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La señora Jaeul se sentó frente a ella tranquilamente.
――Primero voy a tratar de explicar lo que te está pasando lo menos complicado que pueda.

Grey asintió.

Susurro un “Bien” satisfecha de que la jóven fuese comprensiva.
――Tu color no puede reflejar mucho y debido a eso está en tu naturaleza no percibir ni transmitir sentimientos. Es común que lo que lleva el color gris son cosas sin vida, por eso creo que tú eres similar a ello.

Aún tenía húmedo el cabello y su ropa, la sudadera de Jimin ya cubría más que nada solo sus hombros.

――Sin embargo, tú problema es que tienes un poder que va en contra de lo que es “Normal” en ti. Conoces a Jimin, ¿No es así? Podríamos decir que tus poderes son similares a los suyos, ambos se basan en los sentimientos, solo que él puede controlar las emociones de los demás y las suyas para afectar a otros y de esa forma su poder se ejecuta y tú activas tú poder con tus propios sentimientos.

――Pero no entiendo... Nunca antes me había pasado esto. Yo... ――Algo raspaba su garganta. ――Cuando estaba sola en el bosque jamás paso nada de esto.

――Porque tus emociones estaban apagadas, te hiciste una rutina y te apegaste a ella. Aquí conociste personas nuevas; viste cosas, probaste nuevos sabores y eso activo el sentido que estaba apagado en ti.
――Sonrió para ella aunque Grey no sabía por qué. ――Por eso estas descontrolada, no lo sentiste antes, hasta ahora y está bien.

――No me gusta.
Dejó en claro. ――Detesto que mis manos tiemblen, mi pecho pesa y mi estómago se revuelve.

Jael río cubriendo su boca con su mano. ――Querida, eso significa que estás sintiendo, hasta que no dejes que fluya, no vas a poder dejar de detestarlo.
No siempre es así. Lo que provoca esas reacciones son situaciones lindas, ¿Me equívoco? Por ejemplo, cuando estuviste aquí en el contenedor, te llenaste de inseguridad porque no me conocías y esa inseguridad se marchaba cuando veías a Taehyung llegar.

――Bueno sí pero-

――Lo que te está pasando no es malo, Grey al contrario es algo bueno.

――¿Y por qué no se siente así? ¿Por qué tengo tanta culpa? ¿Por qué los lastimó?
Otra vez esa sensación de sus ojos húmedos.

――Porque no permites qué brote como se debe. Lo que te está pasando justo ahora es como una semilla, lo único que haces es no dejarla crecer, la ahogas, la ignoras, la dejas secar y cuando otra semilla es plantada vuelves a hacer lo mismo. No hay nada que temer.

――No lo sé. No entiendo nada, solo quiero que esto termine, quiero ser la de antes.

――¿Enserio es lo que quieres? ¿Volver a pretender que no sabes lo que es sentir cuando ambas sabemos que lo entiendes perfectamente y solo es miedo?

――Solo...Yo no quiero- No quiero que me odien. No quiero volver a pasar por esto, ya no.

Un lágrima salió y al preocuparse el vaso de vidrio que Jaeul tenía en su mesa se reventó de la nada.

――Hay unos medicamentos que puedo darte, para apaciguarlos. ――sacó de un cajón un frasco de píldoras de color blanco. ――Te darán alivio, debes tomarlas cuando te percates de que se está saliendo de control, esto ayudará a evitar... Algún incidente.

Asintió dos veces. ――Aún así, lo mejor que puedo recomendarte es que empieces a aprender de ti y que no dejes que el mundo te diga quien eres.

――Gracias.

――Puedes acudir a mi si necesitas algo más. ――extendió dos pastillas más. ――Esto es para que evitar resfriados. Toma una ducha caliente y duerme bien.

Mientras subía a su dormitorio, vio a alguien sentada en la entrada de este. ――¿Grey? ¿Estás bien?

Dijo “sí” con una voz muy baja, apenas audible.
――Yo... Lamento mucho lo que pasó allá, no quería dejarte en ese lugar es solo que no tenía muchas opciones.

――Si lo hiciste fue porque sabias que era lo correcto, ¿No es así?

Yangsul asintió avergonzada. No se sentía orgullosa de su acción, comprendía bien qué lo sucedido no era algo qué Grey pudiese evitar. ――De todos modos, te ofrezco mis disculpas.

――No tengo nada que disculparte. ――Grey abría la puerta. ――No eres la primera que me aleja para proteger a otros y no serás la última.

Vio su espalda desparecer conforme la puerta se cerraba. No le gustó la forma en la que eso sonó, la hizo sentir peor que antes.

El dispositivo que yacía en el pequeño mueble de color marrón se encendió.
Grey revisó el celular para ver una notificación de Ryujin.

“Me enteré de lo que sucedió. No es tu culpa. Hoy ví una sonrisa por primera vez en tu rostro y te queda mejor que ese semblante amargo qué llevas. Pasaste un buen día, no dejes que lo que ha sucedido te lo arruine”.

Eso solo provocaba que Grey se diera más asco, porque ¿Cómo habrían de ser tan ciegos? Para no querer aceptar que sí era su culpa, que todo lo era.
Que ella provocó todo eso, ¿Por qué seguían siendo buenos con ella aún sabiéndolo? ¿Por qué fingían?

Decidió no responder a dicho mensaje, también el nombre de Taehyung estaba en letras negras y bien remarcadas, indicando que envió un mensaje, seguido de Jimin.

“Te recordaré todos los días que tienes más color de lo que crees”.
――Si me acostumbro a esto, dolerá peor cuando se extinga. ――Dijo mirando las píldoras en su mano. ――No tengo otra opción, ya he intentado todo antes.

Aún con toda la mala suerte que tuve, jamás logre mi cometido de librarme de todo esto así que exactamente, ¿Qué hago aquí?

No puedo hacer nada bien sin herir a otros por eso. No soy especial en nada, lo único que hago es atraer caos.

Pero tampoco quiero defraudarlos a ellos.

Una lágrima resbaló por su mejilla, con sorpresa la tocó,había olvidado la sensación de las gotas resbalando y dejando un camino húmedo en su rostro.

¿Hace cuánto no lloraba?

Fue aquel día, hace años, en las que sus manos se tiñeron de rojo por primera vez después de asesinar a ese cazador que intentó hacerle daño.

Y se dio cuenta que aún estando lejos, nadie iba querer estar cerca de ella, porque lo único que querían era lastimarla.

Con tan solo acercar la prenda de color blanco a su rostro, pensó, esta olería a humedad pero su asombro fue mayor al llevarse el regalo de que tuviese el aroma de aquel rubio de sonrisa encantadora.

Bastó de sostenerla en sus manos para sentirle, la abrazo imaginando que era él, haciéndose todavía más daño.
Sabía bien que en su imaginación sería el único lugar donde podría tocarlo.

No es justo, de todos modos.
――Si dejó que esa semilla florezca, crecerán más. Debo... Detener esto antes de que sea muy tarde.
――dobló la prensa escondiendola en un cajón y volviendo a su cama para recostarse, dando la espalda a la puerta y acurrucandose en el centro del colchón. ――No sería justo dejar florecer algo que nunca sentirán por mi.
No fui creada para esto.

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