y baja, no se podía cambiar.

La madre de Reki se acercó, habló muy poco con él, no quería forzarlo a hablar, ya que sé notaba el enorme dolor en cada palabra que soltaba él postrado.

Estaban a punto de irse, cuando una mano detuvo a Langa. Los ojos claros del chico se fijaron en los ojos contrarios, cansados, pero penetrantes. La mano del pelirrojo sujetaba débilmente el meñique de su amigo canadiense.

— Langa...— pronunció de forma agotada

— Reki, descansa. Hablamos mañana — instinto, acercándose hasta llegar cerca del rostro de su amigo

Los demás salieron de la habitación, dejando a solas al par.

— Yo... Quiero pedirte... Algo — hablaba entre cortado, tomando aire de manera dificultosa entre cada palabra

— ¿Qué es?

A pesar de preguntar Langa tenía miedo, fuera lo que fuera, no se sentía listo. Era insoportable para el corazón de Langa no poder cumplir cualquier cosas que le pidiera

— Quiero...quiero que graves... cada vez... Que patines... Para sentirme así... Por una vez más

Esas palabras fueron suficientes para que Langa quisiera arrancar de la habitación para llorar. Hace un año que Reki no podía patinar, desde que diagnosticaron su cáncer.

Una parte de él le decía que ésto no era lo que realmente quería decirle, pero no quería forzarlo a hablar luego de su ataque de tos y menos ahora, que cada palabra le causaba dolor.

Langa tuvo que bajar la vista y cerrar fuertemente los ojos, para evitar las lágrimas que amenazan con salir. Luego de un suspiro largo decidió aceptar.

— Lo haré... Haré lo que me pidas

Langa junto su mano con la de Reki y la apretó suavemente, ya que estaba conectada a una máquina y a suero. En repuesta, él pelirrojo también apretó la mano de su contrario.

Langa salió de la habitación, no había nadie afuera está vez. Estaba tratando de no desesperarse.

Aún hay tiempo, aún queda tiempo... Mañana Reki tiene unos exámenes, existe esperanza de que se opere y todo vuelva a ser como antes ¿Verdad?

"No importa que los medicamentos fallarán de vez en cuando, no importa que el tratamiento esté fallando... Se puede operar" Desde el fondo de su corazón, Langa lo deseaba desde el fondo de su corazón.

 Se puede operar" Desde el fondo de su corazón, Langa lo deseaba desde el fondo de su corazón

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El Deseo De RekiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora