Explicaciones

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Ahora que estaba a salvo en mi casa, me entre a bañar porque quería quitarme toda la suciedad que meliodas había dejado en mi cuerpo y aunque el me desagrada un montón no pude evitar sentirme avergonzada de cómo me trataba. Después de haber terminado y ya estaba vestida, mi tía entro bruscamente y cerró la puerta con llave, tal vez se debe a las explicaciones que me debe. Ella me miro súper seria para luego sentarse a mi lado.

-mira elizabeth… primero no quiero que comiences a decirle a tus padres sobre lo que viste en el bosque y tampoco de lo que te paso ¿de acuerdo?- se veía un poco agitada, trataba de no perder el control.
-ok, pero ¿Por qué estabas entre ese montón de mujeres locas?
-bueno pues yo soy parte de un culto llamado Helenismo. Nosotras adoramos a dioses de la antigua Grecia incluidos los Olímpicos, divinidades de la naturaleza, dioses del submundo y héroes. Nos encargamos de dar un sacrificio para recibir ofrendas de los dioses, ¿entiendes?
-ooh, ¿entonces porque querían agarrarme?
-es que no queríamos que tú digieras lo que hacíamos en el bosque a la gente del pueblo, nosotras lo mantenemos en secreto.
-ya entiendo.
-¿ya lo tienes aclarado cierto?
-sip- yo no sé si creerlo o no, pero por el momento eso me parece lo más lógico.
-que bien, pero me gustaría saber en dónde te escondiste y lograste escapar de ellas.
-un chico rubio me salvo y me escondió en su casa, él fue que me llevo al pueblo.
-¿y cómo volviste tan rápido?
-fue todo raro, alguien me agarro del brazo y solo me dejo acá, desapareciendo como si nada.
-entiendo. Bien, tengo que irme a hacer algo importante, cuídate y no salgas hasta que tu abuela o yo te de órdenes de hacerlo ¿de acuerdo?
-si claro.

Salió de la habitación dejándome sola con dudas solo un poco resueltas, pero aún seguía pensando en aquellos ojos esmeralda que tanto me derriten y de lo sexy que era. Yo le comencé a coger fastidio por lo molesto que era conmigo. Apenas pensé en él y me golpeé la cara con la almohada, porque eso si, ridícula eso es lo que soy.
***
Después de un gran rato en la habitación decide salir a comer algo, percatándose de que estaba sola en la casa de su abuela. Se quedó con la duda si su abuela aún estaba en casa, necesitaba preguntarle varias cosas. Primero que todo saco todo lo que quería para comer y luego de terminar de tragarse todo, fue directo a la habitación de la anciana. Cada vez que se acercaba a aquella habitación vieja y misteriosa le daba unas sensaciones de huir, pero aun así su curiosidad no lo pudo aguantar. Entro y no encontró a su abuela, todo estaba organizado y olía a fresas, la habitación se veía antigua pero igualmente se veía hermosa con decoraciones de la década de los 60, muy normal en su abuela. Su abuela cuando era más pequeña, alrededor de unos ocho años. Le contaba historias fantásticas sobre hadas, brujas y princesas, todas relatadas en este pequeño pueblo y aunque sonaban muy ficticias, para ella en esa edad era una aventura en palabras, creía la posibilidad de que si existían. Se sentó en la cama y vio un libro grande que decía: “álbum de fotos”, contenía todas las fotos de la vida de su abuela y la infancia de su mamá junto su tía. A pesar de que se veía un poco desgastado lo que se veían en las imágenes no eran muy felices, sobre todo su mamá, tenía la cara más triste de todas las fotos que veía en ese libro viejo y grande. Duro unas largas horas mirando ese álbum sobre recuerdos pasados y sorprendiéndose de como era su abuela, mamá y tía cuando eran jóvenes.

-¿Qué es lo que haces aquí mi niña?- dio un pequeño salto del susto que se había metido al escuchar la voz de su abuela.
-abu… hola jeje.
-no respondiste mi pregunta.
-es que te estaba buscando pero al no al verte no pude resistir examinar tu cuarto. Perdón- la anciana se sentó a su lado y la miro atentamente con esa cara comprensiva con ternura a la vez. Miro el álbum para luego mostrarle un ponqué que era lo demasiado irresistible para no comérselo.
-sé que quieres comértelo- y así fue, se lo comió despacio sintiendo el delicioso chocolate que contenía ese pequeño ponqué.
-dime que te parece las fotos.
-están interesantes, eras tan hermosa de joven, aunque lo sigues siendo abu. Solo que las fotos tuyas parecen más de un siglo Jajaja, es raro pero no te ofendas abu.
-no tranquila jaja, tal vez es la calidad de la cámara.
De pronto, elizabeth comenzó a bostezar y a comenzar a sentir sueño, por más que intentaba mantenerse despierta al lado de su abuela el cansancio que tenía en el momento no se lo permitía, algo que era extraño ya que estaba con demasiada energía para poder disfrutar del día. Su abuela había tocado la mejillas sonrosadas de su nieta la cual se moría de sueño, ante de que ella callera directo a la cama, su abuela había mencionado algo que no logro escuchar.
-a veces la curiosidad te puede llevar a tu destino más fatal, tenlo en cuenta mija- y así elizabeth cayó en un profundo sueño, un sueño que se volvió en una pesadilla.
***
Durante todo un día permaneció en su habitación encerrado sin salir ni siquiera para comer o para tomar algo. Ban y diane han tratado de convencerlo de salir ya que no era sano para el torturarse de esa forma, se quedaban unos minutos y luego se iban porque también tenían responsabilidades. A la final nadie logro sacarlo de su cueva, de verdad se encontraba mal, debía pensar muy bien lo que había hecho. Sin embargo, se sentía raro de nuevo, sus sentimientos otra vez estaban atormentándolo, sentía lo mismo por ex amante y no quería eso.

-¿Qué tengo que hacer para olvidarla?
Pensó en ignorarla, aunque está claro que se meterá en serios problemas si descubren que no se la “comió”. Daba igual si sería castigado o torturado por esas mujeres, lo más importante es que ella este bien y no la hayan encontrado. No era de esperarse que en cuanto pensó en eso, se golpeó la cara con una almohada por lo que pensó, ¿él? ¿Preocupándose? Se sentía patético. Luego de estar durante muchas horas encerrado en su cuarto salió para comer algo ya que el hambre no esperaba. Al por fin haber comido algo después de estar casi dos días sin alimento, se acomodó en el sofá satisfecho a mirar una película pero sintió un leve viento que paso justo en su cara dándole terribles escalofríos y una sensación de miedo. Paso dos horas quieto escuchando atentamente si había alguien cerca que lo acechaba y pedía a las diosas que no fuera lo que él estaba pensando.
***
Estaba en un gran campo con flores y mariposas a su alrededor, el sol alumbraba muy fuerte y al sentirlo sus ojos se abrieron con delicadeza, durando así unos largos minutos acostada tratando de levantarse y evitar que la luz en sus ojos. No entendía porque estaba en ese lugar, si hace un momento estaba en el cuarto de su abuela hablando con ella. Estaba con un vestido blanco y corto, con sus pies descalzos y su cabello recogido. La sensación de ese lugar era tranquilo, lleno de paz y un aire muy puro que le calmaba los nervios, el miedo y la preocupación, dejándose llevar por la tranquilidad y acostándose nuevamente sintiendo el pasto y relajándose escuchando los sonidos de la naturaleza. De pronto olio olor a sangre, algo que la altero y la asusto al instante, levantándose con rapidez, todo era brillante pero luego se volvió oscuro. Se oían gritos de horror, el pasto estaba quemado y los arboles estaban cortados, era una pesadilla, literalmente una pesadilla. Su cuerpo reacciono en seguida para huir, el único problema es que no sabía a donde ni en donde estaba, entre más corría, más largo era el camino y más olor a quemado se sentía, si seguía de esa forma moriría quemada.
Solo fue de repente que se tropezó y sentía que no podía más, se mantuvo acostada por un largo rato, nunca pensó llegar a morir de una forma tan… rara. Ella todo lo sentía tan real, el olor a humo que la estaba matando y el dolor en su cuerpo. Solo fue en ese instante que vio una sombra de una persona acercándose a ella, algo que la asusto, tratando de levantarse para escapar, pero fue todo en vano porque aquel desconocido ya estaba encima de ella oliéndola y lambiéndola, la única reacción que tuvo elizabeth fue gritar pero cada vez que lo hacia tosía y no podía respirar bien, sintiéndose asfixiada. No podía ver al desconocido, solo miraba la silueta de un hombre que no dejaba ver su rostro y al no resistir más, se desmayó o eso fue lo que ella pudo creer.

Despertó de repente, tomo una balconada de aire y se levantó, estaba fuera de la casa con un poco de barro, sudando y con pijama, estaba echa todo un desastre. No entendió como llego ahí y tampoco como fue que su familia no se haya dado cuenta de que no estaba en su cama, pero a fin y al cabo entro a su casa de esa manera. Al entrar escucho a su madre gritar y tirar los platos con el desayuno, sus hermanas, padre y tía se la quedaron mirando sorprendidos y su madre la agarra del brazo para llevársela al baño para tomar una ducha.
-estas asquerosa hija, que paso contigo y ¿porque estabas afuera?- ya estaba llenando la bañera.
-pues no lo sé mamá, solo aparecí afuera y ya.
-ay elizabeth, yo me la conozco.
-es verdad.
-como sea, pero si vuelves a entrar de esa manera otra vez te acabo a pala ¿oíste?
-ok…

Hay más preguntas que respuestas.
Otra historia actualizada, ya casi llegara el momento del reencuentro ya casi :D pues ya estoy comenzando de nuevo con las actualizaciones de nuevo, ahí vamos con cuidado. Pues no los molesto más y me voy a hacer de las mías en otra parte.
Nos vemos.
De su tía palomera.

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⏰ Última actualización: Aug 20, 2021 ⏰

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LOBO MALDITO: la cacería de las bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora